[Officium] Dominica I in Quadragesima [Ant 1] Llamarás al Señor * y te escuchará. Gritarás y te dirá: Aquí estoy. [Oratio] ¡Oh Dios, que año tras año purificas a tu Iglesia con las prácticas cuaresmales!; concede a tu familia santa que manifieste en caridad lo que espera conseguir de ti con la abstinencia. $Per Dominum [Lectio1] De la Epístola segunda del Apóstol S. Pablo a los Corintios. !2 Cor 6:1-10 1 Cooperando, pues, con Él, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios, 2 porque dice: “En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te ayudé.” Este es el tiempo propicio, éste el día de la salud. 3 Por nuestra parte, en nada damos motivo alguno de escándalo, para que no sea vituperado nuestro ministerio, 4 sino que en todo nos mostramos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, 5 en azotes, en prisiones, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos, 6 en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en caridad sincera, 7 en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de justicia ofensivas y defensivas, 8 en honra y deshonra, en mala o buena fama; cual seductores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo bien conocidos; 9 cual moribundos, bien que vivamos; cual castigados, mas no muertos; 10 como tristes, pero siempre alegres; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, poseyéndolo todo. [Responsory1] R. Llegado es ahora el tiempo favorable, llegado es ahora el día de la salvación; portémonos con mucha paciencia, practicando numerosos ayunos. * Con las armas de la justicia de la fortaleza de Dios. V. En todo portémonos como los ministros de Dios, con mucha paciencia, con muchos ayunos. R. Con las armas de la justicia de la fortaleza de Dios. [Lectio2] !2 Cor 6:11-16 11 Os abrimos, oh corintios, nuestra boca, ensanchamos nuestro corazón; 12 no estáis al estrecho en nosotros, lo estáis en vuestras entrañas; 13 pues para corresponder de igual modo, como a hijos os hablo, ensanchaos también vosotros. 14 No os unáis en yunta desigual con los infieles. ¿Qué consorcio hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunidad entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Qué concordia entre Cristo y Belial? ¿Qué parte del creyente con el infiel? 16 ¿Qué concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios vivo, según Dios dijo: “Yo habitaré y andaré en medio de ellos y seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. [Responsory2] R. En todo portémonos como ministros de Dios con mucha paciencia: * A fin de que nuestro ministerio no sea vituperado, V. Llegado es ahora el tiempo favorable, llegado es ahora el día de la salvación: portémonos con mucha paciencia. R. A fin de que nuestro ministerio no sea vituperado. [Lectio3] !2 Cor 7:4-9 4 Tengo mucha confianza con vosotros; tengo en vosotros grande motivo de gloria, estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones. 5 Pues aun llegados a Macedonia, no tuvo nuestra carne ningún reposo, sino que en todo fuimos atribulados, luchas por fuera, por dentro temores. 6 Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito: 7 y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él tuvo por causa vuestra, al anunciarnos vuestra ansia, vuestro llanto y vuestro celo por mí, con lo que creció más mi gozo. 8 Porque si con la epístola os entristecí, no me pesa. Y si estaba pesaroso viendo que aquella carta, aunque por un momento, os había contristado, 9 ahora me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque os entristecisteis para penitencia. [Responsory3] R. Los sacerdotes rogarán con ayunos y lágrimas, diciendo: * Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no permitas que se pierda tu heredad. V. Los sacerdotes llorarán entre el vestíbulo y el altar, diciendo. R. Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no permitas que se pierda tu heredad. &Gloria R. Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no permitas que se pierda tu heredad. [Lectio4] Sermón de San León, papa. !Sermo 4 de Quadragesima Habiéndoos de predicar, carísimos, el sacratísimo y máximo ayuno, ¿qué exordio más apropiado que el que me proporcionan las palabras del Apóstol, por cuya boca hablaba el mismo Jesucristo, repitiendo lo que se os ha leído: “He aquí el tiempo aceptable, he aquí los días de salud”? Si bien es cierto que no existe tiempo alguno que no esté lleno de mercedes divinas, y que siempre la gracia de Dios nos facilita el acceso a su misericordia, con todo ahora, en que el recuerdo de aquel día en que fuimos redimidos nos invita, es conveniente que nuestras almas sean estimuladas a espiritual aprovechamiento y confianza. Así celebraremos el más excelente de los misterios, el de la pasión del Señor, con pureza de alma y de cuerpo. [Responsory4] R. Reparemos, obrando mejor, lo que hubiéremos pecado por ignorancia: no sea que sobrecogidos de repente por el día de la muerte, busquemos tiempo para la penitencia y no podamos hallarle. * Atiende, Señor, y compadécete, porque hemos pecado contra ti. V. Ayúdanos, oh Dios Salvador nuestro, y líbranos, Señor, por la gloria de tu nombre. R. Atiende, Señor, y compadécete, porque hemos pecado contra ti. [Lectio5] Tan gran misterio merece incesante devoción y continua reverencia, y deberíamos permanecer en la presencia de Dios cual conviene que nos hallemos en la festividad de Pascua. Es esta fortaleza patrimonio de pocos: la observancia más austera se afloja por la flaqueza de la carne; con las ocupaciones de la presente vida, sucede necesariamente que el polvo mundano mancha incluso a las almas religiosas. Ha sido utilísima para nuestra salvación esta institución divina que, por medio de los ejercicios de cuarenta días, nos ayuda a recobrar la pureza de nuestras almas, reparando por medio de obras piadosas y castos ayunos las faltas de lo restante del año. [Responsory5] R. Abandone el impío su camino, y el inicuo sus designios, y conviértase al Señor, y se compadecerá de él. * Ya que nuestro Señor Dios es bondadoso y misericordioso y generosísimo en perdonar, V. El Señor no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. R. Ya que nuestro Señor Dios es bondadoso y misericordioso y generosísimo en perdonar. [Lectio6] Al entrar en estos días misteriosos, instituidos para purificar las almas y los cuerpos, procuremos obedecer al Apóstol, preservándonos de cuanto pueda manchar la carne y el espíritu, a fin de que el alma, que por voluntad de Dios debe gobernar el cuerpo, consiga su dominación. No dando a nadie motivo de ofensa, nos libremos de ser objeto de los vituperios de los calumniadores. Y a la verdad, seríamos justamente reprendidos por los infieles; y por nuestras perversas acciones las lenguas impías se armarían contra la religión, si las costumbres de los que ayunan estuvieran en pugna con la pureza de una perfecta continencia. Pues la perfección del ayuno no consiste solamente en la abstinencia del manjar. No se priva fructuosamente al cuerpo del manjar, si el alma no se aparta de las obras malas. [Responsory6] R. El tiempo del ayuno nos ha abierto las puertas del Paraíso; recibámoslo orando y suplicando: * Para que en el día de la resurrección nos gloriemos en el Señor, V. En todo mostrémonos como ministros de Dios con mucha paciencia. R. Para que en el día de la resurrección nos gloriemos en el Señor. &Gloria R. Para que en el día de la resurrección nos gloriemos en el Señor. [Lectio7] Lecutra del santo Evangelio según San Mateo !Mt 4, 1-11. En aquel tiempo: Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para que fuese tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre. Y lo que sigue. _ Homilía de San Gregorio, Papa. !Homilía 16 sobre los Evangelios. Pregúntanse algunos cuál fue el espíritu que condujo al Señor al desierto. Y lo que les mantiene perplejos es lo que el santo Evangelio dice: “Llevole el diablo a la santa ciudad”; “Le subió a un monte muy alto”. Pero la opinión más razonable es la que cree que fue conducido al desierto por el Espíritu Santo, a fin de que allí le condujera su Espíritu en donde le pudiese