[Rank] S. Nominis Beatæ Mariæ Virginis;;Duplex majus;;4;;ex C11 [Rank] (rubrica 196) S. Nominis Beatæ Mariæ Virginis;;Duplex;;3;;vide C11 [Ant 1] Santa María, * socorre a los pobres, ayuda a los débiles, ruega por el pueblo, interésate por el clero, intercede por el devoto sexo femenino; experimenten tu auxilio todos cuantos celebran tu santa festividad. [Oratio] Te suplicamos concedas, omnipotente Dios, a tus fieles que se glorían en el Nombre y con la protección de la Santísima Virgen María, el verse libres, por su piadosa intercesión, de todos los males en la tierra, y merecer la consecución de los goces eternos en el cielo. $Per Dominum [Lectio4] Sermón de San Bernardo, Abad. !Homilía 2 sobre Missus est. El nombre de la Virgen era María. Digamos algo también acerca de este nombre, que significa estrella del mar y conviene a la Virgen María. La comparación de María con una estrella es muy adecuada; porque así como la estrella despide su rayo de luz sin corrupción de sí misma, así, sin lesión suya, dio a luz la Virgen a su Hijo. Ni el rayo disminuye la claridad de la estrella, ni el Hijo disminuyó a la Virgen su integridad. María es, pues, la ilustre estrella que se levantó de Jacob, cuya luz se difunde por todo el orbe; cuyo resplandor brilla en el cielo, penetra en los abismos e ilumina también la tierra, y, comunicando su ardor más bien a las almas que a los cuerpos, fomenta en ellas las virtudes y consume los vicios. Es la esclarecida y singular estrella que era menester se levantara sobre este dilatado piélago, para brillar con sus méritos y difundir la luz de sus ejemplos. [Lectio5] Oh tú, cualquiera que seas que te sientes llevado por la corriente de este siglo, y más te parece fluctuar entre tempestades que andar por la tierra firme, no apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si no quieres verte arrastrado por la borrasca. Si se levantaren los vientos de las tentaciones, si tropezares en los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella, invoca a María. Si te sintieres agitado de las ondas de la soberbia, de la detracción, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, invoca a María. Si la ira, o la avaricia, o la concupiscencia de la carne impeliere violentamente la navecilla de tu alma, vuelve tus ojos a María. Si turbado ante la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso ante la fealdad de tu conciencia, aterrado ante el pensamiento del tremendo juicio, comienzas a sentirte sumido en el abismo sin fondo de la tristeza o en la sima de la desesperación, piensa en María. [Lectio6] En los peligros, en las congojas, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte nunca su nombre de tu boca, no se aparte jamás de tu corazón, y para que puedas conseguir los sufragios de su intercesión, no olvides los ejemplos de sus virtudes. No te descaminarás si la sigues; no desesperarás si la ruegas; no te perderás, si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer. No te fatigarás, si ella es tu guía; llegarás felizmente a puerto, si ella te ampara. Y así, en ti mismo experimentarás con cuánta razón se dijo: “Y el nombre de la Virgen era María”. Este nombre dulcísimo era ya de antiguo, objeto de especial devoción en algunas partes; hasta que Inocencio XI, mandó darle culto todos los años en la Iglesia universal, en perpetua memoria de un triunfo obtenido en Viena sobre el cruel sultán de los turcos, que ultrajaba a los cristianos, y amenazaba con su tiranía. [Lectio94] El santo nombre de la Virgen María, que significa estrella del mar, encaja perfectamente con la Madre Virgen. Con razón se asemeja a una estrella, porque, como la estrella emite su luz sin alterarse en modo alguno, la Virgen dio a luz a un hijo sin perjuicio de su virginidad. Y como la luz emitida no quita valor al esplendor de la estrella, el Hijo no quita nada a la integridad de la Virgen. Ella es, por lo tanto, esa noble estrella nacida de Jacob, colocada sobre este mar grande y profundo, que brilla por sus méritos, y es luminosa por sus ejemplos. Oh, quien quiera que seas, los que en el mar de este mundo se sienten zarandeados por las tormentas y tempestades, no se vayan lejos de la luz de esta estrella. Piensa en María, llama a María, para experimentar en ti mismo lo que se dijo: “Y el nombre de la virgen era María”. Este dulce nombre durante mucho tiempo fue honrado con especial devoción en algunas partes del mundo cristiano. Inocencio XI, tras la victoria en Viena contra el cruel sultan de los turcos, que amenazaba someter a los pueblos cristianos, en memoria de tan gran beneficio duradero, determinó que la fiesta del santo nombre de María, se celebrara en toda la Iglesia. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 1:26-38 En aquel tiempo: Fue enviado el Ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea, a una Virgen desposada con un varón de la casa de David, llamado José, y el nombre de la Virgen era María. Y lo que sigue. _ Homilía de San Pedro Crisólogo. !Sermón 142 sobre la Anunciación. Hoy habéis oído, hermanos, a un ángel tratar con una mujer sobre la rehabilitación del hombre: de conducirle a la vida por el mismo camino que le había llevado a la muerte. Quien trata con María acerca de la salvación es un ángel, porque un ángel había tramado con Eva su perdición. Le oísteis hablar de cómo va a edificarse, con la arcilla de nuestra carne, un templo a la divina Majestad. Oísteis anunciar el misterio que traerá a Dios a la tierra e introducirá al hombre en el cielo, y manifestar la forma admirable con que Dios se unirá con el hombre en un mismo cuerpo. Le oísteis cómo exhorta a nuestra débil naturaleza a llevar en sí toda la gloria de la Divinidad. [Responsory7] R. Dichosa eres, sagrada Virgen María, sumamente digna de todas las alabanzas: * Porque de ti ha nacido el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios. V. Ruega por el pueblo, interésate por el clero, intercede por el devoto sexo femenino; experimenten tu auxilio todos cuantos celebran tu santa festividad. R. Porque de ti ha nacido el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios. [Lectio8] Habéis visto que para evitar que el barro de nuestro cuerpo se hienda bajo el enorme peso de este celestial edificio, y se quiebre la delicada rama destinada a sostener el fruto de todo el género humano, se apresura el ángel a decir: No temas, María. Adelántase, antes de decir el motivo de su misión, a declararle con este nombre su dignidad. El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa “soberana”. Para apartarla del temor de los siervos, llama soberana a la destinada a ser Madre del Señor de todo, del Hijo que, con su propia autoridad, hizo y obtuvo que ella naciera siendo reina. “No temas, María, porque has hallado gracia”. Cierto, el que ha hallado gracia no tiene por qué temer, y Vos la habéis hallado. [Lectio9] Bendita, porque solo ella mereció escuchar: Has hallado gracia. ¿Cuánta? Tanta como había dicho: llena. Está llena, ya que la gracia se ha derramado en abundantes efluvios sobre esta criatura, de modo que la había penetrado y llenado. Porque has hallado gracia ante Dios. Al decir esto, el mismo Ángel se asombra, ya, de que sólo una mujer alcanza tanta gracia, ya, de que todos los hombres merecerán la vida por una mujer, y al ver encerrarse en el estrecho seno de una virgen a quien el universo entero no puede contener. Por eso el Ángel se demora, comenzando a llamar a María con la expresión de su mérito, mencionando su gracia. Va comunicando poco a poco su mensaje, para que resalte más la significación del mismo, y así se calme su inquietud. &teDeum