[Officium] S. Matthæi Apostoli et Evangelistæ [Oratio] Te pedimos, Señor, ser ayudados por la oración de San Mateo, apóstol y evangelista, para que cuanto sobrepasa nuestras fuerzas nos lo alcance su intercesión. $Per Dominum [Lectio4] Mateo, llamado también Leví, Apóstol y Evangelista, fue llamado por el Señor mientras estaba sentado en su oficina de Cafarnaúm, y le siguió al instante. Le obsequió con un convite, yendo también los demás discípulos. Después de la resurrección de Cristo, y antes de salir de Judea para ir a predicar en la región asignada, escribió en Judea el Evangelio de Jesucristo, en hebreo, para los judíos convertidos, siendo el primero entre los evangelistas. Luego fue a Etiopía, y anunció el Evangelio, confirmándolo con milagros. [Lectio5] Hay que mencionar en primer lugar la resurrección de la hija del rey, por lo cual se convirtieron a la fe cristiana el rey, su esposa y toda la provincia. A la muerte del rey, su sucesor Hirtaco quería desposarse con la princesa Ifigenia, de sangre real; pero como ésta había hecho voto de virginidad, por consejo de Mateo, y perseveró en su propósito, mandó matar al Apóstol al pie del altar donde estaba celebrando los santos misterios. La gloria del martirio coronó su carrera apostólica el día undécimo de las calendas de octubre. Su cuerpo se trasladó a Salerno, y siendo Papa Gregorio VII, a la iglesia dedicada a su nombre, donde es objeto de la devota veneración. [Lectio6] De San Gregorio, Papa sobre el Prof. Ezequiel, !Hom. 3, lib. 1 El Profeta Ezequiel describe con misterioso lenguaje los cuatro animales sagrados que lleno de espíritu profético contempló en lo por venir: Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. ¿Qué significa el rostro, sino el conocimiento, y qué las alas sino el vuelo? Por el rostro somos conocidos cada uno; y con las alas, las aves se elevan. Por esto el rostro se refiere a la fe y las alas a la contemplación. Mediante la fe somos conocidos por Dios, como dice Él mismo hablando de sus ovejas: Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Y dice además: Yo conozco a los que he elegido. Por la contemplación que nos eleva sobre nosotros mismos, somos como levantados. [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Mateo !Mt 9:9-13 En aquel tiempo: Vio Jesús a un hombre sentado en la mesa de los impuestos, llamado Mateo. Y le dijo: Sígueme. Y lo que sigue. _ Homilía de San Jerónimo, Presbítero. !Libro I de los comentarios sobre San Mateo, cap. 9. Los demás Evangelistas, por respeto a San Mateo y velando por su prestigio, se abstienen de designarle con su nombre usual y le llaman Leví; conociósele, en efecto, por estos dos nombres. En cuanto a él, recordando las palabras de Salomón: El justo es el primer acusador de sí mismo; y estas otras: Confiesa tus pecados para justificarte, se llama a sí mismo Mateo, y se declara publicano, para mostrar que así como de publicano se transformó en Apóstol, nadie debe desesperar de su salvación si abraza una vida mejor. [Lectio8] Sobre esto, Porfirio y Juliano, pretenden resaltar o la ignorancia de un historiador inexacto o la necedad de quienes al momento siguieron al Salvador, acusándoles de conducirse irreflexivamente por el llamamiento del primer advenedizo; no consideran un hecho indubitable; la multitud de milagros y prodigios que los Apóstoles habían visto realizar a Jesucristo antes de creer en Él. Por otra parte, bastaba para ser atraído por Él la sola contemplación de la majestad de la Divinidad que en Él, aun escondida, se traslucía en su semblante humano. Porque si el imán y el ámbar pueden atraer los anillos de hierro y las briznas de paja, ¿con cuánta mayor fuerza podía el Señor de todas las cosas atraer a sí a los que llamaba? [Lectio9] Estando Jesús sentado a la mesa, en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, que se pusieron a comer con Él. Veían que aquel publicano, que había pasado del pecado a una vida mejor, había sido admitido a la penitencia, les movía a no desesperar de la propia salvación. Y no se acercaban a Jesús aferrados, según murmuraban los fariseos y los escribas, a sus antiguos vicios, sino haciendo penitencia, como lo dan a entender las palabras de Jesús: Más estimo la misericordia que el sacrificio. Porque los pecadores son y no los justos, a quienes he venido Yo a llamar. Así, pues, Jesús iba a los convites de los pecadores, para poder instruirles y proporcionarles alimentos espirituales. &teDeum