[Officium] Die IV Infra Octavam S. Joseph [Lectio1] Del libro de los Hechos de los Apóstoles !Hch 28:16-20 16 Cuando entramos en Roma, permitieron a Pablo morar en casa particular, con un soldado que tenía el encargo de guardarle. 17 Al cabo de tres días, convocó Pablo a los principales de los judíos, y cuando estuvieron reunidos, les dijo: Yo, hermanos, no he hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres patrias. Preso en Jerusalén, fui entregado a los romanos, 18 los cuales, después de haberme interrogado, quisieron ponerme en libertad, por no haber en mí causa ninguna de muerte; 19 mas oponiéndose a ello los judíos, me vi obligado a apelar al César, no para acusar de nada a mi pueblo. 20 Por esto he querido veros y hablaros. Sólo por la esperanza de Israel llevo estas cadenas. [Lectio2] !Hch 28:21-24 21 Ellos le contestaron: Nosotros ninguna carta hemos recibido de Judea acerca de ti, ni ha llegado ningún hermano que nos comunicase cosa alguna contra ti. 22 Querríamos oír de ti lo que sientes, porque de esta secta sabemos que en todas partes se la contradice. 23 Le señalaron día y vinieron a su casa muchos, a los cuales expuso la doctrina del reino de Dios, y desde la mañana hasta la noche los persuadía de la verdad de Jesús por la Ley de Moisés y por los Profetas. 24 Unos creyeron lo que les decía, otros rehusaron creer. [Lectio3] !Hch 28:25-31 25 No habiendo acuerdo entre ellos, se separaron, y Pablo les dijo estas palabras: Bien habló el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres, 26 diciendo: “Vete a ese pueblo y diles: Con los oídos oiréis, pero no entenderéis; mirando miraréis, pero no veréis; 27 porque se ha embotado el corazón de este pueblo y sus oídos se han vuelto torpes para oír, y sus ojos se han cerrado, para que no vean con los ojos ni oigan con los oídos, ni con el corazón entiendan y se conviertan y los sane.” 28 Sabed, pues, que esta salud de Dios ha sido ya comunicada a los gentiles y éstos oirán. 29 Dicho esto, los judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda. 30 Dos años enteros permaneció en la casa que había alquilado, donde recibía a todos los que venían a él, 31 predicando el reino de Dios y enseñando con toda libertad y sin obstáculo lo tocante al Señor Jesucristo. [Lectio4] Sermón de San Juan Crisóstomo. !Hom. 4 sobre S. Mateo. “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa”¿Qué significa“Recibir”? Significa guardarla en su morada, porque, en su intención, José la había ya despedido. “Recibe -dice el Ángel- a la que habías despedido y se dio por esposa, no por sus padres, sino por Dios mismo. Te la da, no por un contrato solemne de matrimonio, sino para compartir tu suerte en una morada común, y te asocia a ella por el ministerio de mi palabra”. Como Jesucristo confió después María a su discípulo, el Ángel la confía ahora a un esposo, para que halle en él consuelo, sin la unión nupcial. Al decir a José, con respeto y dignidad, la causa de la maternidad de María, le quita todo motivo de sospecha. Es pura -le dice- de todo comercio ilícito, y su fecundidad está por encima de las leyes de la naturaleza. No tengas, pues, pena alguna por la concepción tan dichosa de tu esposa; por lo contrario, entrégate a un gran gozo, porque lo que en ella ha nacido, es obra del Espíritu Santo. [Lectio5] “Dará a luz un Hijo, y le llamarás Jesús”. No porque sea obra del Espíritu Santo, has de juzgarte dispensado de prestar tu concurso a esta obra providencial. Pues aunque ajeno a esta concepción, ya que la Virgen ha permanecido intacta, te permito lo que es oficio propio del padre y no rebaja la dignidad de la Virgen, a saber: que impongas un nombre al Niño. Así tú serás el primero en llamarle por su nombre; y aunque el que ha de nacer no sea tu hijo, le darás la solicitud cariñosa del padre, y por esto, desde que le impusieres el nombre te uniré a él con lazo familiar. Después, para que nadie creyese que era su padre, dice: “dará a luz un Hijo”. No dijo dará a luz para ti, sino que se expresó en forma indeterminada. Porque, no dio a luz a Cristo para José solamente, sino para todo el orbe. [Lectio6] Hace constar el Evangelista que un Ángel vino del cielo a traernos el nombre de Jesús; lo hace