[Officium] Feria Sexta infra octavam Corporis Christi [Officium] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Feria VI infra Hebdomadam I post Octavam Pentecostes [Oratio](rúbrica 1960) @Tempora/Pent01-0:OratioW [Lectio1] Del Libro Primero de los Reyes. !1 Sam 2:27-29 27 Vino a Helí un hombre de Dios y le dijo: “Así habla Yahvé. Yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando eran esclavos en Egipto, en la casa del Faraón. 28 Yo me le elegí de entre todas las tribus de Israel para sacerdote, para que subiese al altar a quemar el incienso y para que llevase ante mí el efod. Yo di a la casa de tu padre todas las combustiones de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué, pues, envidias mis víctimas y mis ofrendas, las que yo mandé se ofreciesen en mi casa, y tienes en más a tus hijos que a mí, engordándoos de lo mejor de todas las oblaciones de Israel, mi pueblo? [Lectio2] !1 Sam 2:30-33 30 Por eso he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Yo había dicho y repetido a tu casa y a la casa de tu padre que ministraríais ante mí por siempre; pero ahora dice Yahvé: Lejos de mí eso, porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian. 31 Tiempo vendrá en que yo amputaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que ya no haya nunca ancianos en tu casa y siempre veas ante ti un rival. 32 Aun en las prosperidades de Israel, no habrá nunca ancianos en tu casa. No haré desaparecer de mi altar a todos tus descendientes, 33 de modo que se consuman sus ojos y desfallezca su alma; pero todos los de tu casa morirán por la espada. [Lectio3] !1 Sam 2:34-36 34 Y te servirá de señal lo que sucederá a tus hijos Ofni y Finés; ambos morirán en el mismo día. 35 Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará según mi corazón y según mi alma; le edificaré una casa estable, y él andará siempre en presencia de mi ungido; 36 y cuantos de tu casa queden, vendrán a prosternarse ante él, pidiéndole una moneda de plata y un pedazo de pan; y le dirán: Haz el favor de colocarme en alguna de tus funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo de pan que comer. [Lectio4] Del Sermón de Santo Tomás de Aquino !Opúsculo 57. Conviene, pues, a la devoción de los fieles celebrar solemnemente la institución de un Sacramento tan saludable y admirable, a fin de venerar el modo inefable de la presencia divina bajo un Sacramento visible, para alabar el poder de Dios, que tantas maravillas obra en un mismo Sacramento, y también a fin de tributar a Dios, por un beneficio tan saludable y tan suave, las acciones de gracias que le son debidas. Pero, si bien en el día de la Cena, en el que, como es sabido, fue instituido este Sacramento, se hace una mención especial de su institución en la Misa, todo el resto del Oficio del mismo día se refiere a la Pasión de Jesucristo, en cuya veneración se ocupa entonces la Iglesia. [Lectio5] Por consiguiente, a fin de que el pueblo fiel honrase la insitución de tan gran Sacramento mediante todo el Oficio de un día solemne, el Pontífice romano Urbano IV, penetrado de devoción por este Sacramento, piadosamente ordenó que el primer jueves después de la Octava de Pentecostés, celebrasen todos los fieles la memoria de esta institución de que hemos hablado, ofreciendo así, a los que recibimos para nuestra salvación este Sacramento durante todo el curso del año, el medio de honrar especialmente su institución en el tiempo mismo en que el Espíritu Santo, iluminando el corazón de los fieles, les da pleno conocimiento de él. Y también porque en este tiempo empezaron los fieles a frecuentar este Sacramento. [Lectio6] Además, para que en esta Fiesta y en la Octava que la sigue se conmemore más dignamente esta saludable institución, para dar más esplendor a la solemnidad, así como en las iglesias catedrales los que toman parte en las Horas canónicas, nocturnas y diurnas, reciben distribuciones materiales, el citado Pontífice romano, desplegando su liberalidad apostólica, enriqueció con larguezas espirituales a cuantos fieles asistan a dichas Horas, a fin de que acudan a la solemnidad de tan gran fiesta con más avidez y en mayor número. [Lectio7] Lección del santo Evangelio según San Juan !Jn 6:56-59 En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los judíos: Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 27 sobre San Juan. Hemos escuchado en el Evangelio las palabras del Señor que siguen a las que sirvieron de tema a nuestro anterior discurso. Vuestras almas, más aun que vuestros oídos, esperan su explicación, y esta explicación no puede dejar de seros agradable en el día de hoy. Porque se trata del cuerpo del Señor que prometió dar como alimento para la vida eterna. Ahora bien, para determinar el alcance de esta comunicación, de esta entrega de sí mismo, la manera como daría a comer su carne, dijo: “Quien come mi carne y bebe mi sangre, en mí mora, y Yo en él”. He aquí el signo que indica que el fiel ha comido y ha bebido: Si Jesucristo mora en él, y él en Jesucristo; si Jesucristo habita en él, y él en Jesucristo; si se une a Jesucristo hasta el punto de no separarse de Él. [Lectio8] He aquí, pues, la enseñanza y la lección que nos da con estas palabras llenas de misterio: que debemos formar parte de su cuerpo, ser miembros suyos, estar sometidos a Él como a nuestra cabeza, y comer su carne, sin separarnos jamás de su unidad. Pero muchos de los que estaban presentes, no las comprendieron, y se escandalizaron, porque, al oír estas cosas, no concebían nada que no fuera carnal, porque ellos mismos eran carnales. Pues bien, el Apóstol dice, y es verdad: “Juzgar según la carne, equivale a la muerte”. El Señor nos da a comer su carne, y juzgar según la carne equivale a la muerte. Dice Él, que la vida eterna se halla en su carne; luego no debemos juzgar de su carne según la carne; no debemos asemejarnos a aquellos de los cuales añade el Evangelio: “Y muchos (no de sus enemigos, sino de sus discípulos) después de oírle, dijeron: Dura es esta doctrina, ¿y quién es el que puede escucharla?” [Lectio9] Si estas palabras parecieron duras a sus discípulos, ¿qué impresión debieron producir a sus enemigos? Ello no obstante, el Salvador debía expresarse aquí de modo tal que no le comprendieran todos. El secreto de Dios debe hacernos atentos, no hostiles. Pero la fe de aquellos discípulos flaqueó al oír que nuestro Señor Jesucristo empleaba tal lenguaje. No creyeron que anunciaba algo grande, y que sus palabras velaban una nueva gracia, sino que lo entendieron a su manera y en sentido enteramente humano, pensando que Jesús era capaz, o que Jesús tenía el propósito de distribuir a trozos, entre los que en Él creerían, la carne de que se había revestido el Verbo: “Dura es esta doctrina, dijeron, ¿y quién es el que puede escucharla?” &teDeum