[Officium] Feria Tertia infra Hebdomadam I post Octavam Paschae [Lectio1] De los Hechos de los Apóstoles !Hch 2:1-8 1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estando todos juntos en un lugar, 2 se produjo de repente un ruido del cielo, como el de un viento impetuoso, que invadió toda la casa en que residían. 3 Aparecieron, como divididas, lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, 4 quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según que el Espíritu les movía a expresarse. 5 Residían en Jerusalén judíos, varones piadosos, de cuantas naciones hay bajo el cielo, 6 y habiéndose corrido la voz, se juntó una muchedumbre que se quedó confusa al oírlos hablar cada uno en su propia lengua. 7 Estupefactos de admiración, decían: Todos estos que hablan, ¿no son galileos? 8 Pues ¿como nosotros los oímos cada uno en nuestra propia lengua, en la que hemos nacido? [Lectio2] !Hch 2:14-21 14 Entonces se levantó Pedro con los once y, alzando la voz, les habló: Judíos y todos los habitantes de Jerusalén, oíd y prestad atención a mis palabras. 15 No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues no es aún la hora de tercia; 16 esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 “Y sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán. 19 Y haré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y nubes de humo. 20 El sol se tornará tinieblas y la luna sangre, antes que llegue el día del Señor, grande y manifiesto. 21 Y todo el que invocare el nombre del Señor se salvará”. [Lectio3] !Hch 2:22-27 22 Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús de Nazaret, varón probado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por Él en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis, 23 a éste, entregado según los designios de la presciencia de Dios, le alzasteis en la cruz y le disteis muerte por mano de los infieles. 24 Pero Dios, rotas las ataduras de la muerte, le resucitó, por cuanto no era posible que fuera dominado por ella, 25 pues David dice de Él: “Traía yo al Señor siempre delante de mí, porque Él está a mi derecha, para que no vacile. 26 Por esto se regocijó mi corazón y exultó mi lengua, y hasta mi carne reposará en la esperanza. 27 Porque no abandonarás en el Ades mi alma, ni permitirás que tu Santo experimente la corrupción. [Ant 2] Voy delante * de vosotros a Galilea: allí me veréis, como os lo he dicho. Aleluya, aleluya. [Ant 3] Trae tu mano * y reconoce el agujero de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.