[Rank] De VII die Infra Octavam Concept. Immac. Beatæ Mariæ Virginis;;Semiduplex;;2.5;;vide Sancti/12-08 [Lectio4] De la Bula dogmática del Papa Pío IX. _ Es muy notorio el celo con que esta doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios ha sido enseñada, sostenida y defendida por las más ilustres corporaciones religiosas, por las más célebres academias teológicas y por los doctores más sabios en la ciencia de las cosas divinas. Notorio es igualmente a todos cuán solícitos se han mostrado los santos prelados, aun en las mismas asambleas eclesiásticas, en profesar pública y abiertamente que la Santísima Virgen María, Madre de Dios, por la previsión de los méritos de Cristo, nuestro Redentor, jamás estuvo sujeta al pecado original, sino que fue enteramente preservada de la mancha de origen, y que por lo tanto fue redimida de un modo más sublime. Agrégase a esto una consideración importantísima, la más importante de todas, a saber, que hasta el mismo concilio de Trento, al redactar el decreto dogmático sobre el pecado original, en el cual, con arreglo a los testimonios de las Sagradas Escrituras, de los santos Padres, y de los más acreditados concilios, decretó y definió que todos los hombres nacen inficionados con la culpa original, declaró con todo, solemnemente que a pesar de lo amplio de la definición en este Decreto contenida, no era su ánimo comprender ni incluir en ella la bienaventurada e Inmaculada Virgen María Madre de Dios; pues con esta declaración los Padres de Trento indicaron lo bastante, atendidas las circunstancias de los tiempos, que la beatísima Virgen había sido preservada de la mancha original, y por lo tanto dieron claramente a entender, que ni de la Sagrada Escritura, ni de la Tradición, ni de la autoridad de los santos Padres, podía aducirse cosa alguna que de alguna manera se opusiera a tan señalada prerrogativa de la Virgen. [Lectio5] Y a la verdad, que esta doctrina de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen, ha existido siempre en la Iglesia; ésta, por la grave autoridad de su asentimiento, por sus enseñanzas, por su celo, su ciencia y su admirable sabiduría, la ha puesto de relieve cada día más, declarándola, confirmándola y propagándola en forma admirable en todos los pueblos y naciones del mundo católico: mas en todos los tiempos la ha poseído como recibida de los antiguos y de los Padres, y como revestida de los caracteres propios de una doctrina revelada. Dan testimonio irrecusable de ello, los más ilustres monumentos de la venerable antigüedad, así de la Iglesia oriental y de la occidental. Y en efecto, los Padres y escritores eclesiásticos, enseñados por las instrucciones celestiales, nada miraron con más interés, en los libros que compusieron para explicar las Sagradas Escrituras, vindicar los dogmas e instruir a los fieles, que el predicar y ensalzar como a porfía y de muchas maneras la dignidad de la Virgen, preservada de toda mancha de pecado, y su preclara victoria del más detestable enemigo del género humano. [Lectio6] Esto es lo que hicieron al explicar las palabras con que Dios, anunciando de antemano desde el principio del mundo los remedios que en su bondad preparaba para la regeneración de los mortales, reprimió la audacia de la serpiente y realzó admirablemente las esperanzas del género humano. Enseñaron que por este divino oráculo: “Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya”, se anunciaba de antemano clara y abiertamente al misericordioso Redentor del linaje humano, es decir, al Unigénito Hijo de Dios, Cristo Jesús, y a su bienaventurada Madre, la Virgen María; y que al mismo tiempo se expresaban de un modo muy claro las enemistades de uno y otra contra el demonio. Por lo cual, así como Cristo, mediador entre Dios y los hombres, tomando la naturaleza humana y borrando el autógrafo del decreto de condenación dictado contra nosotros, lo clavó triunfante en la cruz; así la Santísima Virgen, unida a Él con estrechísimo e indisoluble vínculo, fue, con Él y por Él, la sempiterna enemiga de la serpiente venenosa; y triunfó plenamente de ella aplastando su cabeza con su pie inmaculado. [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 1:26-28 En aquel tiempo: Envió Dios al Ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea, a una Virgen desposada con un varón de la casa de David, llamado José, y el nombre de la Virgen era María. Y lo que sigue. _ Homilía de San Sofronio, Obispo. !Homilía en la Anunciación de la Madre de Dios. Verdaderamente Tú eres bendita entre las mujeres, porque has mudado en bendición la maldición dada contra Eva, porque has hecho que por ti fuese bendito Adán, el cual antes yacía bajo el peso del anatema. Tú eres bendita entre las mujeres, porque por tu mediación, la bendición del Padre celestial brilló sobre los hombres, y les libró de la antigua maldición. Verdaderamente eres bendita entre las mujeres, porque gracias a ti, tus progenitores fueron salvos, ya que Tú debías engendrar al Salvador que les obtuvo de Dios la salvación. Sí, eres bendita entre las mujeres, porque sin concurso de varón has producido el fruto que difunde sobre el mundo entero la más abundante bendición, y le libra de la maldición que le hacía producir espinas. Sí, eres bendita entre las mujeres, pues siendo por naturaleza mujer, debías ser constituida verdadera Madre de Dios. Pues si Aquel que de ti ha de nacer es, en verdad, Dios encarnado, con toda justicia eres llamada Madre de Dios, ya que verdaderamente Tú engendras a Dios. [Lectio8] “No temas, María, pues has hallado gracia delante de Dios”; y una gracia tal, que no puede perecer; superior a toda gracia; has hallado gracia delante de Dios, una gracia que merece ser objeto de todos los deseos, una gracia que jamás disminuye; has hallado gracia delante de Dios, una gracia que te salvará, una gracia que ningún ataque podrá vencer, una gracia siempre victoriosa, una gracia que ha de durar para siempre. Ciertamente otros, muchos otros antes que Tú, resplandecieron por su eminente santidad. Pero a nadie le fue dada como a ti la plenitud de la gracia; nadie como Tú ha sido elevado a tan excelsa magnificencia; nadie como Tú ha sido prevenido con la gracia que purifica; nadie como Tú resplandeció con luz celestial; nadie como Tú ha sido elevado sobre toda grandeza. [Lectio9] Ciertamente convenía que fuese así, ya que nadie se ha acercado tanto a Dios como Tú; nadie como Tú ha sido enriquecido con los divinos dones; nadie como Tú ha participado de la gracia de Dios. Tú excedes a todo cuanto hay de más excelso entre los hombres. Excedes a todos los dones que han recibido de la generosidad divina. Más que todos los demás eres enriquecida con la posesión de Dios que mora en ti. Nadie puede tener a Dios como Tú le tuviste, ni gozar como Tú de su presencia; nadie como Tú es digno de ser iluminado por Dios; y por esto no sólo recibiste en ti a Dios Creador y Señor de todas las cosas, sino que Él en ti se encarnó maravillosamente, y Tú le llevaste en tu seno, y después diste a luz a Aquel mismo que debía rescatar a todos los hombres de la condenación dictada contra el primer hombre y procurar a todos una salvación que no tendrá fin. Por lo cual, dirigiéndome a ti, he exclamado y exclamaré de nuevo con todo el ardor de mi alma: “Salve, llena de gracia; el Señor es contigo; y bendita Tú eres entre todas las mujeres”. &teDeum