[Officium] Feria Secunda infra Hebdomadam III in Quadragesima [Lectio1] Lectura del santo Evangelio según san Lucas !Lc 4:23-30 En aquel tiempo: Dijo Jesús a los fariseos: Sin duda que me aplicaréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo; todas las grandes cosas que hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlas también aquí en tu patria. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Libro 4 sobre el cap. 4 de San Lucas, después del medio. La envidia hacia Jesús de sus conciudadanos, les hizo olvidar el afecto que suelen profesarse las personas de un mismo lugar, y trocó en odio los motivos para amarle. No esperemos el auxilio de la celestial misericordia, si envidiamos la virtud de nuestros hermanos. El Señor rechaza a los envidiosos, y niega sus milagros a los que persiguen con odio secreto los beneficios divinos otorgados a los demás; el Señor en su humanidad, manifiesta su divinidad, haciéndonos patentes sus secretos invisibles por las cosas visibles. [Responsory1] R. Llevad de aquí con vosotros presentes, y presentaos al señor de la tierra, y cuando estéis en su presencia, veneradle postrados en tierra: * Ojalá el Dios mío os le depare propicio, y deje volver con vosotros a este vuestro hermano, y aquel que tiene prisionero, V. Tomad de los mejores frutos de la tierra en vuestras vasijas, y ofreced presentes al Señor. R. Ojalá el Dios mío os le depare propicio, y deje volver con vosotros a este vuestro hermano, y aquel que tiene prisionero. [Lectio2] Se excusa el Salvador de no realizar ningún milagro en su patria, por si alguno pensase que habíamos de tener en poco el amor a la patria. No podía no amar a sus conciudadanos aquel que amaba a todos. Ellos se privaron de este amor, dejándose llevar de la envidia. “En verdad os digo, había muchas viudas en los días de Elías”. Llama días de Elías porque fueron testigos de sus actos, o porque este profeta hacía brillar el día a los ojos de aquellos que en sus obras veían la luz de la gracia espiritual, y se convertían al Señor. Se abría el cielo a los que consideraban los divinos y eternos misterios; se cerraba y sobrevenía el hambre cuando ningún deseo tenían del conocimiento de la divinidad. Ya tratamos esto al habar de las viudas. [Responsory2] R. ¿Este es vuestro hermano menor de quien me habíais hablado? Dios se compadezca de ti, hijo mío. * Se retiró apresuradamente a su casa, y lloró; porque se le saltaban las lágrimas, y no se podía contener, V. Levantando José los ojos, vio a Benjamín de pie y se le conmovieron las entrañas a causa de su hermano. R. Se retiró apresuradamente a su casa, y lloró; porque se le saltaban las lágrimas, y no se podía contener. [Lectio3] Existían en Judea muchos leprosos en tiempo del profeta Eliseo, y solo fue curado Naamán Siró. El Señor nos instruye y exhorta al deseo del culto de Dios, ya que se nos dice que sanó de la lepra corporal aquel que con religiosa piedad procuró la salud. Los dones divinos no se comunican a los negligentes, sino a los que proceden con solicitud. Aquella viuda a la que fue enviado Elías, era símbolo de la Iglesia. Fue el pueblo (hebreo) el que primero formó la Iglesia, pero para ceder el lugar a otro pueblo compuesto de naciones extranjeras. Este pueblo se hallaba manchado con la lepra, degenerado antes de recibir la regeneración en el místico baño; pero una vez purificado de las manchas del cuerpo y del alma mediante el bautismo, no es ya un leproso, sino como una virgen inmaculada y sin arruga alguna. [Responsory3] R. Dijo José a sus once hermanos: Yo soy José, a quien vendisteis en Egipto. ¿Aún vive nuestro anciano padre? * Id; conducidle a mí, para que pueda vivir, V. Hace dos años que empezó el hambre en la tierra, y aún restan cinco años, durante los cuales ni será posible arar ni segar. R. Id; conducidle a mí, para que pueda vivir. &Gloria R. Id; conducidle a mí, para que pueda vivir. [Ant 2] Os aseguro * que ningún profeta es bien mirado en su tierra. [Oratio 2] Te suplicamos, Señor, que benignamente infundas tu gracia en nuestros corazones, para que así como nos abstenemos de los manjares carnales, así también apartemos nuestros sentidos de todo exceso pernicioso. $Per Dominum [Ant 3] Pero Jesús se abrió paso * entre ellos, y se alejaba. [Oratio 3] Ayúdanos, Señor, con tu misericordia, y líbranos con tu poder del peligro a que nos llevan nuestros pecados, para que así alcancemos la salvación. $Per Dominum