[Officium] Dominica in Palmis [Rule] no Gloria Credo Prefatio=Quad5 Prelude Passio omit commemoratio [Prelude] !!Bendición de los ramos ! Cuando sea la hora, en el coro después de tercia, omitida la aspersión del agua bendita, se procede a la bendición de los ramos de palma, o de olivo, o de otra clase de árboles. El celebrante se reviste de amito, alba, cíngulo, estola y capa pluvial; los ministros sagrados de amito, alba y cíngulo; el subdiácono toma además la tunicela; el diácono, la estola y la dalmática. Los ramos, a no ser que ya los tengan los fieles en sus manos, se preparan sobre una mesa, cubierta con mantel blanco y colocada en un sitio conveniente del presbiterio de tal modo, sin embargo, que esté a la vista del pueblo. Todo debidamente dispuesto, el celebrante, junto con los ministros sagrados o ayudantes, hecha la debida reverencia al altar, se sitúa detrás de la mesa, mirando al pueblo. Entretanto se canta la siguiente antífona: _ !Antífona !Mt 21:9 Hosana al hijo de David: bendito el que viene en nombre del Señor, ¡Oh Rey de Israel!, hosana en las alturas. ! Luego el celebrante, estando con las manos juntas, bendice los ramos cantando en tono ferial: $Dominus vobiscum $Oremus v. Oh Dios, a quien es justo amar sobre todas las cosas, multiplica en nosotros los dones de tu inefable gracia: y pues que Tú has dado en la muerte de Tu Hijo la esperanza de aquello en que creemos, otórganos por la Resurrección el fin que deseamos. $Qui tecum _ _ ! El subdiácono canta la siguiente lectura, y el ministro besa la mano del sacerdote: !!Lectura Lectura del libro del Éxodo !Ex 15:27; 16:1-7 En aquellos días, pasaron los hijos de Israel a Elim; donde había doce manantiales de aguas, y setenta palmeras, y acamparon junto a las aguas. Partió de Elim toda la multitud de los hijos de Israél, y vino a parar en el desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el dia quince del segundo mes, después de la salida del país de Egipto. Y murmuró en aquel desierto contra Moisés y Aaron el pueblo de los hijos de Israel. A los cuales dijeron los hijos de Israel: ¡Ojalá hubiésemos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando estábamos sentados junto a las calderas de carne, y comíamos pan cuanto queríamos! ¿Por qué nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda la gente? Pero el Señor le dijo a Moisés: Voy a hacer que os llueva pan del cielo: salga el pueblo, y recoja lo que basta para cada dia: pues quiero probarle, a ver si se ajusta o no a mi ley. Mas el día sexto prevengan lo que han de reservar, y así cojan doble de lo que solían coger cada día. Entonces Moisés y Aaron dijeron a todos los hijos de Israel: Esta tarde conoceréis qne el Señor es quien os ha sacado de la tierra de Egipto, y mañana vereis brillar el poder del Señor. $Deo gratias _ _ ! El siguiente responsorio se canta como Gradual: !!Gradual !Jn 11:47-49, 50, 53 R. Entonces los pontífices y fariseos juntaron consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. Si le dejamos así, todos creerán en Él; * Y vendrán los romanos y arruinarán nuestra ciudad y la nación. V. En esto uno de ellos, llamado Caifás, que era el sumo pontífice aquel año, les dijo: «Os conviene que un hombre muera por el pueblo, y no perezca toda la nación». Desde aquel día no pensaban sino en hallar medio de hacerle morir, diciendo: * Y vendrán los romanos y arruinarán nuestra ciudad y la nación. _ ! O este: !Mt 26:39, 41 R. En el monte de los Olivos Él rogó a su Padre: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz: * El espíritu está pronto, mas la carne es débil. V. Velad y orad para no caer en la tentación. * El espíritu está pronto, mas la carne es débil. _ _ ! El Misal es trasladado al otro lado del altar. En las Misas Ordinarias, el sacerdote, postrándose en medio del altar, con las manos unidas, dice: v. Purificad mi corazón y mis labios, Dios omnipotente, que purificasteis los labios del Profeta Isaías con un carbón encendido, dignaos por vuestra bondad purificarme, a fin de que pueda dignamente anunciar vuestro Santo Evangelio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Bendecidme, Señor. El Señor esté en mi corazón y en mis labios para anunciar dignamente y como es debido su santo Evangelio. