[Ant 1] No te acuerdes, * Señor, de mis faltas, ni de las de mis padres, ni tomes venganza de nuestros pecados. [Lectio1] Empieza el Libro de Tobías. !Tob 1:1-4 1 Tobías, de la tribu y de la ciudad de Neftalí, situada en la Galilea superior, sobre Naason, detrás del camino que va hacia Poniente, y tiene a la izquierda la ciudad de Sefet, 1 habiendo sido cautivado en tiempo de Salmanasar, rey de los Asirios, sin embargo de hallarse en cautiverio, no abandonó la senda de la verdad. 3 De suerte, que de todo lo que podía haber, daba cada día parte a los hermanos concautivos de su linaje. 4 Y siendo de los más jóvenes entre todos los de la tribu de Neftalí, nada mostró de pueril en sus acciones. [Responsory1] R. Te ruego, Señor, que me libres del lazo de esta ignominia, o a lo menos que me saques de este mundo. * No te acuerdes de mis maldades ni de las de mis padres, ni tomes venganza de mis pecados, Tú que libras a los que con paciencia esperan en ti. V. Justos son, en verdad, todos tus juicios, y tus caminos son todos misericordia y verdad; ahora, pues, acuérdate de mí. R. No te acuerdes de mis maldades ni de las de mis padres, ni tomes venganza de mis pecados, Tú que libras a los que con paciencia esperan en ti. [Lectio2] !Tob 1:5-10 5 En fin, cuando todos iban a adorar los becerros de oro que había hecho Jeroboam, rey de Israel, sólo él huía la compañía de los demás, 6 y se iba a Jerusalén al Templo del Señor, donde adoraba al Señor Dios de Israel, ofreciendo fielmente todas sus primicias y sus diezmos, 7 de suerte que cada tercer año daba a los prosélitos y a los forasteros toda la décima. 8 Estas y otras cosas semejantes al tenor de la ley de Dios, observaba desde jovencito. 9 Cuando fue ya hombre hecho, se casó con una mujer de su tribu llamada Ana, de la cual tuvo un hijo, a quien puso su nombre, 10 y le enseñó desde la niñez a temer a Dios, y guardarse de todo pecado. [Responsory2] R. Bendice al Señor en todo tiempo, y pídele que dirija tus pasos; * Y permanezcan en él todos tus designios. V. Procura hacer siempre lo que le place con corazón sincero y con todas tus fuerzas. R. Y permanezcan en él todos tus designios. [Lectio3] !Tob 1:11-15 11 Cuando fue después llevado cautivo con su mujer e hijo y toda su tribu a la ciudad de Nínive, 12 aunque todos los demás comían de las viandas de los gentiles, Tobías guardó su alma, sin contaminarse jamás con sus manjares. 13 Y porque tuvo presente al Señor con todo su corazón, hízole Dios grato a los ojos del rey Salmanasar, 14 el cual le dio permiso para ir a donde quisiese, y hacer cuanto gustase. 15 Con eso salía a visitar a todos los cautivos, y dábales consejos saludables. [Responsory3] R. Acuérdate, hijo, de que pasamos una vida pobre: * Pero tendrás muchos bienes si temieres a Dios. V. Tenlo en tu mente, y guárdate de faltar nunca a sus preceptos. R. Pero tendrás muchos bienes si temieres a Dios. &Gloria R. Pero tendrás muchos bienes si temieres a Dios. [Lectio4] Sermón de San León, Papa. !Sermón 9 del ayuno del mes 7º. Muchos de ustedes son tan fieles a las prácticas de la fe cristiana, que no tienen necesidad de ser excitados a ellas por nuestras exhortaciones. Ni su inteligencia ignora, ni su piedad descuida lo que hace ya tanto tiempo ha establecido la tradición y ha confirmado la costumbre. Recomendamos por un igual a todos, ignorantes o instruidos, a los cuales amamos con un mismo amor, lo que es saludable a todos: que tengamos una fe viva en observar, por la mortificación del espíritu y del cuerpo, el ayuno a que estamos obligados por retorno del séptimo mes. [Responsory4] R. Vivíamos tan satisfechos con nuestra pobreza que la estimábamos como riqueza. Ojalá no hubiese habido nunca ese dinero, para cuyo cobro has enviado a nuestro hijo. * Al que es el báculo de nuestra vejez. V. ¡Ay de mí, hijo mío! ¿Por qué te habremos enviado a un largo viaje, a ti, luz de nuestros ojos? R. Al que es el báculo de nuestra vejez. [Lectio5] Esta observancia del ayuno ha sido fijada en las cuatro estaciones, a fin de que, con su ritmo periódico a través del curso del año, comprendiéramos que constantemente tenemos necesidad de purificarnos, procurando siempre, en medio de las vicisitudes y agitaciones de esta vida, esforzarse en borrar por el ayuno y la limosna el pecado contraído por la fragilidad de la carne y las torpes concupiscencias. Suframos, pues, un poco de hambre, amados míos, y cercenemos de nuestros gastos ordinarios alguna cosa en provecho de los pobres. [Responsory5] R. Bendecid al Dios del cielo, y confesadle delante de todos los vivientes, * Porque ha usado de misericordia con vosotros. V. Bendecidle, dirigidle vuestros cánticos y publicad todas sus maravillas. R. Porque ha usado de misericordia con vosotros. [Lectio6] Saboreen los corazones bienhechores los frutos de su liberalidad. Al difundir alegría entre los pobres, recibirán en premio lo que les colmará de gozo. Amar al prójimo es amar a Dios. Dios hizo consistir la ley y los Profetas en la unión de estos dos amores; dar al prójimo es ofrecer a Dios mismo, ya que nuestro Divino Salvador y Maestro decía: “Todo cuanto hicisteis con alguno de estos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis”. Ayunemos la cuarta y sexta feria, y pasemos en vela el sábado en la iglesia del apóstol San Pedro, pues sus oraciones y méritos contribuirán a que nuestro ayuno y nuestra devoción sean aceptos a la divina misericordia. [Responsory6] R. Ya es tiempo de que vuelva hacia el que me envió; * Vosotros, empero, bendecid a Dios, y publicad todas sus maravillas. V. Confesadle delante de todos los vivientes, porque ha usado con vosotros de misericordia. R. Vosotros, empero, bendecid a Dios, y publicad todas sus maravillas. &Gloria R. Vosotros, empero, bendecid a Dios, y publicad todas sus maravillas. [Responsory7] R. Hemos oído referir las tribulaciones que han sufrido las ciudades y nos sentimos desfallecer; el temor y la ansiedad se han apoderado de nosotros y de nuestros hijos; aun los mismos montes se niegan a ofrecernos refugio en nuestra fuga; * ¡Piedad, Señor! V. Hemos pecado con nuestros padres, hemos obrado injustamente, hemos cometido la iniquidad. R. ¡Piedad, Señor!