[Officium] Feria Quinta infra Hebdomadam IV in Quadragesima [Lectio1] Lectura del santo Evangelio según San Lucas !Lc 7:11-16 En aquel tiempo: Jesús iba camino de la ciudad de Naím, y con Él iban sus discípulos y mucho gentío. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Libro 5 de los Cometarios sobre el cap. 7 de San Lucas, después del principio. Este pasaje evangélico se refiere a una doble gracia. Tiene por objeto manifestarnos cuán prestamente la misericordia divina se deja conmover por los lamentos de una madre viuda, de una viuda, cuyo decoro y cuyos méritos se manifiestan en la multitud que la acompaña en las exequias. En esta viuda, más que una simple mujer rodeada de una gran multitud, que mereció con sus lágrimas la resurrección de su único hijo, nos muestra la imagen de la Iglesia, que, con sus lágrimas, consigue llamar del sepulcro, para restituirlo a la vida, a un joven pueblo, por quien no le es lícito llorar, por haberle sido prometida su resurrección. [Lectio2] Este difunto era llevado al sepulcro en un féretro por los cuatro elementos materiales; pero esperaba la resurrección porque lo llevaban en un féretro de madera. Ésta, después que estuvo en contacto con Jesús empezó a sernos útil para la vida. El pueblo había de recibir la salud mediante el patíbulo de la cruz. Los conductores de difuntos, que impulsaban al cuerpo humano a su disolución, habiendo oído la palabra de Dios, se detuvieron. Y nosotros, ¿no yacemos inanimados en el féretro mortuorio, es decir, sobre el instrumento de las postreras pompas fúnebres cuando nos abrasa el fuego de la inmoderada concupiscencia, o se apodera de nosotros el frío de la indiferencia, o el vigor del alma es oprimido por el peso de este cuerpo terrestre y perezoso? He aquí los portadores que nos llevan a la tumba. [Lectio3] Mas, aunque los últimos obsequios tributados a un muerto hayan privado de toda esperanza de vida, y los cuerpos de los difuntos se hallen ya cerca del sepulcro, con todo, a la palabra de Dios, los cadáveres vuelven a la vida. Recobran la voz; un hijo es devuelto a su madre; se levanta del féretro y es arrebatado al sepulcro. ¿Cuál es este féretro sino tus malas costumbres? Tu féretro es tu perfidia; es tu boca: “Sepulcro abierto es la boca” de los que profieren palabras de muerte. De este sepulcro te libra Cristo; de él saldrás si escuchas la palabra de Dios. Y si el pecado es tan grave, que tú mismo no lo puedes lavar con las lágrimas de la penitencia, llore por ti tu madre la Iglesia, ella, que interviene en favor de cada uno de sus hijos como la madre viuda en favor de su hijo único. [Ant 2] Iba Jesús * camino de una ciudad llamada Naín. Sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre. [Oratio 2] Dios todopoderoso, concédenos encontrar la alegría santa en la práctica voluntaria de la penitencia, para que, desligados de los afectos terrenos, comprendamos mejor las cosas del cielo. $Per Dominum [Ant 3] Un gran profeta * ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. [Oratio 3] ¡Oh Dios, creador y guía de tu pueblo!, rompe el asedio en que nos tienen nuestros pecados, para que siempre te sirvamos y gocemos seguros de tu protección. $Per Dominum