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ! El diácono canta el Evangelio con la ceremonia de la misa mayor. !!EVANGELIO Continuación ++ del Santo Evangelio según San Mateo R. Gloria a Ti, Señor. !Mt 21:1-9 En aquel tiempo: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”». Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!». R. Tuya es la alabanza, Cristo. S. Que las palabras del Evangelio nos libren de nuestros pecados. _ _ !!Bendición de los ramos ! The priest still standing at the epistle corner, sings: $Dominus vobiscum $Oremus v. Increase, O God, the faith of them that hope in Thee, and in Thy mercy hear the prayers of Thy suppliant people; let Thy multiplied mercy descend upon us, and may these branches of palm - olive - trees be blessed; and as in a figure of Thy Church Thou didst multiply Noah going forth from the ark, and Moses going out of Egypt with the children of Israel, so may we go forth to meet Christ with good works, bearing palms and olive branches; and enter through Him into everlasting joy; $Qui tecum V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V. Demos gracias al Señor nuestro Dios. R. Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias siempre y en todo lugar: Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno: Que pusiste la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que de donde salió la muerte, de allí renaciese la vida, y el que en un árbol venció, en un árbol fuese vencido: por Cristo, nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu Majestad, la adoran las Dominaciones y tiemblan las Potestades. Los Cielos y las Virtudes celestiales y los bienaventurados Serafines la celebran con el mismo júbilo. Te suplicamos, Señor, que con sus voces admitas también las nuestras, diciéndote con humilde confesión: ! Canta el coro: v. Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Llenos están cielo y tierra de Tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el Nombre del Señor. Hosanna en el cielo. _ _ $Dominus vobiscum $Oremus v. We beseech Thee, O holy Lord, almighty Father, everlasting God, that Thou wouldst vouchsafe to bless + and hallow + this creature of the olive tree, which Thou didst cause to shoot out of the substance of the wood, and which the dove when returning to the ark brought in its mouth: that whosoever shall receive it may find protection of soul and body; and that it may be to us, O Lord, a saving remedy and the sacred sign of Thy grace. $Per Dominum _ _ $Oremus v. O God, who dost gather what is dispersed abroad, and preserve what is gathered together; who didst bless the people who went forth to meet Jesus, bearing branches of palms; bless + likewise these branches of palm and olive, which Thy servants receive faithfully in honor of Thy Name; that into whatsoever place they shall be brought, those who dwell in that place may obtain Thy blessing, and all adversities being removed, Thy right hand may protect those who have been redeemed by our Lord Jesus Christ, Thy Son. $Qui tecum _ _ $Oremus v. O God, who, by the wonderful order of Thy disposition, hast been pleased to manifest the dispensation of our salvation even from things insensible: grant, we beseech Thee, that the devout hearts of Thy faithful may understand to their benefit what is mystically signified by the fact that on this day the multitude, taught by a eavenly illumination, went forth to meet their Redeemer, and strewed branches of palms and olive at His feet. The branches of palms, therefore, represent His triumphs over the prince of death; and the branches of olive proclaim, in a manner, the coming of a spiritual unction. For that pious multitude understood that these things were then prefigured; that our Redeemer, compassionating human miseries, was about to fight with the prince of death for the life of the whole world, and, by dying, to triumph. For which cause they dutifully ministered such things as signified in Him the triumphs of victory and the richness of mercy. And we also, with full faith, retaining this as done and signified, humbly beseech Thee, O holy Lord, Father almighty, everlasting God, through the same Jesus Christ our Lord, that in Him and through Him, whose members Thou hast been pleased to make us, we may become victorious over the empire