[Officium] Sabbato infra octavam Corporis Christi [Officium] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Sabbato infra Hebdomadam I post Octavam Pentecostes [Lectio1] Del Libro Primero de los Reyes. !1 Sam 3:1-7 1 El joven Samuel ministraba a Yahvé en presencia de Helí. Era por entonces rara la palabra de Yahvé y no era frecuente la visión. 2 Un día, estando acostado en su lugar Helí, cuyos ojos se habían oscurecido y no podían ver, 3 cuando todavía no se había apagado la lámpara de Dios en el santuario, Samuel, que dormía en el santuario de Yahvé, donde estaba el arca de Dios, 5 oyó la voz de Yahvé, que le llamaba: “¡Samuel!”; él contestó: “Heme aquí”; 6 y corrió a Helí y le dijo: “Aquí estoy; me has llamado.” Helí contestó: “No te he llamado, vuelve a acostarte.” 7 Y fue a acostarse. Yahvé llamó otra vez a Samuel; y éste se levantó, y, yendo adonde estaba Helí, le dijo: “Heme aquí, pues me has llamado.” Helí repuso: “No te he llamado, hijo mío; vuélvete y acuéstate.” 8 Samuel no conocía todavía a Yahvé, pues todavía no se le había revelado la palabra de Yahvé. [Lectio2] !1 Sam 3:8-12 8 Yahvé volvió a llamar a Samuel por tercera vez, y éste se levantó y fue a Helí 9 y le dijo: “Heme aquí, pues que me has llamado.” Comprendió entonces Helí que era Yahvé quien llamaba al joven, y le dijo: “Anda, acuéstate, y si vuelven a llamarte, di: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha.” 10 Samuel se fue y se acostó en su lugar. Vino Yahvé, se paró y llamó como las otras veces: “¡Samuel, Samuel!” Samuel contestó: “Habla, que tu siervo escucha.” 11 Y dijo Yahvé a Samuel: “Voy a hacer en Israel una cosa que a cuantos la oigan les retiñirán ambos oídos. 12 Entonces cumpliré cuanto a Helí le he dicho, todo lo que de su casa le he dicho; comenzaré y acabaré. [Lectio3] !1 Sam 3:15-20 15 Samuel siguió acostado hasta la mañana, y después abrió las puertas de la casa de Yahvé. 16 No se atrevía a contar a Helí su visión; pero éste llamó a Samuel, diciendo: “Samuel, hijo mío”; 17 y éste contestó: “Heme aquí.” Helí le preguntó: “¿Qué es lo que te ha dicho Yahvé? Te ruego que no me ocultes nada. Que Yahvé te castigue si me ocultas algo de cuanto te ha dicho. 18 Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada; y Helí dijo: “Él es Yahvé; haga lo que parezca bien a sus ojos.” 19 Samuel llegó a ser grande, y Yahvé estaba con él y no dejó que cayera por tierra nada de cuanto él decía. 20 Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, reconoció que era Samuel un verdadero profeta de Yahvé. [Lectio4] Sermón de San Juan Crisóstomo !Hom. 61 al pueblo de Antioquía Es necesario, amados míos, aprender a conocer la maravilla de nuestros sagrados Misterios, lo que es, su fin y su utilidad. “Nosotros, se ha dicho, llegamos a constituir con él un solo cuerpo, somos miembros suyos, formados de su carne y de sus huesos”. Nosotros, que somos iniciados, observemos lo que se ha dicho. A fin, pues, de llegar a serlo, no sólo por la caridad, sino en la realidad misma, unámonos íntimamente a esta carne, lo que se logra mediante el alimento que Jesucristo nos dio, queriendo mostrarnos el ardiente amor que nos tiene. Porque Él mismo se unió a nosotros, confundió su cuerpo con el nuestro, de manera que somos una sola cosa con Él, del propio modo que lo es un cuerpo unido a su cabeza; tal es el caso de los que aman ardientemente. [Lectio5] Levantémonos, pues, de esta mesa como leones respirando fuego, mostrándonos terribles contra el demonio, y con la mente fija en aquel que es