[Officium] S. Thomæ Episcopi et Martyris [Oratio] Oh Dios, por cuya Iglesia murió el glorioso Pontífice Tomás al filo de las espadas de los impíos; te rogamos nos concedas que todos cuantos imploramos su auxilio, consigamos el saludable efecto de su intervención. $Per Dominum [Lectio4] Santo Tomás nacido en Londres, Inglaterra, sucedió a Teobaldo, obispo de Cantorbery. Antes había ejercido dignamente el cargo de Canciller: En el ejercicio del episcopado se mostró fuerte e invencible. Queriendo Enrique II, rey de Inglaterra, en una asamblea de los prelados y nobles del reino, establecer leyes contrarias al bien y a la dignidad de la Iglesia, Tomás se opuso a sus deseos con tanta firmeza, que no habiendo querido ceder, no obstante las promesas y amenazas que le hiciera, viose obligado a retirarse para no ser encarcelado. Pronto todos sus parientes, amigos y partidarios fueron expulsados del reino, después de haber sido obligados a jurar, aquellos cuya edad se lo permitía, que irían a encontrar a Tomás, con el fin de quebrantar, mostrándole el deplorable estado de los suyos, la santa resolución que no habían podido modificar las privadas incomodidades. No consideró la carne ni la sangre, ni sentimiento humano alguno pudo alterar su firmeza pastoral. [Lectio5] Se dirigió luego al Papa Alejandro III, quien le recibió bondadosamente, y, después, recomendado por él, marchó al monasterio de Pontigny, de la Orden Cisterciense. Habiéndolo sabido Enrique, envió cartas llenas de amenazas al Capítulo del Cister, con el fin de que Tomás fuera expulsado de Pontigny. El santo varón, temiendo que por su causa fuera perseguida la Orden Cisterciense, se marchó luego, dirigiéndose al lado de Luis, rey de Francia, que le había invitado, donde permaneció hasta que por la intervención del Soberano Pontífice y del rey, fue llamado del destierro con gran satisfacción de todo el Reino. Mientras él ejercía el cargo de buen pastor, ciertos calumniadores hicieron creer al Rey que tramaba muchas cosas contra el reino y la tranquilidad pública, por lo cual frecuentemente se quejaba el rey de que en todo su reino no había más que un sacerdote con el cual nunca podía estar en paz. [Lectio6] Esta exclamación del rey hizo creer a ciertos detestables satélites suyos, que le complacerían si daban muerte a Tomás. Por lo cual se dirigieron secretamente a Canterbury, atacando al Obispo en el templo mientras celebraba las Vísperas. Como los clérigos intentaran cercar la entrada del templo, se dirigió a ellos, abrió la puerta, y les dijo: “La Iglesia de Dios no debe ser custodiada como los campamentos, y yo por la Iglesia de Dios, sufriré la muerte”. Entonces dijo a los soldados: En nombre de Dios os mando que os guardéis de dañar a ninguno de los míos. Luego, de rodillas, encomendando la Iglesia y a sí mismo a Dios, a la Virgen María, a S. Dionisio y a los demás santos patronos de su iglesia, ofreció su cabeza al hierro sacrílego, con la misma firmeza con la que había resistido a las inicuas leyes del rey. Todo esto tuvo lugar el día 29 de Diciembre 1171. Su cerebro fue esparcido por el pavimento de la iglesia. Habiendo brillado por muchos milagros, el mismo Papa Alejandro le incluyó en el número de los Santos. [Lectio7] Lección del Santo Evangelio según S. Juan !Jn 10:11-16 En aquel tiempo: Dijo Jesús a los fariseos: Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su alma por sus ovejas. Y lo que sigue. _ Homilía de San Juan Crisóstomo. !Homilía 59 sobre San Juan. Grande, amados míos, muy grande es la dignidad del prelado en la Iglesia, y exige mucha virtud y fortaleza. Cristo exige al prelado que dé la vida por las ovejas, que nunca las abandone solas e indefensas, que haga frente al lobo con valor. En esto se diferencia el pastor del mercenario. El uno busca dondequiera su propio bien, descuidando el de sus ovejas; el otro busca siempre el bien de sus ovejas, sin hacer caso del propio. Dichas las señales del buen Pastor, Jesucristo designa dos tipos de destructores: el ladrón que mata y roba, y el mercenario que no rechaza al ladrón ni defiende a las ovejas que le han confiado. [Lectio8] Ya se lo había reprochado Ezequiel, diciendo: “¡Oh, los pastores de Israel! ¿Acaso no se apacientan a sí mismos?” Pues ¿no suelen los pastores apacentar a las ovejas? Mas ellos hacían lo contrario cometiendo con ello una gran maldad, causa de muchos males. Por eso dice: “Ni volvían a la grey la oveja errante, ni buscaban la perdida, ni ligaban la quebrada, ni curaban la enferma, ya que se apacentaban a sí mismos, y no a las ovejas”. Lo mismo dijo también con otras palabras el Apóstol San Pablo: “Todos buscan lo suyo, no lo de Jesucristo”. [Lectio9] De unos y otros se muestra diferente Jesucristo: de los que vienen para la pérdida de los demás, cuando dice: Para eso vine, para que tengan vida, y la tengan abundante; y de los que contemplan impasibles a las ovejas en las fauces del lobo, cuando afirma : El da su vida para que no perezcan sus ovejas. En efecto: al proponerse los judíos darle muerte, no por esto renunció a predicar su doctrina, ni abandonó a los que creían en Él, ni los traicionó, sino que soportó la muerte con firmeza. Pudo, pues, decir con frecuencia: Yo soy el buen Pastor. Pero como de sus palabras no tenían prueba (ya que la afirmación “doy mi vida” se cumplió más tarde, y esta otra: para que tengan vida, y la tengan abundante; no se realizará sino en la vida futura); confirmando así una de sus aserciones con la otra. &teDeum