[Officium] S. Dionisio, Obispo, y Ss. Rústico y Eleuterio, Mártires [Oratio] v. ¡Oh Dios, que en este día fortaleciste al obispo San Dionisio con la virtud de la constancia en el martirio, y te dignaste asociarle a Rústico y Eleuterio para anunciar tu gloria a los gentiles!; concédenos que, a su ejemplo y por amor a ti, despreciemos el favor del mundo y temamos ninguna de sus adversidades. $Per Dominum [Lectio4] Dionisio, ateniense y uno de los jueces del Areópago, profesando aún los errores del paganismo, exclamó al ver eclipsarse el sol contra las leyes de la naturaleza en el día en que Nuestro Señor fue clavado en la cruz: O sufre el Dios de la naturaleza, o se destruirá la máquina del universo. Cuando el apóstol Pablo vino al Areópago de Atenas, y predicó a Cristo, diciendo que había resucitado y había dado la vida a los muertos; Dionisio, con otros muchos, creyó en Cristo. [Lectio6] Pero sobrellevaron el tormento con valentía y alegría, y finalmente Dionisio, que contaba entonces con más de cien años de edad, y sus compañeros fueron muertos bajo el hacha el 9 de octubre. Se ha guardado memoria, sobre esto, de cómo Dionisio tomó su cabeza entre sus manos tras ser decapitado y anduvo con ella unos dos mil pasos. Escribió libros admirables sobre las cosas celestes, los nombres divinos, las jerarquías eclesiástica y celeste, la teología mística y otros. [Lectio94] Dionisio, ateniense y uno de los jueces del Areópago, profesando aún los errores del paganismo, exclamó al ver eclipsarse el sol contra las leyes de la naturaleza en el día en que Nuestro Señor fue clavado en la cruz: O sufre el Dios de la naturaleza, o se destruirá la máquina del universo. Cuando el apóstol Pablo vino al Areópago de Atenas, y predicó a Cristo, Dionisio, con otros muchos, creyó en Cristo; bautizado por el Apóstol, le puso al frente de la Iglesia de Atenas. Estando en Roma el papa Clemente lo envió a las Galias para predicar el Evangelio; con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio se dirigió a París, en donde, después de haber convertido a muchos, el prefecto Fescenio mandó atormentarlos de varias maneras y luego decapitarlos, recibiendo la corona del martirio en el día séptimo de los idus de octubre.