[Officium] Ss. Cornelii Papæ et Cypriani Episcopi, Martyrum [Name] Cornelio y Cipriano [Lectio4] Cornelio, romano, ejerció el pontificado bajo los emperadores Galo y Volusiano. De acuerdo con una santa matrona llamada Lucina, trasladó de las catacumbas a un lugar más conveniente los cuerpos de los Apóstoles Pedro y Pablo. El de Pablo fue colocado por Lucina en un terreno de su propiedad en la vía de Ostia, cerca de donde había sido decapitado; el del Pedro fue colocado por Cornelio cerca del lugar de su crucifixión. Denunciado al emperador por este hecho, y por la conversión de muchos a Jesucristo, fue desterrado a Centum cellas, donde recibió unas cartas consoladoras de Cipriano, Obispo de Cartago. [Lectio5] Las frecuentes relaciones inspiradas en la caridad cristiana que se establecieron entre ambos, fue mal interpretada por los emperadores, por lo que llamaron a Roma a Cornelio. Fue azotado como reo de lesa majestad con látigos guarnecidos de plomos, y arrastrado hasta la estatua de Marte para que sacrificara. Como se negó a tal impiedad, fue decapitado el día 18 de las calendas de octubre. La bienaventurada Lucina, ayudada de clérigos, sepultó su cuerpo en un arenario que poseía cerca del cementerio de Calixto. Su pontificado duró unos dos años. [Lectio6] Del libro de San Jerónimo, Presbítero. !Sobre los escritores eclesiásticos Cipriano empezó enseñando retórica en África, su patria. Persuadido por el sacerdote Cecilio, cuyo sobrenombre tomó, a que se hiciera cristiano, distribuyó entre los pobres todos sus bienes. Fue elevado, poco después al sacerdocio, y nombrado, por último, obispo de Cartago. Superfluo es ponderar su genio o enumerar los frutos del mismo, cuando sus obras brillan más que el sol. Padeció el martirio bajo los emperadores Valeriano y Galieno, en la octava persecución, el mismo día que Cornelio en Roma, aunque no el mismo año. [Lectio94] Cornelio, romano, Papa bajo los emperadores Galo y Volusiano, se resistió a la herejía de Novaciano, y escribió con gran caridad respecto a los lapsos; poseemos ocho cartas dirigidas a él por San Cipriano. En el exilio en Civitavecchia, agotado por las dificultades, murió mártir. Cipriano, africano, fue primero un famoso maestro de Retórica; luego, a la persuasión del sacerdote Cecilio, de quien tomó su apellido, se hizo cristiano y entregó todos sus bienes a los pobres. Después de un corto tiempo fue ordenado sacerdote y luego obispo de Cartago. También escribió mucho en contra del cisma de Novaciano y trató en todos los sentidos de reparar las heridas sufridas por la Iglesia. Sería innecesario dar cuenta de su sabiduría, porque sus obras eclipsan al sol. Murió en la octava persecución de los emperadores Valeriano y Galieno. &teDeum