[Officium] Feria Tertia infra Octavam Corporis Christi [Officium] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Feria III infra Hebdomadam II post Octavam Pentecostes [Lectio1] Del Libro Primero de los Reyes. !1 Sam 6:1-3 1 Siete meses estuvo el arca de Yahvé en la tierra de los filisteos. 2 Congregaron éstos a sacerdotes y adivinos, y les preguntaron: “¿Qué hemos de hacer con el arca de Yahvé? Decidnos cómo hemos de devolverla a su sitio.” Ellos respondieron: 3 “Si volvéis el arca del Dios de Israel, no la mandéis de vacío, y no dejéis de hacerle una ofrenda de desagravio; si os curáis, sabréis que era su mano la que pesaba sobre vosotros sin alzarse.” [Lectio2] !1 Sam 6:6-10 6 ¿Para qué endurecer vuestro corazón, como endurecieron el suyo Egipto y el Faraón? ¿No tuvieron que dejar salir a los hijos de Israel después que los hubo castigado? 7 Haced, pues, un carro nuevo, tomad dos vacas que estén criando y que no hayan sido nunca puestas al yugo; uncid las vacas al carro, y dejad los terneros lejos de ellas, en el establo. 8 Coged luego el arca, la ponéis sobre el carro, y junto a ella, en un cofre, los objetos que haréis como ofrenda de desagravio, y la devolvéis; que ella se vaya. 9 Seguidla con los ojos: si sube por el camino de su tierra hacia Bet Semes, será que Yahvé nos ha infligido tanto mal; si no, sabremos que no ha sido su mano la que nos ha herido y que esto ha sucedido por casualidad. 10 Hiciéronlo así, y, tomando dos vacas que estaban criando, las uncieron al carro y dejaron los terneros en el establo. [Lectio3] !1 Sam 6:12-15 12 Las vacas tomaron el camino de Bet Semes y siguieron derechamente por él; iban andando y mugiendo, sin declinar ni a la derecha ni a la izquierda. Los príncipes de los filisteos fueron tras ellas, hasta llegar al territorio de Bet Semes. 13 Las gentes de Bet Semes estaban segando el trigo en el valle, y, alzando los ojos, vieron el arca con gran alegría. 14 El carro llegó al campo de Josué, betsemita, y se paró en él. Había allí una gran piedra, y partieron las maderas del carro y ofrecieron las vacas a Yahvé en holocausto. 15 Los levitas, bajando del carro el arca de Yahvé y el cofre que estaba junto a ella y contenía los objetos de oro, los pusieron sobre la gran piedra. Las gentes de Bet Semes ofrecieron aquel día holocaustos y sacrificios pacíficos a Yahvé. [Lectio4] De la Epístola de San Cipriano, Obispo y Mártir, a Cecilio. !Libro 2, Epístola 3, después del principio. El misterio del sacrificio del Señor se nos presenta figurado de lejos en el sacerdote Melquisedec, como lo indica la Sagrada Escritura en estos términos: “Melquisedec, rey de Salem, presentando pan y vino, pues era sacerdote de Dios Altísimo, dio su bendición a Abrahán”. Que Melquisedec representa a Jesucristo, lo declara el Espíritu Santo en los Salmos, cuando, hablando en nombre del Padre, dice al Hijo: “De mis entrañas te engendré antes de existir el lucero de la mañana; Tú eres Sacerdote sempiterno, según el orden de Melquisedec”. El orden en cuestión es seguramente el que arranca y desciende del antiguo sacrificio, en el que Melquisedec, obrando como sacerdote del Dios Altísimo, ofreció pan y vino y bendijo a Abrahán. [Lectio5] ¿Puede haber, pues, mejor sacerdote del Altísimo que nuestro Señor Jesucristo ofreciendo a su Padre un sacrificio idéntico a aquel en que Melquisedec ofreció pan y vino, a saber, el sacrificio de su cuerpo y de su sangre? En cuanto a la bendición dada como primicias a Abrahán iba dirigida al pueblo cristiano. Porque si la fe de Abrahán en la palabra del Señor se le computó como justificación, indudablemente quien cree