[Officium] Dominica VI Post Pentecosten [Ant 1_] Perdona, Señor, * la iniquidad de tu siervo, porque he obrado como un insensato. [Oratio] ¡Oh Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto!; infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. $Per Dominum [Lectio1] Del Libro Segundo de los Reyes. !2 Sam 12:1-4 1 Envió Yahvé a Natán donde David, y llegando a él le dijo: “Había dos hombres en una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre. 2 El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia; 3 el pobre no tenía más que una corderilla, sólo una, pequeña, que había comprado. Él la alimentaba y ella iba creciendo con él y sus hijos, comiendo su pan, bebiendo en su copa, durmiendo en su seno igual que una hija. 4 Vino un visitante donde el hombre rico, y, dándole pena tomar su ganado, sus vacas y sus ovejas, para dar de comer a aquel hombre llegado a su casa, tomó la ovejita del pobre y dio de comer a aquel hombre llegado a su casa.” [Lectio2] !2 Sam 12:5-9 5 David se encendió en gran cólera contra aquel hombre y dijo a Natán: “¡Vive Yahvé! que merece la muerte el hombre que tal hizo. 6 Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión.” 7 Entonces Natán dijo a David: “Tú eres ese hombre. Así dice Yahvé, Dios de Israel: Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de Saúl. 8 Te he dado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas. 9 ¿Por qué has menospreciado a Yahvé haciendo lo que le parece mal? Has matado a espada a Urías el hitita, has tomado a su mujer por mujer tuya y lo has matado por la espada de los amonitas. [Lectio3] !2 Sam 12:10-16 10 Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya. 11 Así habla Yahvé: Haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti. Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a otro que se acostará con tus mujeres a la luz de este sol. 12 Pues tú has obrado en lo oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la luz del sol.” 13 David dijo a Natán: “He pecado contra Yahvé.” Respondió Natán a David: “También Yahvé ha perdonado tu pecado; no morirás. 14 Pero por haber ultrajado a Yahvé con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.” 15 Y Natán se fue a su casa. Hirió Yahvé al niño que había engendrado a David la mujer de Urías y enfermó gravemente. 16 David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso, entraba en casa y pasaba la noche acostado en el suelo. [Lectio4] Del Libro de San Ambrosio, Obispo, sobre la Apología de David. !Apología 1, c. 2. ¡Cuántas faltas cometemos todos continuamente! Y ninguno se acuerda de la obligación de confesarlas. David, un rey tan glorioso y poderoso, no puede permanecer por corto tiempo bajo el peso del pecado sobre su conciencia, y, mediante una pronta confesión, con dolor inmenso, se descarga de él a los pies del Señor. ¿Hallaríais fácilmente hoy un hombre rico y lleno de honores que soporte humildemente una reprimenda por una falta cometida? David, en pleno esplendor del poder real, a quien alaban con frecuencia las Sagradas Escrituras, al reprocharle un particular un gran crimen, no se estremece de indignación, sino que confiesa su falta y la llora lleno de dolor. [Lectio5] De tal manera se conmovió el Señor por tan inmenso dolor, que Natán dijo a David: “Porque te has arrepentido, el Señor ha perdonado tu pecado”. La rapidez del perdón pone de manifiesto cuán profundo sería el arrepentimiento del rey. Los demás hombres, cuando los sacerdotes los reprenden, agravan sus pecados, procurando negarlos o excusarlos, y caen más abajo cuando debían levantarse. Pero los santos del Señor, que desean consumar el piadoso combate y recorrer por entero la carrera de la salvación, si alguna vez llegan a caer, menos por amor al pecado que por fragilidad natural, se levantan con más ardor para reanudar la carrera, y, estimulados por la vergüenza de la caída, la compensan con más rudos combates; así, su caída, en vez de producirles algún retraso, sólo sirve para aguijonearlos y hacerlos avanzar más deprisa. [Lectio6] David peca, como muchos reyes; pero hace penitencia, llora, gime, bastante raro en los reyes. Reconoce su falta, y, con la frente en el polvo, pide perdón; deplora su miserable fragilidad; ayuna, ora, y hace llegar a los siglos futuros el testimonio de su confesión. La confesión que avergüenza a los particulares, no avergüenza a este príncipe. Los que están sujetos a las leyes, niegan sus pecados, o no piden el perdón como este soberano que no está sometido a ninguna ley humana. Pecando, dio un signo de su frágil condición; suplicando, da una nota de enmienda. Común a todos es el caer; es propio de almas escogidas el confesarse. La inclinación a la culpa viene de la naturaleza; la voluntad de regenerarse, de la virtud. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según San Marcos. !Mc 8:1-9 En aquel tiempo: Habiéndose juntado un gran concurso de gentes en torno de Jesús, y no teniendo qué comer, llamando a sus discípulos, les dijo: Lástima me da esta multitud: porque tres días hace ya que están conmigo y no tienen qué comer. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Libro 6 sobre San Lucas, cap. 9. Tras ser curada de un flujo de sangre aquella mujer que figuraba la Iglesia, y los doce Apóstoles destinados a anunciar el reino de Dios, distribuyó Jesucristo el alimento de la gracia celestial, no a los que están ociosos, o se quedan en la ciudad, los que están en la sinagoga o se complacen en los honores del siglo, sino a los que buscan a Jesucristo en el desierto. Con los que saben sobreponerse a lo que les repugna, habla el Verbo divino, no de negocios mundanos, sino del reino de Dios. Y a quien padece enfermedad, le aplica benignamente el remedio. [Lectio8] Tras haberlos curado, remedió su hambre con alimentos espirituales. Todos cuantos son llamados al banquete, han sido curados previamente por virtud del mismo mandamiento divino. Si había algún cojo, obtuvo, para poder acudir, la facultad de andar, y si alguno estaba privado de la vista, no pudo entrar en la casa del Señor sino después de haberla recobrado. [Lectio9] Por la remisión de los pecados, se curan las heridas espirituales; después se concede el alimento celestial. Aquella multitud no fue llamada a alimentarse de los manjares más sustanciosos, como tampoco los que carecen de fe sólida se nutren del cuerpo y de la sangre de Jesucristo. “Os he alimentado con leche, y no con manjares, dice el Apóstol, porque todavía no erais capaces de ellos, ni lo sois aún”. Los cinco panes recuerdan la leche; pero el alimento más sustancioso es el Cuerpo de Cristo, y la bebida más fortificante es la Sangre del Señor. &teDeum [Ant 2] Como había mucha gente * y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Aleluya. [Ant 3] Me da lástima * de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer; y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Aleluya.