[Officium] Feria Sexta Quattuor Temporum Quadragesimæ [Lectio1] Lectura del santo Evangelio según San Juan !Jn 5:1-15 En aquel tiempo: Siendo la fiesta de los Judíos, partió Jesús a Jerusalén. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 17 sobre San Juan, después del principio. Veamos qué quería significar el Señor en aquel paralítico, el único enfermo a quien entre tantos quiso curar, guardando el misterio de la unidad. El número de años desde que aquel hombre enfermó denota enfermedad: “hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”. Por qué razón este número pertenece más bien a la enfermedad que a la salud, vamos a exponerlo detenidamente. El sagrado número de cuarenta se nos indica como significando alguna perfección. Lo atestiguan con mucha frecuencia las divinas Escrituras. Este número fue consagrado por el ayuno, ya que Moisés ayunó cuarenta días y Elías otros tantos. Y nuestro mismo Señor y Salvador Jesucristo, ayunó durante este espacio de tiempo. Por Moisés se significa la Ley; por Elías son designados los Profetas, y por el Señor se indica el Evangelio. Por esto en aquel monte en que se mostró a sus discípulos resplandeciendo en su rostro y en sus vestidos, aparecieron los tres. Jesucristo se mostró en medio de Moisés y de Elías, para significar que el Evangelio estaba confirmado por la Ley y los Profetas. [Lectio2] En la Ley, en los Profetas y en el Evangelio, el número cuarenta es consagrado por el ayuno. El gran ayuno, el que obliga a todos, consiste en abstenerse de toda iniquidad y de los placeres ilícitos del siglo, que es el perfecto ayuno, según leemos en el Apóstol: “De suerte que renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos sobria, justa y religiosamente en este siglo”. En el presente siglo celebramos como una cuaresma de abstinencia, cuando vivimos bien, cuando nos privamos de los placeres ilícitos; mas porque esta abstinencia no carecerá de recompensa, “aguardamos aquella bienaventurada esperanza, y la revelación de la gloria del gran Dios y nuestro Salvador Jesucristo”. Cuando esta esperanza se cambiará en realidad, recibiremos como en recompensa un denario. A la verdad, la misma recompensa se da a los que trabajan en la viña, según nos enseña el Evangelio. Se da, pues, como recompensa un denario, y éste recibe su nombre del número diez, el cual, sumado al número cuarenta, forma el número cincuenta. Por lo cual, celebramos laboriosamente, antes de la Pascua, el período cuadragesimal, pero después, festejamos con alegría la santa cincuentena, como si ya hubiésemos recibido la recompensa. [Lectio3] Os he hablado del número treinta y ocho al tratar de aquel enfermo. Ahora quiero demostraros que el número treinta y ocho es más propio de la enfermedad que de la salud. La caridad es el cumplimiento de la Ley, y que para la plenitud de la Ley en todas las obras, está indicado el número cuarenta. La caridad se contiene en dos preceptos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas; y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos preceptos está contenido todo lo que enseñaron la Ley y los Profetas. Con rázón la viuda del Evangelio dio dos monedas como limosna; el posadero recibió dos monedas para que curara al que hirieron unos ladrones; Jesús permaneció dos días con los Samaritanos para confirmarlos en la caridad. Siempre que alguna buena obra se presenta bajo este número dos, se nos recomienda el precepto de la caridad. Si el número cuarenta tiene la perfección de la ley, y ésta se cumple con la observancia del doble precepto de la caridad, ¿debe sorprendernos que estuviese enfermo quien carecía de dos para llegar a cuarenta? [Ant 2] Un ángel del Señor * bajaba del cielo a la piscina y removía el agua, y uno quedaba curado. [Oratio 2] Sé, ¡oh Señor! propicio a tu pueblo, y favorécele con el auxilio de tu gracia, ya que haces que te sea devoto. $Per Dominum [Ant 3] El que me ha curado * es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar. [Oratio 3] Dios de misericordia, escúchanos; y lleva a nuestro espíritu la luz de tu gracia. $Per Dominum