[Ant 1] Abra el Señor * vuestro corazón a su ley y a sus mandamientos, y os dé su paz, el Señor Dios nuestro. [Lectio1] Empieza el Libro primero de los Macabeos. !1 Mac 1:1-7 1 Sucedió que Alejandro el Macedonio, hijo de Filipo, una vez hubo salido del país de los Kittin y derrotado a Darío, rey de los persas y de los medos, 2 reinó en su lugar, primeramente en Grecia. Combatió muchas batallas, expugnó muchas fortalezas y dio muerte a reyes de la tierra. 3 Atravesándola hasta sus fronteras, se apoderó de los despojos de la muchedumbre de pueblos, y la tierra enmudeció a su presencia. 4 Juntó poderosos ejércitos, sometió provincias nacionales y reyes, que le pagaron tributo. 6 Después de todo esto guardó cama y tuvo el presentimiento de que se moría. 7 Llamando a sus oficiales, los nobles que con él se habían criado desde su juventud, dividió aún en vida su reino entre ellos. [Responsory1] R. Abra el Señor vuestro corazón a su Ley y a sus preceptos, y dé la paz en vuestros días. * Concédaos la salud, y os libre de todo mal. V. Atienda el Señor a vuestras oraciones, y se reconcilie con vosotros, y no os desampare en la tribulación. R. Concédaos la salud, y os libre de todo mal. [Lectio2] !1 Mac 1:8-11 8 Había reinado Alejandro doce años cuando le arrebató la muerte. 9 Sus generales hiciéronse cargo del poder, cada uno en el lugar que le tocó en suerte. 10 Todos ciñeron la corona después de su muerte, y sus hijos después de ellos durante muchos años, llenando la tierra de males. 11 De ellos salió un retoño de pecado, Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco, que estuvo en Roma como rehén y se apoderó del reino el año trece de la era de los griegos. [Responsory2] R. Atienda el Señor a vuestras oraciones, y se reconcilie con vosotros, y no os desampare en la tribulación * El Señor, nuestro Dios. V. Él os dé a todos un corazón para adorarle y cumplir su voluntad. R. El Señor, nuestro Dios. [Lectio3] !1 Mac 1:12-16 12 Salieron de Israel por aquellos días hijos inicuos, que sedujeron a muchos, diciendo: “Ea, hagamos alianza con las naciones vecinas, pues desde que nos separamos de ellas nos han sobrevenido tantos males.” 13 Estas palabras aparecieron bien a sus ojos. 14 Algunos del pueblo apresuráronse a ir al rey, el cual les dio facultad para seguir las costumbres de los gentiles. 15 En virtud de estos, levantaron en Jerusalén un gimnasio, conforme a los usos paganos; 16 se restituyeron los prepucios, abandonaron la alianza santa para asociarse con los gentiles, y se vendieron para obrar el mal. [Responsory3] R. Se han juntado nuestros enemigos, y se glorían en su poder; quebranta su fortaleza, Señor, y dispérsalos. * A fin de que conozcan que nadie combate en nuestro favor sino Tú, Dios nuestro. V. Dispérsalos con tu poder, y derrúyelos, oh Señor, protector nuestro. R. A fin de que conozcan que nadie combate en nuestro favor sino Tú, Dios nuestro. &Gloria R. A fin de que conozcan que nadie combate en nuestro favor sino Tú, Dios nuestro. [Lectio4] Del Libro de los Deberes de S. Ambrosio, Obispo. !Lib. 1, cap. 40. Algunos creen que el valor guerrero lo es todo y que yo he evitado referirme a él, porque esta virtud falte entre los nuestros. ¿Cuál no fue el valor de Jesús, hijo de Navé, que, en una sola batalla, hizo prisioneros y rindió a cinco reyes con sus pueblos? En el combate contra los gabaonitas exclamó en la grandeza de su fe y valor: Sol, no te muevas. Y parose el sol, hasta que la victoria fue completa. Gedeón, con trescientos hombres, triunfó de un numeroso ejército y de un enemigo formidable. Jonatás, adolescente, distinguiose por sus brillantes hechos de armas. [Responsory4] R. No temáis el ataque de los enemigos; acordaos de qué manera fueron liberados nuestros padres, * Y ahora clamemos al cielo, y se compadecerá de nosotros nuestro Dios. V. Acordaos de las maravillas que realizó contra Faraón y su ejército en el Mar Rojo. R. Y ahora clamemos al cielo, y se compadecerá de nosotros nuestro Dios. [Lectio5] ¿Y qué decir de los Macabeos? Sus antepasados, habiendo resuelto defender el templo de Dios y sus santas tradiciones, y viéndose atacados traidoramente un sábado por sus enemigos, prefirieron recibir desarmados los golpes antes que violar el sábado, ofreciéndose gozosos a la muerte. Considerando los Macabeos que, de imitar ellos este ejemplo, se seguiría la pérdida de toda la nación, supieron vengar la muerte de sus virtuosos hermanos. El rey Antíoco, irritado, encendió contra ellos el fuego de la guerra por medio de sus generales Lisias, Nicanor y Gorgias, pero sus tropas de Orientales y de Asirios no le ahorraron la vergüenza de ver cuarenta y ocho mil hombres derribados por tres mil judíos en medio de la llanura. [Responsory5] R. Se han coligado las naciones en gran multitud contra nosotros, e ignoramos lo que debemos hacer. * Señor Dios, a ti dirigimos nuestros ojos para no perecer. V. Tú sabes lo que intentan contra nosotros; ¿y cómo podremos subsistir delante de ellos, si Tú no nos ayudas? R. Señor Dios, a ti dirigimos nuestros ojos para no perecer. [Lectio6] Juzgad de la bravura de un capitán como Judas Macabeo por lo que hizo uno de sus soldados. Eleazar vio un elefante más alto y cubierto de una regia cota de malla, conjeturó que llevaría al rey; corrió y se precipitó, arrojando el escudo, iba hiriendo y matando con ambas manos, hasta que llegó al elefante. Púsose debajo de él, y hundiole su espada en el vientre. El animal se desplomó sobre Eleazar, que murió aplastado. ¡Qué valor el suyo! No temió la muerte; se lanzó, acometiendo a una masa compacta de combatientes; se abrió paso a través de la legión, y, sin temor a la muerte más cruel, sostuvo con ambas manos el peso de la bestia herida, para asestarle un golpe más certero. Así, envuelto en la caída de la bestia gigante, más bien que aplastado, quedó sepultado en su mismo triunfo. [Responsory6] R. Tuyo es el poder, tuyo el reino, Señor. Tú estás sobre todos los pueblos: * Concédenos, Señor, la paz en nuestros días. V. Oh Dios, Creador de todas las cosas, terrible y fuerte, justo y misericordioso. R. Concédenos, Señor, la paz en nuestros días. &Gloria R. Concédenos, Señor, la paz en nuestros días. [Responsory7] R. Reverberó el sol en los broqueles de oro, cuyo resplandor se reflejó en las montañas: * Y desvaneciose el poderío de los gentiles, V. Grande y poderoso era, ciertamente, su ejército, mas Judas, con sus huestes, se acercó para dar la batalla. R. Y desvaneciose el poderío de los gentiles.