[Officium] Feria VI post Octavam Ascensionis [Officium] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Feria VI infra Hebdomadam post Ascensionem [Lectio1] @Tempora/Pasc6-4r:Lectio1 [Lectio4_] Sermón de San Agustín, Obispo. !El mismo Sermón 176, en el fin. Si nuestro Salvador no triunfó del diablo en nuestra carne, se ejercitó en el combate, pero no venció en nuestro favor. Si no resucitó en nuestro cuerpo, nada cambió en nuestra condición al resucitar. Quien esto afirme no comprende la razón de haberse encarnado el Hijo de Dios, confunde el orden de la Redención y destruye su utilidad. Si no llevó a cabo la obra de nuestra curación en nuestra carne, nada asumió de la naturaleza humana más que la humillación del nacimiento. Lejos de nosotros tan peligrosa creencia. Nuestro era lo que tomó; suyo era lo que nos dio. Confieso que era mío lo que cayó, a fin de que sea también mío lo que resucitó. Reconozco que era mío lo que estuvo en el sepulcro, a fin de que sea mío lo que subió al cielo. [Lectio5_] @:InIllo (la rúbrica de 1570 omite el siguiente versículo) Trabajemos para que así como el Señor en este día subió con nuestro cuerpo al cielo, así nosotros, según nuestra posibilidad, subamos en pos de Él con la esperanza y le sigamos con el corazón. Subamos con Él por nuestro afecto, por nuestros progresos en la virtud, aun por medio de nuestros vicios y pasiones. Si procuramos sujetarlas y tenerlas sumisas, por medio de las mismas construimos una escalera para subir a cosas más altas. Nos elevarán si quedan por debajo de nosotros. [Lectio6_] No suben los viejos en seguimiento del autor de las virtudes, los pecados tras el justo, ni las enfermedades y dolencias con el médico. Si queremos entrar en el reino del médico, debemos curar antes nuestras dolencias. Ordenemos y conservemos en nosotros el orden que debe reinar en las dos sustancias de nuestro ser, a fin de que la parte inferior no precipite al infierno a nuestra alma, que es la parte más noble del hombre; antes bien, la naturaleza más noble atraiga y eleve al cielo el cuerpo santificado, con el auxilio de Aquel que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según San Juan !Jn 15, 26-27; 16, 1-4 En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando viniere el Paráclito, que Yo os enviaré de parte de mi Padre, el Espíritu de verdad, que procede del mismo Padre, Él dará testimonio de mí. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 92 sobre San Juan, cerca del medio. El Espíritu Santo descendió el día de Pentecostés sobre ciento veinte personas reunidas, entre ellas todos los apóstoles. Al quedar llenos del Espíritu Santo, hablaron las lenguas de todos los pueblos; admirados ante este prodigio, un gran número de los que perseveraban en su odio oyendo a Pedro dar un testimonio tan grande y divino, y demostrar a los Judíos que aquel a quien habían crucificado y tenido por muerto había resucitado y estaba lleno de vida, compungidos de corazón, se convirtieron, y consiguieron el perdón de aquella sangre tan preciosa que tan cruelmente habían derramado. Así, fueron redimidos por la misma sangre que derramaron. [Lectio8] A la verdad, la sangre de Cristo, de tal manera fue derramada para remisión de todos los pecados, que también pudo borrar el pecado por el cual fue derramada. Atendiendo a esto, decía el Señor: “Me han aborrecido sin causa; pero cuando vendrá el Paráclito, Él dará testimonio de mí”. Como si dijese: Me aborrecieron, y me han dado la muerte, aunque habían visto mis obras. Pero el Paráclito dará tal testimonio de mí, que hará que crean en mí no viéndome. Y vosotros, dice, daréis testimonio, ya que habéis permanecido conmigo desde el principio. Dará testimonio el Espíritu Santo; y vosotros también lo daréis. Como vosotros habéis estado conmigo; podéis predicar lo que habéis oído; y si hasta ahora no lo habéis hecho, es porque la plenitud del Espíritu no os ha sido aún comunicada. [Lectio9] Él, por lo tanto, dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio también; ya que os comunicará valor para dar testimonio, la caridad de Dios que será difundida en vuestros corazones por el Espíritu Santo que se os dará. Y este valor faltó ciertamente a Pedro, cuando atemorizado por la pregunta de la criada, no pudo dar testimonio verdadero, y dominado por el temor, negó por tres veces a su Maestro. Ahora bien, “este temor no existe en la caridad, sino que ella, siendo perfecta, arroja lejos de sí el temor”. Y así, antes de la pasión del Señor, el temor servil de Pedro fue interrogado por una sirvienta; pero después de la resurrección del Señor, es el amor de un corazón libre el que es interrogado por el mismo autor de la libertad. Por eso en el primer caso se turbó; en el otro permaneció tranquilo. En el primer caso negó al que había amado; en el segundo, amó al que había negado. Mas el amor era aún débil, hasta que fue esforzado y dilatado por el Espíritu Santo. &teDeum [DeVitiis] Con nuestros vicios nos construimos una escalera si los hollamos. Con el autor del bien no sube la malicia, ni con el Hijo de la Virgen la liviandad y la lujuria. [InIllo] En este cuerpo que pertenece a nuestra naturaleza, la muerte de Cristo nos dio la vida, su resurrección nos levantó, su ascensión nos consagró. En ese cuerpo, de un origen idéntico al nuestro, colocó en el reino de los cielos la prenda de nuestra condición futura.