[Officium] S. Gertrudis Virginis [Oratio] Oh Dios, que dispusiste para ti una morada agradable en el corazón de la bienaventurada virgen Gertrudis: dígnate, por sus méritos e intercesión, borrar misericordiosamente las manchas de nuestros pecados, y concedernos que gocemos en la gloria de su compañía. $Per Dominum [Lectio4] Nació de padres nobles en Eisleben (Sajonia). Gertrudis, desde la edad de 5 años, consagró a Jesucristo su persona y su virginidad en el monasterio benedictino de Rodesdorf. Desde entonces se consideró extranjera a las cosas de este mundo, y se aplicó con celo a la práctica de la virtud, llevando una vida celestial. Al conocimiento de las letras unía la ciencia de las cosas divinas, cuya meditación la excitaba a la virtud y por la cual, en poco tiempo, adquirió la perfección cristiana. Gertrudis hablaba con frecuencia y con píos sentimientos de Cristo y de los misterios de su vida, no pensando sino en la gloria de Dios, al cual refería todos sus deseos y acciones. Aunque Dios le había favorecido con dones excelentes en el orden de la naturaleza y de la gracia, Gertrudis se tenía en tan poco que consideraba como uno de los principales milagros de la divina bondad el que Dios la soportara a pesar de ser ella una pecadora. [Lectio5] A los 30 años fue escogida para gobernar, primero el monasterio de Rodesdorf en el que había abrazado la vida religiosa, y después el de Heldelfs. Durante 40 años desempeñó su cargo con tanta prudencia y celo por la disciplina regular, que su monasterio pareció el asilo de la perfección religiosa. En aquellas dos comunidades, aunque madre y superiora de todas las religiosas, quería ser considerada como la última, humillándose como si lo fuera. Para entregarse a Dios con espíritu libre, mortificaba su cuerpo con ayunos, vigilias y muchas austeridades. Con igualdad de ánimo, no dejó de mostrar una inocencia de vida, una dulzura y una paciencia muy grandes. Trató con todas sus fuerzas de procurar la salud del prójimo, y recogió muchos frutos de su piadosa solicitud. La fuerza del amor a Dios la arrebataba en éxtasis, y le mereció ser elevada a un grado alto de contemplación y al gozo de la unión divina. [Lectio6] Queriendo Jesucristo mostrar el mérito de su amada esposa, declaró que el corazón de Gertrudis era para Él como una habitación llena de delicias. Gertrudis honraba con singular devoción a la gloriosa Virgen María, que el mismo Jesús le había dado por madre y protectora, recibiendo de ella gran número de mercedes. El adorable sacramento de la Eucaristía y la Pasión del Señor la penetraban de tal amor y reconocimiento, que al meditarlas derramaba abundantes lágrimas. Cada día aliviaba con sus oraciones y sufragios a las almas de los justos condenados a las llamas expiatorias. Gertrudis compuso numerosos escritos aptos para fomentar la piedad. También ha sido célebre por sus revelaciones y por sus profecías. En fin, reducida a un estado de languidez, más por su ardiente amor a Dios que por enfermedad, murió en el año 1292. Dios la glorificó con milagros tanto en vida como después de su muerte. [Lectio94] Nacida en Eisleben, Sajonia, Gertrudis ofreció su virginidad y ella misma a Jesucristo en el monasterio benedictino de Rodesdorf, cuando tenía 5 años. Tenía a Santa Matilde por su maestra, y bajo esta guía alcanzó los mayores dones de la contemplación. Ardía con tanto amor por el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y la Pasión del Señor que cuando pensaba en ellos derramaba lágrimas profusamente. Escribió muchas obras para fomentar la devoción; fue conocida por el don de revelaciones y de profecía. Consumida más por su ardiente amor a Dios que por la enfermedad, se apartó de esta vida; fue famosa por sus milagros antes y después de su muerte. &teDeum