of death, and may deserve to be partakers of His glorious Resurrection. $Qui vivis _ _ $Oremus v. O God, who by an olive branch didst command the dove to proclaim peace to the earth: hallow, we beseech Thee, by Thy heavenly blessing these branches of the olive and other trees; that they may profit all Thy people unto salvation. Through Christ our Lord. R. Amen. _ _ $Oremus v. Bendice, + Señor, te rogamos, estos ramos de palmas (u olivos u otros árboles), y haz que lo que tu pueblo practica hoy exteriormente para gloria tuya, lo cumpla espiritualmente con suma devoción, triunfando del enemigo, y amando de todo su corazón las obras de misericordia. $Per Dominum _ _ ! Here the celebrant puts incense into the thurible and sprinkles the palms thrice with holy water, reciting the anthem Asperges me without the psalm; then he incenses them thrice, and preceeds: $Dominus vobiscum $Oremus v. O God, who for our salvation didst send into this world Thy Son Jesus Christ our Lord, that He might humble Himself unto our state, and call us back to Thee; for whom also, as He entered into Jerusalem to fulfill the Scriptures, a multitude of faithful people, with zealous devotion, strewed their garments, with palm branches, in the way: grant, we beseech Thee, that we may prepare for Him the way of faith, from which the stone of offense and rock of scandal being removed, our works may flourish before Thee with branches of justice, that so we may be found worthy to follow His footsteps: $Qui tecum _ _ !!PUERI HEBRAEORUM ! Acabada la bendición, el de mayor grado acude al altar y entrega una palma al celebrante, que no se inclina ni besa su mano. El sacerdote reparte las palmas, primero a los sacerdotes, después a los laicos, que se arrodillan y besan la palma y la mano del celebrante. Entre tanto, el coro canta: !Antífona !Ps 12:13 Ant. Los hijos de los hebreos llevando ramos de olivo, salieron a recibir al Señor, diciendo en alta voz: Hosana en las alturas. _ !Otra antífona !Mt 21:8 y 9 Ant. Los hijos de los hebreos tendían sus mantos en el camino y clamaban diciendo: Hosanna al hijo de David; bendito el que viene en nombre del Señor. ! Se repite hasta que se dejen de repartir palmas. Entonces se dice: $Dominus vobiscum $Oremus v. Dios todopoderoso y eterno, que ordenaste que Nuestro Señor Jesucristo montase sobre una borrica, y enseñaste a la multitud a extender las palmas por el camino y a cantar Hosana en alabanza suya: otórganos, te pedimos, que podamos imitar su inocencia y merecer participar de su mérito. $Per eundem _ _ ! Tiene lugar la procesión: V. Podéis ir en paz. R. En nombre de Cristo, amén. ! Terminada la distribución de los ramos y quitada la mesa sobre la que estuvieron, el celebrante se lava las manos sin decir nada; sube luego al altar, lo besa en el medio y pone incienso en el incensario como de costumbre. El Diácono lleva el libro de los evangelios al altar y lo coloca sobre él y se hace todo como cuando en la misa se canta el evangelio. !Antífona !Mt 21:1-3, 7, 8, 9 v. En aquel tiempo: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”». Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!». _ !Antífona !Jn 12:12-13 v. Al dia siguiente una gran muchedumbre de gentes, que habian venido á la fiesta, habiendo oido que Jesús estaba para llegar a Jerusalén: Cogieron ramos de palmas, y salieron á recibirle, gritando: Este es el que viene para salvación del pueblo. Él es nuestra salvación, redención de Israel. ¡Cuánta grandeza ante quien Tronos y Dominaciones se inclinan! No temas, hija de Sión, mira que tu Rey viene sobre una borrica, como está escrito. Salve, oh Rey, Creador del mundo, que vienes a redimirnos. _ v. Seis días antes de la fiesta de la Pascua, vino Nuestro Señor a la ciudad de Jerusalén, los niños salieron a su encuentro. En sus manos llevaban palmas, y gritaban con gran voz: ¡Hosana en las alturas! Bendito tú, que vienes en la muchedumbre de tu misericordia. ¡Hosana en el cielo! _ v. El pueblo con flores y palmas sale a recibir al Redentor, y al vencedor triunfante rinde dignos obsequios. Cual Hijo de Dios le publican las gentes, y en alabanza de Cristo resuenan voces por los aires: Hosana en las alturas. _ v. A los Ángeles y a los niños agreguémonos con fe viva, cantando al triunfador de la muerte: Hosana en las alturas. _ v. Una gran multitud de pueblo que había acudido a la fiesta, clamaba al Señor: Bendito el que viene en nombre del Señor: Hosana en las alturas. _ _ ! Durante la procesión se canta el siguiente himno, repitiendo continuamente el pueblo los dos primeros versos. _ V. