[Ant 1] Toda la sabiduría * viene del Señor Dios, y con Él estuvo siempre, antes de todos los siglos. [Lectio1] Empieza el Libro de la Sabiduría. !Sab 1:1-4 1 Amad la justicia los que gobernáis la tierra; pensad rectamente del Señor y buscadle con sencillez de corazón. 2 Porque se deja hallar de los que no le tientan, se manifiesta a los que no desconfían de Él. 3 Los pensamientos perversos apartan de Dios, y la omnipotencia puesta a prueba corrige a los imprudentes. 4 Porque en alma maliciosa no entrará la sabiduría, ni morará en cuerpo esclavo del pecado. [Lectio2] !Sab 1:5-8 5 Porque el Espíritu Santo de la disciplina huye del engaño, y se aleja de los pensamientos insensatos, y al sobrevenir la iniquidad se aleja. 6 Porque la sabiduría es un espíritu amador del hombre, y no dejará impune al de blasfemos labios; que Dios es testigo de sus pensamientos, y veraz observador de su corazón, y oidor de sus palabras. 7 Porque el Espíritu del Señor llena la tierra, y El, que todo lo abarca, tiene la ciencia de todo. 8 Por eso nadie que hable impiedades quedará oculto, ni pasará de largo ante él la justicia vengadora. [Lectio3] !Sab 1:9-11 9 Porque los pensamientos del impío serán examinados, y hasta el Señor llegará el sonido de sus palabras, para castigo de sus iniquidades; 10 que su celoso oído lo oye todo y el rumor de las murmuraciones no quedará oculto. 11 Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservaos de la lengua mal hablada; porque la lengua mentirosa no quedará impune, y la boca embustera da muerte al alma. [Lectio4] Del Libro de los Oficios de San Ambrosio, Obispo. !Lib. 1, cap. 28 y 29. Grande es el esplendor de la justicia; tiene su razón de ser en el interés de los demás; protege nuestras relaciones y estrecha nuestros lazos sociales; somete todas las cosas a su juicio; asiste al prójimo, le proporciona el dinero que necesita, no le niega sus servicios, le defiende en las ocasiones críticas. ¿Quién no desearía llegar a esas alturas de la virtud, si no se adelantara la avaricia a debilitar y enervar su fuerza? Entregándonos a la pasión de aumentar nuestros bienes, de multiplicar aquí abajo nuestras posesiones, de superar a los demás en riquezas, pierde nuestra alma el sentimiento de la justicia y olvida la obligación de la beneficencia. [Lectio5] La excelencia de la justicia es que no hace acepción de lugar, ni de tiempo, ni de persona, sino que se debe a todos, aun a los enemigos; si con un adversario se fija un lugar y un día para librar un combate, cambiar de lugar o adelantarse al día estipulado sería contra justicia. Se trata a uno de una manera o de otra, según que se le ha hecho prisionero, ya en una batalla encarnizada o en un ataque peligroso, ya gracias a una asistencia providencial o por cierta casualidad. Si la justicia prevalece aun en la guerra, ¿cuánto más no deberá observarse en la paz? [Lectio6] El fundamento de la justicia es la fe; los corazones justos tienen por regla meditar la fe, y el justo que se acusa a sí mismo, establece la justicia sobre la base de la fe; al confesar la verdad pone de manifiesto su justicia. El Señor dijo por Isaías: “He aquí que Yo pondré en los cimientos de la nueva Sion una piedra”. Se refería a Jesucristo, fundamento de la Iglesia. Jesucristo es la fe de todos, y la Iglesia representa la justicia, que es derecho común de todos. En la Iglesia hay comunidad de oración, de obras, de pruebas y sufrimientos. Es justo el que es digno de Jesucristo, que hizo abnegación de sí mismo. Por eso San Pablo puso a Jesucristo por fundamento, a fin de que sobre Él elevásemos obras de justicia, ya que la fe es su fundamento.