hallar el espíritu maligno para tentarle. Que Dios-Hombre fue llevado por el diablo a la ciudad santa, o subido a una montaña, la mente rehuye creerlo, y los oídos humanos se espantan al escucharlo. Es creíble, si pensamos en tantas otras cosas que en Él se cumplieron. [Responsory7] R. Rasgad vuestros corazones, y no vuestros vestidos, y convertíos al Señor Dios nuestro: * Puesto que es benigno y misericordioso, V. Deje el impío su camino, y el varón perverso sus pensamientos, y vuélvase al Señor, y se compadecerá de él. R. Puesto que es benigno y misericordioso. [Lectio8] El diablo es el príncipe de los malvados. ¿Acaso Pilato no fue miembro del diablo, y los Judíos que persiguieron a Cristo, y los soldados que le crucificaron? ¿Qué tiene de extraño que permitiese que el demonio le condujera a un monte, si después había de permitir que sus secuaces le crucificaran? No es indigno de nuestro Redentor el ser tentado, ya que había venido para ser crucificado. Era muy justo que con sus tentaciones venciese las nuestras, así como había venido para triunfar de nuestra muerte con la suya. [Responsory8] R. Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres y peregrinos acógelos en tu casa. * Si esto haces, amanecerá tu luz como la aurora, y delante de ti irá tu justicia, V. Cuando vieres al desnudo, cúbrelo, y no desprecies tu carne. R. Si esto haces, amanecerá tu luz como la aurora, y delante de ti irá tu justicia. [Lectio9] La tentación obra de tres modos: por la sugestión, la delectación y el consentimiento. Nosotros nos dejamos arrastrar hasta la delectación y hasta el consentimiento. Formados de carne pecadora, llevamos en nosotros el enemigo contra el cual hemos de luchar. Mas Dios, habiéndose encarnado en el seno de la Virgen, vino al mundo sin pecado, y no tenía en sí mismo principio alguno que le obligase a la lucha. Pudo ser tentado por sugestión, pero su alma no pudo ser manchada por la delectación. Aquella tentación diabólica fue exterior, no interior. [Responsory9] R. Él mandó a sus Ángeles que cuidasen de ti, los cuales te guardarán en cuantos pasos dieres. * Te llevarán en las palmas de sus manos, no sea que tropiece tu pie en alguna piedra, V. Andarás sobre áspides y basiliscos, y hollarás los leones y dragones. R. Te llevarán en las palmas de sus manos, no sea que tropiece tu pie en alguna piedra. &Gloria R. Te llevarán en las palmas de sus manos, no sea que tropiece tu pie en alguna piedra. [Ant Laudes] ¡Oh Dios!, * crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. Señor, * danos la salvación. Señor, danos prosperidad. Toda mi vida * te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Recíbenos, Señor, * con espíritu humillado y corazón contrito. Recibe también el sacrificio que hoy te ofrecemos, de manera que te sea grato. Alabad a Dios, * cielos y todas las aguas. [Capitulum Laudes] !2 Cor 6:1-2 v. Hermanos: Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque Él dice: En el tiempo de la gracia te escucho; en el día de la salvación te ayudo. $Deo gratias [Versum 2] @:Versum 1 [Ant 2] Jesús fue llevado * al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. [Ant Prima] Jesús, * después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. [Ant Tertia] Entonces el diablo * le lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo. [Ant Sexta] No sólo de pan * vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. [Capitulum Sexta] !2 Cor 6:2-3 v. Ahora es el tiempo de la gracia; ahora es el día de la salvación. Nunca damos un paso en falso, para que no se desacredite nuestro servicio. $Deo gratias [Ant Nona] Al Señor tu Dios * adorarás y a Él solo darás culto. [Capitulum Nona] !2 Cor 6:9-10 v. Nos dan suplicio sin llegar a matarnos; nos tienen por gente triste, y estamos siempre alegres; por pobres, y enriquecemos a muchos; por indigentes, y lo poseemos todo. $Deo gratias [Ant 3] Ahora es el tiempo * de la gracia; ahora es el día de la salvación. Nos acreditamos en todo como servidores de Dios, con mucho aguante, con ayunos, con amor sincero.