en Dios y vive de la fe, es por esto mismo considerado como justo, y aun bendito y justificado anticipadamente en la persona del patriarca fiel, como el apóstol San Pablo lo da a entender cuando dice: “Creyó Abrahán a Dios y su fe se le reputó por justicia”. Veis, pues, ciertamente que son hijos de Dios los que viven de la fe. Previendo, pues, que Dios justificará a las naciones por la fe, predice a Abrahán la Escritura que en él serán benditas todas las naciones. [Lectio6] Así, pues, para que esta bendición recaída en Abrahán fuese ya dignamente celebrada por el sacerdote Melquisedec, hubo desde entonces un sacrificio figurativo, que consistió en la ofrenda de pan y vino; y para perfeccionarlo y convertirlo en realidad, nuestro Señor ofreció pan y una copa de vino; y así, Él, que es la plenitud, realizó plenamente la figura. El Espíritu Santo trazó también previamente por Salomón la pintura del sacrificio de nuestro Señor, haciendo mención a la vez de una inmolación de víctimas, del pan y del vino del altar y de los Apóstoles: “La Sabiduría —dice— se fabricó una casa; labró siete columnas. Inmoló sus víctimas, mezcló el vino y preparó la mesa. Envió sus criados a convidar que viniesen al alcázar, gritando: Quien sea párvulo o sencillo véngase a mí. Y a los que están faltos de inteligencia les dijo: Venid a comer de mi pan y a beber de mi vino que os tengo preparado”. [Lectio7] Lección del santo Evangelio según San Juan !Jn 6:56-59 En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los judíos: Mi carne verdaderamente es manjar, y mi sangre verdaderamente es bebida. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 26 sobre San Juan, cerca del medio. “Nuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron”. ¿Por qué murieron a pesar de haber comido el maná? Porque no creían más que lo que veían, y no comprendían lo que se ocultaba a sus miradas. Realmente, pues, son vuestros padres, ya que os parecéis a ellos. Para no hablar, hermanos míos, más que de esta muerte visible y corporal, ¿no estamos sometidos a ella, a pesar de comer el pan que desciende del cielo? Murieron, pues, ellos, como moriremos nosotros, de la muerte exterior y sensible del cuerpo. [Lectio8] Pero esta otra muerte, cuyo temor quiere inspirar el Señor a los judíos y de la cual murieron sus padres, podemos evitarla. Porque Moisés comió el maná en el desierto, Aarón y Finees también lo comieron, como muchos otros que fueron agradables a Dios, y no murieron de esta muerte. ¿Por qué? Porque comprendieron la significación enteramente espiritual de aquel maná; porque lo apetecieron con hambre espiritual, lo comieron espiritualmente, y quedaron espiritualmente saciados. Como ellos, recibimos hoy nosotros un manjar visible; pero una cosa es el sacramento, y otra la virtud íntima del Sacramento. [Lectio9] ¡Cuántos, en efecto, participan del altar y mueren participando de él! De aquí, estas palabras del Apóstol: “Come y bebe su propia condenación”. El pan que el Señor dio a Judas, ¿no fue un veneno para él? Ello no obstante, lo recibió, y apenas lo hubo recibido cuando el enemigo entró en él. Lo que recibió no era malo; pero él sí era malo, y recibió con malas disposiciones una cosa excelente. Procurad, hermanos míos, comer espiritualmente este pan venido del cielo; acercaos al altar con un corazón inocente. Si cada día tenéis faltas que reprocharos, no sean mortales por lo menos. Antes de acercaros al altar, poned atención en esto que decís: “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si perdonas, se te perdonará; acércate con seguridad; tienes delante de ti un pan, no un veneno. &teDeum