[Lectio1Tridentina] Del Libro segundo de los Macabeos !2 Mac 8:10-14 10 Por su parte, Nicanor, vendiendo como esclavos a los prisioneros judíos, intentaba saldar el tributo de sesenta mil kilos de plata que el rey debía a los romanos. 11 Enseguida envió a las ciudades marítimas una invitación para que vinieran a comprar esclavos judíos, prometiendo entregar noventa esclavos por treinta kilos de plata, sin sospechar que el castigo del Todopoderoso estaba a punto de caer sobre él. 12 Llegó a Judas la noticia de la expedición de Nicanor. Cuando comunicó a los que le acompañaban que el ejército se acercaba, 13 los cobardes y los que no confiaban en la justicia de Dios comenzaron a desertar y a buscar refugio lejos de allí; 14 los demás vendían todo lo que les quedaba y pedían al mismo tiempo al Señor que librara a los que el impío Nicanor ya había vendido como esclavos, aun antes de la batalla. [Lectio2Tridentina] !2 Mac 8:16-19 16 Después de reunir a los suyos, que ascendían a seis mil, Macabeo los exhortaba a no dejarse amedrentar por los enemigos ni a temer a la muchedumbre de gentiles que injustamente venían contra ellos. Al contrario, que combatiesen con valor, 17 teniendo a la vista el ultraje que inicuamente habían inferido al lugar santo, los suplicios infligidos a la ciudad y la abolición de las instituciones ancestrales. 18 «Ellos —les dijo— confían en sus armas y en su audacia; pero nosotros confiamos en Dios todopoderoso, quien, con un gesto, puede abatir a nuestros atacantes y al mundo entero». 19 Les enumeró los auxilios dispensados a sus antecesores, especialmente frente a Senaquerib, cuando perecieron ciento ochenta y cinco mil; [Lectio3Tridentina] !2 Mac 8:21-28 21 Después de enardecerlos con estas palabras y de disponerlos a morir por las leyes y por la patria, dividió el ejército en cuatro cuerpos. 22 Puso a sus hermanos, Simón, José y Jonatán, al frente de cada cuerpo, dejando mil quinientos hombres a las órdenes de cada uno de ellos. 23 Además mandó a Eleazar que leyera el libro sagrado; luego, dando como consigna «Dios nos ayuda», él mismo al frente del primer cuerpo trabó combate con Nicanor. 24 Y con el Todopoderoso como aliado en la lucha, mataron a más de nueve mil enemigos, hirieron y mutilaron a la mayor parte del ejército de Nicanor, y a todos los demás los pusieron en fuga. 25 Se apoderaron del dinero de los que habían venido a comprarlos. Después de haberlos perseguido bastante tiempo, se volvieron, obligados por la hora. 26 Era víspera del sábado, y por ello no siguieron persiguiéndolos. 27 Una vez que hubieron amontonado las armas y recogido los despojos de los enemigos, comenzaron la celebración del sábado, desbordándose en bendiciones y alabanzas al Señor por haberlos conservado hasta aquel día señalado por Dios como comienzo de la misericordia. 28 Al acabar el sábado, dieron una parte del botín a los damnificados, así como a las viudas y a los huérfanos; ellos y sus hijos se repartieron el resto.