[Lectio1] De la Epístola a los Romanos !Rom 15:1-4 1 Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles sin complacernos a nosotros mismos. 2 Cada uno cuide de complacer al prójimo, para su bien, para su edificación, 3 que Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito: “Sobre mí cayeron los ultrajes de quienes me ultrajaban.” 4 Pues todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza. [Lectio2] !Rom 15:5-11 5 Que el Dios de la paciencia y de la consolación os dé tener unos para con otros unos mismos sentimientos a ejemplo de Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una sola voz, glorifiquemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. 7 Por lo cual recibíos mutuamente, según que Cristo os acogió a vosotros para gloria de Dios. 8 Digo, en efecto, que Cristo fue ministro de la circuncisión por la veracidad de Dios, para cumplir las promesas a los padres, 9 mientras que los gentiles glorifican a Dios por su misericordia, según está escrito: “Por esto te alabaré entre las gentes y salmodiaré a tu nombre.” 10 Y otra vez dice: “Regocijaos, gentes, con su pueblo.” 11 En otra parte: “Alabad al Señor todas las gentes y ensalzadle los pueblos todos.” [Lectio3] !Rom 15:12-16 12 Y otra vez dice Isaías: “Aparecerá la raíz de Jesé y el que se levanta para mandar a las naciones; en Él esperarán las naciones.” 13 Que el Dios de la esperanza os llene de cumplida alegría y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo. 14 Yo estoy personalmente bien persuadido, hermanos míos, de que ya vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de toda ciencia, para poder amonestaros unos a otros; 15 sin embargo, os he escrito a veces con bastante libertad, como quien os trae a la memoria lo que ya sabéis, en virtud de la gracia que por Dios me fue dada, 16 de ser ministro de Jesucristo entre los gentiles, encargado de un ministerio sagrado en el Evangelio de Dios, para procurar que la oblación de los gentiles sea aceptada, santificada por el Espíritu Santo.