[Officium] Feria Quinta infra octavam Pentecostes [Oratio] @Tempora/Pasc7-0:Oratio [Lectio1] Lección del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 9:1-6 En aquel tiempo: Habiendo juntado Jesús los doce apóstoles, les dio virtud y poder sobre todos los demonios, y para que curaran las enfermedades. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Libro 6 sobre el capítulo de San Lucas. Los preceptos evangélicos señalan cómo debe ser el que evangelice el reino de Dios, a saber: debe proceder sin bastón, sin alforja, sin calzado, sin pan, sin dinero, esto es, sin buscar los auxilios de este mundo, sino que debe creer por la fe que cuanto menos busque aquellas cosas, con más abundancia le serán otorgadas. Estas mismas palabras del Evangelio, podemos, si queremos, interpretarlas como encaminadas a la espiritualización de los afectos de nuestro corazón. Este, en efecto, parece que en cierta manera se despoja como de un vestido material, cuando no contentándose con el desprecio de las ambiciones y de las riquezas, renuncia además a las seducciones de la carne. A los predicadores del Evangelio, se les da en primer lugar el precepto general de paz, de mantener la constancia, de observar las leyes que impone la hospitalidad. Pues ciertamente es muy impropio del predicador del reino celestial, recorrer las casas y desconocer les leyes de la inviolable hospitalidad. [Responsory1] R. Descendió el fuego divino, no abrasando sino iluminando, no consumiendo sino resplandeciendo, y halló los corazones de los discípulos como moradas limpias: * Y les dio los dones de sus carismas, aleluya, aleluya. V. Les halló unidos por la caridad, y les iluminó llenándoles de la gracia divina. R. Y les dio los dones de sus carismas, aleluya, aleluya. [Lectio2] Mas así como se nos prescribe la gratitud por el beneficio de la hospitalidad, así se nos ordena que si no somos recibidos sacudamos el polvo y abandonemos la ciudad. Con esto se nos indica que la recompensa de la hospitalidad no será poca, ya que no tan sólo con ella conseguirán la paz los que nos reciban, sino que si tuvieren en su conciencia alguna mancha, efecto de su fragilidad, ésta se borrará con la entrada y recepción de los predicadores apostólicos. No sin motivo, en el Evangelio de San Mateo se recomienda a los apóstoles el escoger la casa en que deban morar, a fin de que no se expongan al peligro de quebrantar la hospitalidad cambiando de morada. Pero no se prescribe igual precaución al que recibe al huésped, no sea que al elegirle sufra menoscabo la verdadera hospitalidad. [Responsory2] R. El Espíritu Santo llenó toda la casa en donde estaban los apóstoles, y aparecieron sobre ellos como unas lenguas de fuego que se repartieron y se asentaron sobre cada uno de ellos: * Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas las palabras que el Espíritu Santo ponía en su boca, aleluya, aleluya, aleluya. V. Mientras los discípulos se hallaban reunidos por miedo a los judíos, un ruido vino repentinamente sobre ellos. R. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas las palabras que el Espíritu Santo ponía en su boca, aleluya, aleluya, aleluya. &Gloria R. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas las palabras que el Espíritu Santo ponía en su boca, aleluya, aleluya, aleluya. [Lectio3] Mas este precepto relativo a la sagrada obligación de la hospitalidad, puede también aplicarse en sentido espiritual. Pues cuando se elige una casa, se busca un huésped digno. Veamos, por lo mismo, si con ello se nos manifiesta la preferencia que debemos dar a la Iglesia y a Cristo. Y a la verdad, ¿qué casa más digna de recibir la predicación apostólica que la Iglesia? Y ¿quién debe ser más preferido que Cristo, el cual acostumbra lavar los pies a sus huéspedes, y lo que es más, no permite que los que ha recibido en su casa permanezcan en un camino inmundo, sino que al hallarlos cubiertos de manchas de la vida pasada, se digna purificarlos para el porvenir? Por lo tanto, Cristo es Él solo huésped a quien nadie debe dejar, ni cambiar por otro. Con razón se le dirigen estas palabras: “Señor ¿a quién iremos? Tú eres el que tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos”. &teDeum [Ant 2] Reunió Jesús a los doce, * y les dio poder y autoridad sobre los demonios y para curar enfermedades. Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos. Aleluya. [Ant 3] El Espíritu * que procede del Padre, aleluya, Él me glorificará. Aleluya, aleluya.