@Tempora/Pent04-0 [Lectio2] !1 Sam 17:8-12 8 Goliat se plantó y gritó a las filas de Israel diciéndoles: “¿Para qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿Acaso no soy yo filisteo y vosotros servidores de Saúl? Escogeos un hombre y que baje contra mí. 9 Si es capaz de pelear conmigo y me mata, seremos vuestros esclavos, pero si yo lo venzo y lo mato, seréis nuestros esclavos y nos serviréis.” 10 Y añadió el filisteo: “Yo desafío hoy a las filas de Israel; dadme un hombre y lucharemos mano a mano.” 11 Oyó Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo y se consternaron y se llenaron de miedo. 12 Era David hijo de un efrateo, el de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos. En tiempo de Saúl este hombre era ya anciano, muy entrado en años. [Lectio3] !1 Sam 17:13-20 13 Los tres hijos mayores de Jesé se habían ido a la guerra con Saúl; el nombre de los tres hijos suyos que marcharon a la guerra era Eliab, el primogénito, Abinadab, el segundo, y Samá, el tercero. 14 David era el más pequeño; los tres mayores habían seguido a Saúl. 15 David iba y venía del campamento de Saúl para cuidar el rebaño de su padre en Belén. 16 El filisteo se acercaba mañana y tarde, y se presentó así durante cuarenta días. 17 Jesé dijo a su hijo David: «Toma cuarenta y cinco kilos de grano tostado y estos diez panes para tus hermanos, y ve rápido al campamento donde se encuentran. 18 Lleva también estos diez quesos al jefe de mil. Infórmate del estado de tus hermanos y toma su recibo. 19 Saúl, ellos y todos los hijos de Israel se encuentran en el valle del Terebinto luchando contra los filisteos». 20 David se levantó temprano, encomendó el rebaño al pastor, cogió la carga y se puso en camino, como le había ordenado Jesé. Llegó al cerco, cuando el ejército salía en formación, lanzando el alarido de guerra. [Lectio8] Esta barca en la que navega la sabiduría, ausente la traición, al soplo de la fe, no corre peligro. ¿Qué temerá teniendo por piloto a aquél en quien se apoya la Iglesia? Allí dominaba el temor porque había poca fe; aquí se halla la seguridad, porque el amor es perfecto. Todos reciben la orden de echar las redes, y a Pedro se le dice: “Guía mar adentro”, penetra en la profundidad de la doctrina. ¿Puede llegarse a mayor profundidad que a descubrir el abismo de las riquezas celestiales, a conocer el Hijo de Dios y a confesar su generación divina? El espíritu humano no puede comprender plenamente por su inteligencia esta generación, pero la abarca por la plenitud de la fe. [Lectio9] Si no me es dado comprender cómo es engendrado de Dios, sí que realmente lo es. Ignoro el modo de su generación, pero conozco su principio. No estábamos presentes cuando el Hijo de Dios era engendrado del Padre, pero sí cuando el Padre le llamó Hijo de Dios. Si no creemos a Dios, ¿a quién creeremos? Creemos por haberlo visto u oído. La vista puede engañarse, mas el oído está seguro en materia de fe (Rom 10, 17). &teDeum