para que, partiendo de lo que nos enseña (a saber, que este nombre fue revelado a José por un Ángel enviado de Dios), veamos cuán asombroso y admirable es este nacimiento. El nombre fue elegido, puesto que encierra abundancia de preciosos bienes. Así lo interpreta el Ángel cuando suscita las más dulces esperanzas en el ánimo de José, lleno entonces de tristeza, invitándole a creer en sus palabras. En efecto, nos sentimos dispuestos a admitir fácilmente la perspectiva de acontecimientos dichosos, y prestamos pronto fe a circunstancias favorables. “Porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Esta promesa entraña una especie nueva de beneficio: el pueblo se verá libre, no de una guerra, ni de la espada de los bárbaros, sino de sus prevaricaciones; beneficio que supera en mucho a los precedentes, y que jamás fue posible a ningún hombre el concederlo. [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 3:21-23 Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Comentario sobre San Lucas, libro 3. Nadie debe asombrarse de leer en la Escritura esto: “Creían que Jesús era hijo de José”. La palabra “creían” está bien escogida, porque no lo era por naturaleza. Ahora bien, lo creían así porque María lo había concebido siendo esposa de José. Leamos además: “¿Por ventura no es éste el hijo del artesano?” Hemos dicho más arriba por qué razón nuestro Señor y Salvador quiso nacer de una Virgen desposada, y por qué en los días en que tenía lugar el censo. No está fuera de propósito que declaremos por qué motivo tuvo por padre un artesano. Por esta elección, muestra Jesucristo que tiene por Padre al gran artífice de todas las cosas, que creó el mundo. Si bien las cosas humanas no pueden compararse con las divinas, esta imagen, con todo, es exacta, porque el Padre de Jesucristo trabaja con el fuego y el espíritu; y como hábil artífice de nuestra alma, aparta cuidadosamente de ella los vicios, aplica sin tardanza la segur a los árboles infructuosos, corta con prudencia las ramitas inútiles, conserva las más elevadas, ablanda con el fuego de su espíritu la dureza de las almas, y dispone a los hombres mediante cualidades diversas adaptadas a las funciones correspondientes. [Lectio8] ¿Por qué se relata en el Evangelio la genealogía de José con preferencia a la de María, si Ella concibió del Espíritu Santo a Jesucristo, siendo José ajeno a la generación del Señor? No nos asombremos, ya que es costumbre de las Sagradas Escrituras buscar el origen del esposo. Así, sólo del esposo debe tratarse, pues en el Senado como en las otras asambleas de ciudades, es el varón quien vela por la dignidad de la raza. Se faltaría a las normas si, obviando el origen del esposo, sólo se dijese el de la esposa, como si Aquel que debía ser predicado a todos hubiese carecido de padre. En todas partes la sucesión familiar se establece por las generaciones de varones. No os extrañéis, pues, si el Evangelio describe la genealogía de José, porque Aquel que quiso nacer revestido de la carne, se sometió a nuestras costumbres; Aquel que venía al mundo, debió ser designado según la costumbre del siglo, y con mayor motivo porque en la genealogía de José hállase la de María. [Lectio9] Conviene explicar por qué San Mateo empezó la genealógica de Jesucristo descendiendo desde Abrahán, en tanto que San Lucas se remonta de Jesucristo hasta Dios. San Lucas creyó que debía remontarse a Dios, porque Dios engendró en verdad a Jesucristo; es Padre de Jesucristo según la generación verdadera, y también con referencia a la regeneración del bautismo, pues es autor de esta adopción mística. Por eso San Lucas no empezó desde el principio de su Evangelio a describir la genealogía de Jesucristo, sino que lo hizo tras referir su bautismo, proponiéndose demostrar que Dios es padre de todos por el bautismo. También afirma que Jesucristo salió de Dios según el orden de sucesión que consigna una genealogía, asentando que es el Hijo de Dios, según la naturaleza, la gracia, y la carne. Con mayor evidencia indica el Evangelista la generación divina del Salvador, cuando hablando de su genealogía, empieza por hacer oír al mismo Padre, que dice: “Este es mi Hijo muy amado, en quien he puesto mis complacencias”. &teDeum