[Officium] Dominica IV Post Pentecosten [Ant 1_] David venció * al filisteo con una honda y una piedra, en el nombre del Señor. [Oratio] Dirige, Señor, la marcha del mundo, según tu voluntad, por los caminos de la paz; y que tu Iglesia se regocije con la alegría de tu servicio. $Per Dominum [Lectio1] Del Libro Primero de los Reyes. !1 Sam 17:1-7 1 Reunieron los filisteos sus tropas para la guerra y se concentraron en Soco de Judá, acampando entre Socó y Azeca, en Fesdamín. 2 Se reunieron Saúl y los hombres de Israel, acamparon en el valle del Terebinto y se ordenaron en batalla frente a los filisteos. 3 Ocupaban los filisteos una montaña por un lado y los israelitas ocupaban la montaña frontera, quedando el valle por medio. 4 Salió de las filas de los filisteos un hombre de las tropas de choque, llamado Goliat, de Gat, de seis codos y un palmo de estatura; 5 tenía un yelmo de bronce sobre su cabeza y estaba revestido de una coraza de escamas, siendo el peso de la coraza cinco mil siclos de bronce. 6 Tenía en las piernas grebas de bronce y una jabalina de bronce entre los hombros. 7 El asta de su lanza era como enjullo de tejedor y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. Su escudero le precedía. [Lectio2] !1 Sam 17:8-11 8 Goliat se plantó y gritó a las filas de Israel diciéndoles: “¿Para qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿Acaso no soy yo filisteo y vosotros servidores de Saúl? Escogeos un hombre y que baje contra mí. 9 Si es capaz de pelear conmigo y me mata, seremos vuestros esclavos, pero si yo lo venzo y lo mato, seréis nuestros esclavos y nos serviréis.” 10 Y añadió el filisteo: “Yo desafío hoy a las filas de Israel; dadme un hombre y lucharemos mano a mano.” 11 Oyó Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo y se consternaron y se llenaron de miedo. [Lectio3] !1 Sam 17:12-16 12 Era David hijo de un efrateo, el de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos. En tiempo de Saúl este hombre era ya anciano, muy entrado en años. 13 Los tres hijos mayores de Jesé se habían ido a la guerra con Saúl; el nombre de los tres hijos suyos que marcharon a la guerra era Eliab, el primogénito, Abinadab, el segundo, y Samá, el tercero. 14 David era el más pequeño; los tres mayores habían seguido a Saúl. 15 David iba y venía del campamento de Saúl para cuidar el rebaño de su padre en Belén. 16 El filisteo se acercaba mañana y tarde, y se presentó así durante cuarenta días. [Lectio4] Sermón de San Agustín, Obispo. !Sermón 197 de Tempore, cerca de la mitad. Los cuarenta días en que los hijos de Israel se hallaban ante el enemigo, recuerdan las cuatro estaciones y las cuatro partes del mundo. Significan la vida presente, en que el pueblo cristiano combate con un Goliat y su ejército: con el diablo y sus ángeles. No podría vencer, si el verdadero David, Jesucristo, no hubiera descendido con su cayado: con el misterio de su cruz. Antes de la venida de Jesucristo, el diablo no tenía trabas; pero al venir Jesucristo, hizo de él lo que dice el Evangelio: “Ninguno puede entrar en la casa del hombre fuerte para robarle sus alhajas, si primero no ata bien al hombre fuerte”. Vino, pues, Jesucristo y encadenó al demonio. [Lectio5] Si fue encadenado, ¿por qué tiene todavía tanto poder? Tiene mucho poder, pero lo tiene sobre los tibios, los negligentes, los que verdaderamente no temen a Dios. Sujeto como un perro atado a la cadena, no puede morder a nadie, excepto al imprudente que se liga con él por una funesta confianza. Juzgad la locura del hombre que se deja morder por ese perro encadenado. Procura tú no ligarte con él por los deseos y las codicias del siglo, y él no intentará acercarse a ti. Puede ladrar, puede provocar, pero no puede morder, si uno resueltamente no lo quiere. Porque si daña, no es por violencia, sino por la persuasión. No arranca nuestro consentimiento; lo solicita. [Lectio6] David halló al pueblo hebreo frente al enemigo. Mas como nadie se atrevía a entablar un combate singular, él, figura de Jesucristo, salió de filas, empuñó su bastón y marchó contra el gigante. Se vio entonces figurado en su persona lo que más tarde se cumplió en nuestro Señor Jesucristo. El verdadero David, Jesucristo, venido a combatir al Goliat espiritual, esto es, al diablo, quiso llevar Él mismo la cruz. Fijaos, hermanos, en el sitio en que David hirió a Goliat: justamente en la frente, en donde no tenía el signo de la cruz. Es que, así como el bastón representaba la cruz, así también la piedra que hirió a Goliat, figuraba a Jesucristo, nuestro Señor. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según San Lucas. !Lc 5:1-11 En aquel tiempo: Hallándose Jesús junto al lago de Genezaret, las turbas se agolpaban en torno suyo para oír la palabra de Dios. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Libro 4 sobre San Lucas, cap. 5. El Señor devolvió la salud a muchos enfermos y no se detuvo ante las dificultades del tiempo ni del lugar. La noche se acercaba, mas ellos le seguían aún; encaminose hacia el lago y se vio obligado a subir a la barca de Pedro. San Mateo nos representa esta barca batida por las olas, y San Lucas llena de peces, para que veamos en ella las fluctuaciones de la Iglesia en su origen y su posterior florecimiento. Los peces figuran los que navegan por el océano de la vida. Allí Jesucristo dormita; aquí manda como dueño. Jesús duerme en las almas tibias, pero vela en las almas perfectas. [Lectio8] Esta barca en la que navega la sabiduría, ausente la traición, al soplo de la fe, no corre peligro. ¿Qué temerá teniendo por piloto a aquél en quien se apoya la Iglesia? Allí dominaba el temor porque había poca fe; aquí se halla la seguridad, porque el amor es perfecto. Todos reciben la orden de echar las redes, y a Pedro se le dice: “Guía mar adentro”, penetra en la profundidad de la doctrina. ¿Puede llegarse a mayor profundidad que a descubrir el abismo de las riquezas celestiales, a conocer el Hijo de Dios y a confesar su generación divina? El espíritu humano no puede comprender plenamente por su inteligencia esta generación, pero la abarca por la plenitud de la fe. [Lectio9] Si no me es dado comprender cómo es engendrado de Dios, sí que realmente lo es. Ignoro el modo de su generación, pero conozco su principio. No estábamos presentes cuando el Hijo de Dios era engendrado del Padre, pero sí cuando el Padre le llamó Hijo de Dios. Si no creemos a Dios, ¿a quién creeremos? Creemos por haberlo visto u oído. La vista puede engañarse, mas el oído está seguro en materia de fe. &teDeum [Ant 2] Subió Jesús * a la barca y, sentado, enseñaba a la gente. Aleluya. [Ant 3] Maestro, * nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero por tu palabra echaré las redes.