[Officium] Die II Infra Octavam S. Joseph [Lectio1] Del libro de los Hechos de los Apóstoles !Hch 24:10-16 10 Pablo, una vez que el procurador le hizo señal de hablar, contestó: “Sabiendo que desde muchos años eres juez de este pueblo, hablaré confiadamente en defensa mía. 11 Puedes averiguar que sólo hace dos días que subí a Jerusalén para adorar, 12 y que ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, me encontraron disputando con nadie o promoviendo tumultos en la turba, 13 ni pueden presentarte pruebas de las cosas de que ahora me acusan. 14 Te confieso que sirvo al Dios de mis padres con plena fe en todas las cosas escritas en la Ley y en los Profetas, según el camino que ellos llaman secta, 15 y con la esperanza en Dios que ellos mismos tienen de la resurrección de los justos y de los malos. 16 Según esto, he procurado en todo tiempo tener una conciencia irreprensible para con Dios y para con los hombres. [Lectio2] !Hch 24:17-21 17 Después de muchos años he venido para traer limosnas a los de mi nación y a presentar mis oblaciones. 18 En esos días me encontraron purificado en el templo, no con turbas ni produciendo alborotos. 19 Son algunos judíos de Asia los que deberían hallarse aquí presentes para acusarme, si algo tienen contra mí. 20 Y si no, que estos mismos digan si, cuando comparecí ante el Sanedrín, 21 hallaron delito alguno contra mí, como no fuera esta mi declaración, que yo pronuncié en medio de ellos: Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vosotros. [Lectio3] !Hch 24:22-27 22 Félix, que sabía bien lo que se refiere a este camino, difirió la causa, diciendo: Cuando venga el tribuno Lisias decidiré vuestra causa. 23 Mandó al centurión que le guardase, dejándole cierta libertad y permitiendo que los suyos le asistiesen. 24 Pasados algunos días, vino Félix con su mujer Drusila, que era judía, y mandó que viniese Pablo, y le escuchó acerca de la fe en Cristo. 25 Disertando él sobre la justicia, la continencia y el juicio venidero, se llenó Félix de terror. Al fin le dijo: Por ahora retírate; cuando tenga tiempo volveré a llamarte. 26 Entretanto, esperando que Pablo le diese dinero, le hizo llamar muchas veces y conversaba con él. 27 Transcurridos dos años, Félix tuvo por sucesor a Porcio Festo; pero queriendo congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión. [Lectio4] Sermón de San Bernardino de Siena !Sermón de S. José Puesto que entre María y José hubo un verdadero matrimonio, contraído por inspiración divina, y que en el matrimonio se verifica la unión de los corazones, pues el esposo y la esposa son llamados una sola persona para expresar una unión casi perfecta, ¿cómo un espíritu perspicaz podría pensar que el Espíritu Santo hubiera unido con unión tan estrecha al alma de una virgen como María otra alma, si ésta no hubiese tenido con la suya una gran semejanza por la práctica de las virtudes? Creo, pues, que San José fue el hombre más puro en su virginidad, el más profundo en su humildad, el más ardiente en el amor de Dios y en la caridad, y de altísima contemplación. La Virgen sabía que el Espíritu Santo le había dado por esposo a José como el fiel guardián de su virginidad, para compartir con ella su amor de caridad, y su atenta solicitud para con su Divino Hijo, el Hijo de Dios; creo, pues, que María amaba a San José, con todo el afecto de su corazón. [Lectio5] Sintió José por Jesucristo la más ardiente caridad. ¿Quién no creerá que Jesús, mientras José le tenía en sus brazos, o conversaba con él, en su infancia o su adolescencia, no infundiese y grabase en él inefables sentimientos y alegrías? Externamente, la gracia de Cristo se unía para producir este resultado, con un aspecto filial; la palabra con el afectuoso abrazo. ¡Oh, qué dulces besos recibió de Él José! ¡Con qué ternura le oía, cuando era pequeño, darle balbuciendo el nombre de padre! ¡Con qué efusión se sentía estrechamente abrazado! Considerad también con cuánta compasión, durante los viajes que emprendían, hacía José que reposara sobre sus rodillas el Niño Jesús, entonces ya más crecido, rendido de fatiga. Es que un amor sin reserva y transformador le impulsaba hacia él, como hacia un Hijo dulcísimo, que el Espíritu Santo le había dado por María su esposa. [Lectio6] Por esto la prudentísima Madre, que había experimentado su afecto, dice a su hijo Jesús al hallarle en el Templo: “Hijo, ¿por qué has obrado así con nosotros? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. Para comprender estas palabras, debemos considerar que en Jesucristo se dan dos sabores, uno de dulzura, otro de amargura. Y por haber el santísimo José entrado admirablemente en participación con Jesucristo, ya gustando el dolor, ya la alegría, la Santísima Virgen le llama, por título especial, padre de Jesucristo. Sólo aquí leemos que la Virgen llamase a José padre de Jesús, porque el sentimiento de dolor por la pérdida de Jesús es la prueba de afecto paternal. Si según las leyes humanas divinamente aprobadas, está permitido adoptar por hijo a un extraño, ¿cuánto más el Hijo de Dios, dado a José en la persona de su Santísima Esposa bajo el misterio de un matrimonio virginal, debe ser llamado hijo suyo, y reputado como tal, porque en él se halló el sabor del amor paternal junto al dolor por su amadísimo Jesús? [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 3:21-23 Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos. Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Libro 2 de Concordia de los Evangelios No hay que dejar de llamar a José padre de Jesucristo por no haber concurrido a su generación; ¿no podía, acaso, ser padre por adopción, de un niño que no hubiese nacido de su esposa, sino de otra mujer? Creían, muchos sin duda, que Jesucristo era hijo de José por otro título, es decir, como engendrado por él; creíanlo los que ignoraban la virginidad de María; y, así, dice San Lucas: “Jesús había llegado a los treinta años, y se le tenía por hijo de José”. Y San Lucas, en vez de llamar sólo a María madre de Jesús, no vacila en llamarlos padres a los dos, cuando dice: “Y el niño iba creciendo y fortaleciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba en Él. Y sus padres iban todos los años a Jerusalén por la fiesta solemne de la Pascua”. [Lectio8] Nadie piense que por el nombre de padres, se refiere a unos familiares de María, que iban con ella, su Madre, al Templo. Quien así pensara, ¿qué podría objetar a lo que San Lucas dice un poco más arriba: “Y su padre y su madre estaban maravillados de aquellas cosas que de Él se decían”? El mismo Evangelista dice en su relato que Jesucristo nació de María siempre virgen, y no de sus relaciones con José; ¿de qué proviene, pues, que llame a José padre del Niño, sino porque es verdaderamente, como nosotros lo entendemos, el esposo de María, no por la unión carnal, sino por el vínculo del matrimonio, y ya que es esposo de María, es padre de Jesucristo, nacido de su esposa, en un sentido mucho más cierto que si hubiera sido padre por adopción de un niño de otra familia? He aquí por qué, aunque pudiera probarse que María no desciende en modo alguno de David, bastaría para reconocer que Jesucristo es hijo de David, atenerse a esta razón que permite llamar verdaderamente a José padre de Jesús. [Lectio9] Pone San Lucas tras el bautismo de Jesucristo, su genealogía; enumera sus antepasados en orden ascendente; creyó más oportuno designarlo como sacerdote venido para la expiación de los pecados en el momento en que una voz del cielo lo reconoce, y el mismo Juan da testimonio diciendo: “He aquí el que quita los pecados del mundo”. En su genealogía ascendente de Jesucristo, se remonta más allá de Abrahán, y llega hasta Dios, con quien somos reconciliados después de haber sido purificados por la expiación. Es muy natural que se proponga establecer el origen del Hijo de Dios desde la adopción, ya que, creyendo en Él, nos convertimos en hijos adoptivos de Dios. Que llame a Adán hijo de Dios, demuestra, además, que no intenta llamar a José hijo de Helí por haberle éste engendrado sino por haberle adoptado. Adán era obra de Dios: sólo por la gracia (aquella gracia que más tarde perdió por el pecado) fue colocado por Dios en el Paraíso en calidad de hijo. &teDeum