[Officium] Dominica VII Post Pentecosten [Ant 1] El sacerdote Sadoc * y el profeta Natán ungieron rey a Salomón, y llenos de alegría exclamaron: ¡Viva el rey por siempre! [Oratio] ¡Oh Dios, cuya providencia es infalible en sus designios!; te pedimos que apartes de nosotros el mal, y nos concedas siempre tu ayuda. $Per Dominum [Lectio1] Empieza el Libro Tercero de los Reyes. !1 Reyes 1:1-4 1 El rey David era ya viejo y entrado en años; lo cubrían con mantas, pero no entraba en calor. 2 Sus servidores le dijeron: “Que se busque para el rey mi señor una joven virgen que sirva al rey y sea su doncella; que duerma sobre tu pecho y el rey mi señor entrará en calor.” 3 Buscaron una muchacha hermosa por todos los términos de Israel; encontraron a Abisag la sunamita, y la llevaron al rey. 4 La joven era extraordinariamente hermosa; era su doncella y le servía, pero el rey no intimó con ella. [Lectio2] !1 Reyes 1:5-8 5 Adonías, hijo de Jaguit, se jactaba diciendo: “Yo he de ser el rey.” Se procuró carros y caballos y una escolta de cincuenta hombres que desfilaban ante él. 6 Su padre nunca le había disgustado preguntándole: “¿Por qué obras de esta o de aquella manera?” Adonías tenía también buena prestancia y era más joven que Absalón. 7 Entabló negociaciones con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, quienes apoyaban a Adonías. 8 En cambio, el sacerdote Sadoc, Benaías, hijo de Joadá, el profeta Natán, Semeí, el amigo del rey y los valientes de David no tomaron parte a favor de Adonías. [Lectio3] !1 Reyes 1:11-15 11 Natán dijo entonces a Betsabé, madre de Salomón: “¿No has oído que Adonías, hijo de Jaguit, se ha erigido en rey sin que David nuestro señor lo sepa? 12 Ve ahora mismo, te daré un consejo para que pongas a salvo tu vida y la vida de tu hijo Salomón. 13 Ve y entra donde el rey David y dile: Rey mi señor, ¿no juraste a tu sierva: Tu hijo Salomón será quien reine después de mí y se siente en mi trono? ¿Entonces, por qué Adonías se ha erigido en rey? 14 Mientras estés hablando allí con el rey, entraré detrás de ti y corroboraré tus palabras.” 15 Betsabé entró donde el rey, en la alcoba. [Lectio4] De la Carta de San Jerónimo, Presbítero, a Nepociano. !Epístola 2, vol. 1. David, con setenta años, tan belicoso en otro tiempo, sentíase tan abatido por el frío, que le era imposible entrar en calor. Buscáronle una doncella israelita, Abisag, que habitase con él y le reanimase. ¿Quién es esta Sunamita, esposa y virgen a la vez, tan ardorosa que comunique su ardor al rey, y tan santa que no despierte en él pasión alguna? Diga el sapientísimo Salomón, amigo de la paz, en qué halló su padre, rey guerrero, sus delicias: “Procura adquirir la sabiduría, alcanzar la prudencia, y no te olvides ni apartes de las palabras de mi boca. No abandones la sabiduría, porque ella será tu protectora; ámala, y ella será tu salvación. El principio de la sabiduría es trabajar para adquirirla. A costa de lo que posees, procura adquirir la prudencia; esfuerzate para alcanzarla, y ella te ensalzará; te llenará de gloria cuando la estreches en tus brazos. Añadirá adornos a tu cabeza, y ceñirá tus sienes con esclarecida Corona.” [Lectio5] Las energías del cuerpo se enervan en los ancianos; mientras la sabiduría aumenta en ellos, todo lo demás decrece: los ayunos, las vigilias, el dormir en el duro suelo, el acudir incansablemente a todas partes, el ejercicio de la hospitalidad, el amparar a los pobres, la oración frecuente y perseverante, las visitas a los enfermos, el trabajo manual consagrado a la limosna; todas las actividades corporales decrecen a medida que se debilita el cuerpo. [Lectio6] No digo que los jóvenes que deben su ciencia al trabajo y a un estudio asiduo, como también a una vida santa y al hábito de orar a nuestro Señor Jesucristo, permanezcan fríos ante la sabiduría, y que su culto no languidezca en muchos viejos. Sí digo que el adolescente tiene que sostener muchas luchas, y que, en medio de los atractivos del vicio y de las tentaciones de la carne, la sabiduría, como el fuego debajo de leña verde, se halla ahogada y no puede lanzar su llama. En cambio, el que, al formarse en las artes liberales, medita día y noche la ley del Señor, se hace más docto con los años, más apto con el ejercicio, más prudente, y, en sus días avanzados, recoge los frutos más dulces de sus anteriores estudios. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según San Mateo. !Mt 7:15-21 En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Guardaos de los falsos profetas que se os presentan vestidos con piel de oveja, mas por dentro son lobos voraces. Y lo que sigue. _ Homilía de San Hilario, Obispo. !Comentario sobre San Mateo, cap. 6. No hemos de estimar a uno por su modo de hablar, sino por su modo de obrar; porque con frecuencia bajo la piel de oveja se oculta la ferocidad del lobo. Así como las espinas no producen uvas, ni los cardos higos, ni los árboles malos dan buenos frutos así nos enseña el Señor que la realidad de las buenas obras no consiste en esas maneras externas, y que por tanto, todos deben ser reconocidos por sus frutos. Porque las palabras deferentes no bastan a conquistar el reino de los cielos, ni el que dice: “Señor, Señor”, será por eso su heredero. [Lectio8] ¿Qué mérito hay en llamar al Señor “Señor”? ¿No lo sería si no le llamáramos así? ¿Y qué santidad denota el pronunciar este nombre, cuando el camino del reino celestial se halla en cumplir la voluntad de Dios? “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿acaso no hemos profetizado en tu nombre?” Condena el Señor la mala fe de los falsos profetas y las simulaciones de los hipócritas que hacen consistir toda su gloria en la virtud de la palabra, en la predicación de la doctrina, en la expulsión de los demonios o en otras obras de este género. [Lectio9] En esto se apoyan para prometerse el reino de los cielos, como si lo que dicen o hacen fuese propio suyo, y no lo perfeccionase el poder de Dios debidamente implorado; como si su ciencia no la sacasen de las divinas enseñanzas; y el nombre de Cristo el que expulsa a los demonios. Para merecer la eterna felicidad hemos de poner de nuestra parte, aspirando a hacer el bien, evitando el mal y obedeciendo de todo corazón a los divinos preceptos; logrando así que Dios nos tome en consideración; pero para esto no es necesario hacer todo lo que Él quiere, más que jactarnos de lo que Él puede, ya que repudia y rechaza a los que se hacen indignos por sus malas obras. &teDeum [Ant 2] ¡Cuidado * con los falsos profetas, que se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces! Por sus frutos los conoceréis. Aleluya. [Ant 3] Un árbol sano * no puede dar frutos malos, ni un árbol enfermo dar frutos buenos. Todo árbol que no da fruto bueno se corta y se echa al fuego. Aleluya.