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ v. Tú eres el Rey de Israel, y de David ínclita prole: Rey bendito que viene en el nombre del Señor. R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ v. En las alturas te alaba toda la corte celestial. Y el Hombre mortal con todo lo creado. _ R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ v. El pueblo hebreo te sale a recibir con palmas: Y nosotros a Ti nos presentamos con preces, votos e himnos. _ R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ v. Aquellos te tributan loores, cuando habías de padecer: Nosotros te cantamos con dulces armonías, ahora que ya reinas. _ R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ v. Aquellos te agradaron, plázcate también nuestra devoción. Oh Rey bueno, Rey clemente, a quien todo lo bueno agrada. _ R. Gloria, alabanza y honor te sea dado, Rey Cristo Redentor: A quien los niños piadosamente clamaban: Hosana. _ _ ! El subdiácono llama tres vecer en la puerta con la cruz procesional. Al entrar la procesión en la iglesia y cuando el celebrante traspasa el umbral de las puertas de la iglesia, se canta la última antífona: !!RESPONSORIO v. Al entrar el Señor en la santa ciudad, los niños de los hebreos anunciando la resurrección de la vida, * Con ramos de palma clamaban: Hosana en las alturas. V. Habiendo oído el pueblo que Jesús venía a Jerusalén, salieron a recibirlo. * Con ramos de palma clamaban: Hosana en las alturas. _ ! No se dice el Gloria. Se celebra Misa, y todos tienen las palmas en sus manos mientras se canta la Pasión y el Evangelio. [Introitus] !Ps 21:20, 22 v. Señor, no dilates tu socorro, atiende a mi defensa; sálvame de la boca del león, y salva a mi pobre alma de las astas de los unicornios. !Ps 21:2 Dios mío, Dios mío, vuelve a mí tus ojos, ¿por qué me has desamparado? Las voces de mis pecados alejan de mí la salvación. v. Señor, no dilates tu socorro, atiende a mi defensa; sálvame de la boca del león, y salva a mi pobre alma de las astas de los unicornios. [Oratio] Omnipotente y Eterno Dios, que para ofrecer al género humano un ejemplo de humildad, ordenaste que nuestro Salvador se encarnase y muriese en la cruz, concédenos propicio seguir los ejemplos de paciencia que nos dio, y merecer participar de su Resurrección. $Per eumdem [Lectio] Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses !Fil 2:5-11 Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; (aquí se ponen todos de rodillas) de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. [Graduale] !Ps 72:24, 1-3 Tomaste mi mano derecha y me guiaste según tu voluntad, y me recibiste con gloria. V. ¡Cuán bueno es el Dios de Israel para los rectos de corazón! Casi vacilaron mis pies, por poco se extravían mis pasos, porque envidié a los malos, viendo la paz de los pecadores. _ !Tractus !Ps 21:2-9, 18-19, 22, 24, 32 Oh Dios, Dios mío. Vuelve a mí tus ojos; ¿por qué me has desamparado? V. Lejos están de Dios mi Salvador los gritos de mis pecados. V. Dios mío, clamaré durante el día y no me oirás: y durante la noche, y no hallo descanso. V. Pero Tú habitas en el lugar santo, oh gloria de Israel. V. En Ti esperaron nuestros padres, esperaron y los libraste. V. A Ti clamaron y fueron puestos en salvo: en Ti esperaron y no quedaron avergonzados. V. Mas yo soy gusano y no hombre, el oprobio de los hombres, y el desecho de la plebe. V. Todos los que me miraban, se burlaban de mí con palabras y con meneos de cabeza, diciendo: V. Esperaba en el Señor, que Él le libre, que le salve, puesto que le ama. V. Y se detuvieron a mirarme y a observarme; se repartieron entre sí mis vestidos y sortearon mi túnica. V. Líbrame de la boca del león, y salva a mi pobre alma de las astas de los unicornios. V. Vosotros que teméis al Señor, alabadle: hijos todos de Jacob, glorificadle. V. Se hablará al Señor de la generación venidera: y anunciarán los cielos su justicia. V. Al pueblo que ha de nacer, el cual es obra del Señor. [Evangelium] @:Evangelium1 @:Evangelium2 @:Evangelium3 @:Evangelium4 [Evangelium1] La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo !Matt 26:1-75; 27:1-66 [Evangelium2] En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Bien sabéis que de aquí a dos dias debe celebrarse la Pascua, y que el Hijo del hombre será entregado a muerte de cruz». Al mismo tiempo se juntaron los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados del pueblo, en el palacio del Sumo Pontífice, que se llamaba Caifás: Y tuvieron consejo para hallar medio como apoderarse con maña de Jesús, y hacerle morir. Y de miedo de que se alborotara el pueblo, decian: No conviene que se haga esto durante la fiesta. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, Se llegó a él una mujer con un vaso de alabastro, lleno de ungüento de gran precio, y derramólo sobre la cabeza de Jesús, el cual estaba a la mesa. Los discípulos al ver esto, lo llevaron muy a mal diciendo: ¿A qué fin ese desperdicio, Cuando se pudo vender esto en mucho precio, y darse a los pobres? Lo cual entendiendo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer, siendo buena, como es, la obra que ha hecho conmigo? Pues a los pobres los teneis siempre a mano; mas a mí no me tenéis siempre. Y derramando ella sobre mi cuerpo este bálsamo, lo ha hecho para disponer mi sepultura. En verdad os digo, que do quiera que se predique este Evangelio se celebrará también en memoria suya lo que acaba de hacer. 1Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a verse con los príncipes de los sacerdotes, y les dijo: ¿Qué queréis darme, y yo le pondré en vuestras manos? Y se convinieron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando coyuntura favorable para hacer la traición. El primer dia de los ázimos acudieron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te dispongamos la cena de la Pascua? Jesús les respondió: Id a la ciudad en casa de tal persona, y dadle este recado: El Maestro dice: Mi tiempo se acerca, voy a celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos. Hicieron los discípulos lo que Jesús les ordenó, y prepararon para la Pascua. Al caer de la tarde, púsose a la mesa con sus doce discípulos. Y estando ya comiendo, dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me hará traición. Y ellos, afligidos sobremanera, empezaron cada uno de por sí á preguntar: ¡Señor! ¿soy acaso yo? Y él en respuesta dijo: El que mete conmigo su mano en el plato, ese es el traidor. En cuanto al Hijo del hombre, él se marcha, conforme está escrito de él: pero ¡ ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre será entregado: mejor le fuera al tal si no hubiese jamás nacido! Y tomando la palabra Judas, que era el que le entregaba, dijo: ¿Soy quizá yo, Maestro? Y respondióle: Tú lo has dicho. Mientras estaban cenando, tomó Jesús el pan, y le bendijo, y partió, y diósele á sus discípulos, diciendo: Tomad, y comed: este es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dió gracias, y diósele, diciendo: Bebed todos de él. Porque esta es mi sangre del nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os declaro que no beberé ya mas desde ahora de este fruto de la vid, hasta el dia en que beba con vosotros en el reino de mi Padre. Y dicho el himno, salieron hácia el monte de los Olivos. Entonces díceles Jesús: Todos vosotros padeceréis escándalo por ocasión de mí esta noche. Por cuanto está escrito: Heriré al Pastor, y se descarriarán las ovejas del rebaño. Mas en resucitando yo iré delante de vosotros a Galilea. Pedro respondiendo, le dijo: Aun cuando todos se escandalizaren por tu causa, nunca jamás me escandalizaré. Replicóle Jesús: Pues yo te aseguro con toda verdad, que esta misma noche antes que cante el gallo, me has de negar tres veces. A lo que dijo Pedro: Aunque me sea forzoso el morir contigo, yo no te negaré. Eso mismo protestaron todos los discípulos. [Evangelium3] En aquel tiempo: Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió a los discípulos, los encontró dormidos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.» Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ese es: prendedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano y lo prendieron. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada: que todos los que empuñan espada, a espada morirán. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría enseguida más de doce legiones de ángeles. ¿Cómo se cumplirían entonces las Escrituras que dicen que esto tiene que pasar?». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como si fuera un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me prendisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las Escrituras de los profetas». En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que prendieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver cómo terminaba aquello. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Este ha dicho: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”». El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado». Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro; tú también eres de ellos, tu acento te delata». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y, saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces Judas, el traidor, viendo que lo habían condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos diciendo: «He pecado entregando sangre inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas de plata en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas de plata, dijeron: «No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor». Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?». Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?». Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con él». Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Sea crucificado». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Sea crucificado!». Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente, diciendo: «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!». Todo el pueblo contestó: «¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban, y meneando la cabeza, decían: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Igualmente, los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”». De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías». Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. !Aquí todos se arrodillan y se hace una breve pausa. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: «Verdaderamente este era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo; entre ellas, María la Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. [Evangelium4] Estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas en frente del sepulcro. _ v. Purificad mi corazón y mis labios, Dios omnipotente, que purificasteis los labios del Profeta Isaías con un carbón encendido, dignaos por vuestra bondad purificarme, a fin de que pueda dignamente anunciar vuestro Santo Evangelio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. D. Bendecidme, Señor. S. El Señor esté en mi corazón y en mis labios para anunciar dignamente y como es debido su santo Evangelio. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. _ v. Al dia siguiente, que era el de después de la preparación, acudieron juntos a Pilato los príncipes de los sacerdotes y los fariseos, diciendo: Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando todavía en vida, dijo: Después de tres dias resucitaré. Manda pues que se guarde el sepulcro hasta el tercero día: porque no vayan quizá sus discípulos, y le hurten, y digan a la plebe: Ha resucitado de entre los muertos: y sea el postrer engaño mas pernicioso que el primero. Respondióles Pilato: Ahí teneis la guardia, id, y ponedla como os parezca. Con eso yendo allá, aseguraron bien el sepulcro, sellando la piedra, y poniendo guardas. [Offertorium] !Ps 68:21-22 Oprobio y miseria esperó mi corazón: y aguardé que alguien se compadeciese conmigo, y no lo hubo; busqué quien me consolase, y no lo hallé; y me dieron hiel por comida, y en mi sed, me hicieron beber vinagre. [Secreta] Concédenos, Señor, te rogamos, que este don ofrecido a los ojos de tu Majestad, nos consiga la gracia de la devoción, y nos merezca alcanzar la eterna felicidad. $Per Dominum [Communio] !Mt 26:42 Padre, si no puede pasar este Cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. [Postcommunio] Por la virtud de este Sacramento, Señor, seamos purificados de nuestros vicios, y se cumplan nuestros justos deseos. $Per Dominum