nuestra Cabeza, y en el amor que siente por nosotros. A veces confían los padres sus hijos a otros para que los alimenten; Yo, dice Jesucristo, no obro así, sino que hago de mi carne un alimento, me doy Yo mismo a vosotros en comida, deseando que todos seáis generosos, inspirándoos la óptima esperanza de las cosas futuras. En efecto, Yo, que me he entregado aquí a vosotros, lo haré mucho más en lo por venir. He querido convertirme en hermano vuestro, he tomado vuestra carne y vuestra sangre, por vosotros; os entrego a mi vez esta carne misma y esta sangre, por las cuales me he convertido en vuestro prójimo. [Lectio6] Estando, pues, en posesión de semejantes bienes, velemos por nosotros, amadísimos hermanos; y cuando estemos a punto de pronunciar una palabra inconveniente, o nos sintamos arrebatados por la cólera, o por cualquier otro vicio, consideremos los grandes bienes de que hemos sido hechos dignos, y reprima esta reflexión nuestros movimientos irracionales. Cuantas veces, pues, participemos de este cuerpo, cuantas veces gustemos esta sangre, acordémonos que quien entra en nosotros es el mismo a quien los ángeles adoran, sentado en lo más alto de los cielos a la diestra invencible del Padre. ¡Ay de nosotros! A pesar de habernos Jesús preparado tantos caminos para salvarnos, de habernos convertido en cuerpo suyo, y de habernos comunicado su mismo cuerpo, nada de esto nos aparta del mal. [Lectio7] Lección del santo Evangelio según San Juan !Jn 6:56-59 En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los judíos: Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 27 sobre San Juan, antes del medio. Os dijimos, hermanos, que el Señor nos recomienda que cuando comemos su carne y bebemos su sangre, moremos en Él y hagamos que Él more en nosotros. Pues bien, moramos en Él cuando somos sus miembros, y Él mora en nosotros cuando somos su templo. Mas para que seamos sus miembros, preciso es que estemos unidos a Él. Mas esta estrecha unión, ¿quién la realiza sino la caridad? Pero ¿de dónde procede la caridad de Dios? Preguntémoslo al Apóstol: “La caridad de Dios —responde— ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que se nos ha dado”. [Lectio8] Por consiguiente, “el espíritu es el que vivifica”; porque el espíritu es el que comunica la vida a los miembros; sólo que no puede hacerlos vivientes sino a condición de hallarlos unidos al cuerpo cuya vida es él. En efecto ¡oh hombre!, el espíritu que está en ti, y que hace que seas un hombre, ¿puede dar la vida a un miembro separado de tu cuerpo? Lo que entiendo por tu espíritu, es tu alma; pero tu alma solo vivifica los miembros unidos a tu cuerpo; si cortas uno, ya no es vivificado por tu alma, porque ha dejado de formar parte de la unidad de tu cuerpo. [Lectio9] Os hablo así para haceros amar la unidad y temer la división. Nada debe temer tanto un cristiano como verse separado del cuerpo de Jesucristo; si se separa del cuerpo de Jesucristo, ya no pertenece al número de sus miembros; si ya no forma parte de sus miembros, ya no es vivificado por su Espíritu. “Si alguno —dice el Apóstol— no tiene el Espíritu de Cristo, este tal no es de Jesucristo”. “El Espíritu es quien da la vida; la carne de nada sirve; las palabras que yo os he dicho, espíritu y vida son”. Son espíritu y vida; ¿qué significa esto? Que hay que entenderlas en un sentido espiritual. ¿Las has entendido espiritualmente? “Son espíritu y vida”; ¿las has entendido de una manera carnal? En verdad que “son espíritu y vida”, pero no para ti. &teDeum