[Officium] Feria V in Octava Ascensionis [Officium] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Feria V post Ascensionem [Lectio1] De la Epístola de San Pablo a los Efesios. !Ef 4:1-8 1 Así, pues, os exhorto yo, el prisionero en el Señor, a andar de una manera digna de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad, mansedumbre y longanimidad, soportándoos los unos a los otros con caridad, 3 solícitos de conservar la unidad del espíritu mediante el vínculo de la paz. 4 Sólo hay un Cuerpo y un Espíritu, como también una sola esperanza, la de vuestra vocación. 5 Sólo un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. 7 A cada uno de nosotros ha sido dada la gracia en la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice: “Subiendo a las alturas, llevó cautiva la cautividad, repartió dones a los hombres”. [Lectio2] !Ef 4:9-14 9 Eso de “subir”, ¿qué significa sino que primero bajó a las partes inferiores de la tierra? 10 El mismo que bajó es el que subió sobre todos los cielos para llenarlo todo; 11 y Él constituyó a los unos apóstoles, a los otros profetas, a éstos evangelistas, a aquéllos pastores y doctores, 12 para la habilitación de los santos en orden a la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a la madurez del varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, 14 para que ya no seamos niños, que fluctúan y se dejan llevar de todo viento de doctrina a capricho de los engaños de los hombres y de las astutas maquinaciones del error. [Lectio3] !Ef 4:15-21 15 Sino que, al contrario, viviendo según la verdad y en caridad, crezcamos en todos sentidos hacia aquel que es la cabeza, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, trabado y unido por todos los ligamentos de suministración, según la actividad correspondiente a cada miembro, va obrando su propio crecimiento en orden a su edificación en la caridad. 17 Os digo, pues, y os exhorto en el Señor a que no viváis ya como viven los gentiles, en la vanidad de sus pensamientos, 18 oscurecida su razón, ajenos a la vida de Dios por su ignorancia y la ceguera de su corazón. 19 Embrutecidos, se entregaron a la lascivia, derramándose ávidamente con todo género de impureza. 20 No es esto lo que vosotros habéis aprendido de Cristo, 21 si es que le habéis oído y habéis sido instruidos conforme a la verdad que está en Jesús. [Lectio4] Sermón de San Agustín, Obispo. !Sermón 3 de la Ascensión del Señor: el 176 del Tiempo. Todo cuanto hizo nuestro Señor Jesucristo revestido de la fragilidad de nuestra naturaleza es para nuestro aprovechamiento. Subiendo nuestra naturaleza humana a los cielos, mostró que el cielo estaba abierto para los creyentes, y al elevarla a tal altura después de haber vencido a la muerte, mostró a los vencedores el lugar donde habían de seguirle. La Ascensión del Señor fue una confirmación de la fe católica; por ella creemos firmemente que obtendremos el favor de aquel milagro, del cual ya percibimos el efecto. Que cada fiel, después de haber comprendido tan grandes cosas, se disponga a esperar los bienes prometidos, y a considerar la bondad pasada y la presente del Señor, como una prenda de las mercedes futuras. [Lectio5] Un cuerpo formado de tierra es colocado sobre lo más sublime del cielo. Aquellos huesos, poco antes encerrados en la estrechez del sepulcro, son introducidos en compañía de los coros de los Ángeles. Una naturaleza mortal penetra en el seno de la inmortalidad. Leemos en los Hechos de los Apóstoles: “Habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos se elevó”. Cuando oyes decir que fue elevado, reconoce el obsequio de la milicia celestial. La festividad de este día nos manifiesta los misterios del hombre y de Dios. En una misma persona reconozcamos: en aquel que elevó: el poder divino; y en aquel que es elevado: la naturaleza humana. [Lectio6] Detestemos el error de los orientales, que con impía temeridad afirman que el Hijo de Dios y el Hijo del hombre son de una misma naturaleza. Hay aquí una doble falsedad: los que aseguran que Cristo es sólo hombre, niegan la gloria del Creador, y los que afirman que es sólo Dios, niegan la misericordia del Redentor. Y así, no es fácil a un arriano comprender la verdad evangélica, porque en el Evangelio, ya leemos que el Hijo de Dios es igual, ya que es inferior a su Padre. Si alguno creyese, por efecto de una persuasión maligna, que el Salvador es de una sola naturaleza, se verá obligado a admitir que o sólo el hombre o solo Dios fue crucificado. Pero no es así, pues la muerte no habría podido sufrirla si hubiese sido solamente Dios, ni vencerla si hubiese sido solamente hombre. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según San Marcos. !Mc 16:14-20 En aquel tiempo: Jesús apareció a los once apóstoles cuando estaban a la mesa, y les dio en rostro su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y lo que sigue. _ Homilía de San Gregorio, Papa. !De la misma Homilía 29. De esta gloria de la Ascensión del Señor, habla Habacuc: “Se elevó el sol, y la luna se mantuvo en su orden”. Con el nombre de sol, ¿a quién designa sino al Señor, y a quién con el nombre de luna sino a la Iglesia? Hasta que el Señor subió a los cielos, la santa Iglesia temió en gran manera la hostilidad del mundo; mas después que fue fortalecida con su ascensión, predicó abiertamente lo que creía en secreto. Se elevó el sol, y la luna permaneció en su orden, ya que subiendo el Señor a los cielos, su Iglesia creció en la autoridad de la predicación. [Lectio8] La Iglesia nos recuerda las palabras de Salomón: “Vedle cómo viene saltando por los montes y brincando por los collados”. Consideró las cumbres de tan grandes obras, y dijo: “He aquí que éste viene saltando por los montes”. Cuando vino para redimimos, dio, por decirlo así, algunos saltos. ¿Queréis conocer estos saltos? Del cielo vino al seno de la Virgen Inmaculada, del seno de la Virgen Inmaculada descendió al pesebre, del pesebre subió a la cruz, de la cruz bajó al sepulcro, del sepulcro subió al cielo. He aquí los saltos que la Verdad, que se manifestó en nuestra carne, ha dado, a fin de que nosotros la sigamos, ya que Cristo “se lanzó como un gigante en su carrera”, para que nosotros dijésemos desde el fondo del corazón: “Atráeme Tú; en pos de ti corremos al olor de tus aromas”. [Lectio9] Por lo cual, hermanos carísimos, conviene que le sigamos con el corazón allá donde creemos que subió con el cuerpo. Huyamos de los deseos terrenos; no nos contente ya nada de este destierro, puesto que tenemos un Padre en el cielo. Y lo que seriamente debemos considerar es que aquel que subió lleno de dulzura, volverá con aspecto terrible, y que todo cuanto con mansedumbre nos ha prescrito, lo exigirá con severidad. Por lo que nadie menosprecie el tiempo de hacer penitencia, nadie descuide el negocio de su salvación, ya que nuestro Redentor vendrá entonces con tanto más rigor, cuanto nos ha sufrido con más admirable paciencia antes de juicio. &teDeum