[Officium] S. Bibianæ Virginis et Martyris [Name] Bibiana [Oratio] Oh Dios, dador de todo bien, que juntaste en tu sierva Bibiana con la flor de la virginidad la palma del martirio; dígnate por su intercesión unir contigo nuestras almas, a fin de que, removidos los peligros, consigamos los premios eternos. $Per Dominum [Lectio4] Bibiana, virgen de Roma, noble por su linaje, lo fue más aún por su fe cristiana. Su padre Flaviano, que había sido prefecto durante el imperio del crudelísimo tirano Juliano el Apóstata, fue marcado con las señales de la esclavitud, y deportado a las Aguas Taurinas, donde murió mártir. A su madre Dafrosa, la encerraron en su casa con sus hijas, para que pereciesen de hambre, y después fue decapitada fuera de Roma. Bibiana y Demetria fueron despojadas de todos sus bienes. Aproniano, pretor de la ciudad, codicioso de sus riquezas, las privó de todo auxilio humano; mas, habiéndolas alimentado aquel Dios que da comida a los hambrientos, reaparecieron todavía lozanas, lo cual dejó al pretor profundamente admirado. [Lectio5] Aproniano intentó hacer que honrasen a los dioses de los Gentiles, prometiéndoles restituirles sus riquezas, y ofreciéndoles la gracia del emperador y ventajosos enlaces. De lo contrario, las amenazaba con cárceles, azotes y con el hacha del verdugo. Pero ellas no se apartaron de la verdadera fe, estando resueltas a morir antes que mancharse con las supersticiones paganas. Así desecharon las impías proposiciones del pretor. Demetria murió de súbito a la vista de Bibiana, y se durmió en el Señor. Bibiana, fue entregada a Rufina, mujer astuta, a fin de que la sedujera; pero, instruida desde la cuna en la ley de Cristo, resuelta a conservar sin mancha la flor de la virginidad, triunfó con fortaleza, burlando la malicia del pretor. [Lectio6] No sirvieron a Rufina sus engañosas palabras ni los golpes con que cada día castigaba a Bibiana, intentando que abandonase su santo propósito; y viendo el pretor que su esperanza quedaba frustrada, aumentada su ira viéndose vencido por Bibiana, mandó a sus ministros que la desnudasen y que, con las manos atadas, sujeta a una columna, la golpeasen con plomos hasta morir. Su sagrado cuerpo, arrojado a los perros, estuvo dos días en la plaza del Toro, conservándose ileso de una manera maravillosa. Un presbítero llamado Juan la enterró por la noche junto a su hermana y su madre, cerca del palacio de Licinio, donde aún hoy, hay una iglesia dedicada al Señor, con el nombre de Santa Bibiana, y que fue restaurada por el papa Urbano VIII; el cual, habiendo hallado los cuerpos de las santas Bibiana, Demetria y Dafrosa, las puso en el altar mayor. [Lectio94] Bibiana, virgen romana, de padres nobles, más noble aún por su fe cristiana. Sus padres, Flaviano y Dafrosa, sufrieron el martirio bajo Juliano el Apóstata. Bibiana y su hermana, Demetria, fueron privadas de todas sus posesiones, y Aproniano, pretor de la Ciudad, intentó, por medio de promesas y amenazas, hacerles abandonar la verdadera fe. Se resistieron a él y a su maldad con constancia. En la lucha, Demetria se derrumbó ante Bibiana, y murió en el Señor. Luego Bibiana fue entregada a una mujer muy astuta llamada Rufina, que iba a tenerla seducida. Bibiana fue victoriosa sobre todas sus artimañas y frustró los malvados deseos del pretor, quien ordenó que la golpearan con látigos con plomo, y finalmente, exhaló su alma. Su cuerpo sagrado, dejado expuesto a los perros dos días, fue preservado ileso por el poder divino. El sacerdote Juan lo enterró de noche al lado de la tumba de su hermana y su madre, cerca del palacio de Licinio, donde ahora se encuentra una iglesia dedicada a Dios y llamada así por Santa Bibiana. &teDeum