[Officium] Sabbato post Cineres [Lectio1] Lección del santo Evangelio según San Mateo !Mc 6:47-56 v. En aquel tiempo: Llegada la noche, la barca estaba en medio del mar, y Jesús solo en tierra. Y lo que sigue. _ Homilía de San Beda, Venerable, Presbítero. !Libro 2, cap. 8 sobre el cap. 6 de San Marcos, t. 4. El trabajo de los discípulos en el gobierno de la nave, y el viento contrario, designan los trabajos de la santa Iglesia, que se esfuerza por llegar al reposo de la patria celestial en medio de las olas contrarias del siglo y de las embestidas de los espíritus inmundos. Se hace notar, que la nave estaba en medio del mar, y que Jesús estaba solo en la tierra, ya que no pocas veces la Iglesia, no sólo se halla afligida por las persecuciones de los gentiles, sino que perecería, si fuere posible, abandonada temporalmente por su Redentor. [Lectio2] He ahí aquella exclamación de la Iglesia, cuando, acosada por las olas y las tempestades de sus pruebas, pide auxilio y protección, gimiendo y clamando: “¿Por qué, Señor, te mantienes lejos de mí, desdeñándome en la necesidad y la tribulación?” Aprópiase las palabras del enemigo con los siguientes versículos del mismo Salmo: “Porque él dice para sí: Dios todo lo olvida, y vuelve su rostro para no ver nunca nada”. [Lectio3] Con todo, “Él no olvida la oración de los pobres”, ni aparta su rostro de los que esperan en Él, antes por el contrario ayuda a los que pelean a fin de que puedan vencer, y corona a los vencedores. Por lo cual aquí se dice manifiestamente que vio a sus discípulos mientras se fatigaban remando. Les vio el Señor trabajando en el mar, aunque Él estaba en tierra. Porque si bien parece que de momento difiere el auxiliar a los atribulados, con todo, no deja de fortalecerlos con su mirada para que no desfallezcan en las tribulaciones. Y aun algunas veces les socorre manifiestamente, como si Él anduviese sobre las aguas y calmase las olas tempestuosas. [Ant 2] Cada día * me buscan y quieren saber mis caminos. [Oratio 2] Atiende, Señor, a nuestras súplicas, y concédenos que celebremos con devota obediencia este solemne ayuno, instituido para salud de los cuerpos y de las almas. $Per Dominum