[Officium] S. Nicolai de Tolentino Confessoris [Name] Nicolás [Lectio4] Nicolás de Tolentino, así llamado a causa de su larga permanencia en la ciudad de este nombre, nació en la aldea del Santo Ángel, en la Marca de Ancona, de padres piadosos; los cuales, habiéndose dirigido a Barí para cumplir un voto que les sugirió su deseo de tener hijos, y asegurándoles San Nicolás que verían realizados sus anhelos, pusieron su nombre al hijo que les nació. Entre las muchas virtudes que de niño mostró, brilló la abstinencia; ya que, a los siete años, empezó, a imitación del citado San Nicolás, a ayunar a pan y agua varios días de la semana, costumbre que continuó observando. [Lectio5] De adulto, inscrito ya en la milicia clerical, y siendo canónigo, habiendo oído un día cierto sermón de un Ermitaño de San Agustín acerca del menosprecio del mundo, enardecido por sus palabras, se hizo Agustino. En esta Orden observó un tenor tan perfecto de vida religiosa, que brilló entre todos por su caridad, humildad, paciencia y demás virtudes. No llevaba más que un áspero vestido; mortificaba su cuerpo con disciplinas y cadenas de hierro, y se abstenía de carnes y de casi todo alimento. [Lectio6] Las asechanzas de Satanás, que no cesaba de atormentarle por distintos medios, hasta llegar a maltratarle a golpes, en nada disminuían su constancia en la oración. Durante los seis meses anteriores a su muerte, oyó todas las noches los conciertos angélicos, pregustando las delicias del Paraíso; penetrado de su dulzura, repetía las palabras del Apóstol: “Deseo morir, para vivir en Jesucristo”. Sus deseos se cumplieron el día cuatro de los idus de septiembre, como predijo a sus hermanos. Brilló con muchos milagros, aun tras su muerte, por los que, una vez comprobados, el Papa Eugenio IV le puso en el número de los Santos. [Lectio94] Nicolás, llamado Tolentino por vivir mucho tiempo en la ciudad del mismo nombre, nació en la aldea de Santo Ángel, Ancona, de padres devotos que lo obtuvieron por la oración e intercesión de San Nicolás. De niño mostró muchas virtudes, especialmente de abstinencia. Militó entre el clero y fue canónigo. Escuchó un sermón de un predicador de los Ermitaños de San Agustín sobre el desprecio del mundo e ingresó de inmediato en los agustinos. Aquí cumplió la regla religiosa estrictamente; ayunando, vistiendo ropa áspera, mortificando su cuerpo con disciplinas y cadenas, y sobresalió en todas las demás virtudes. Nunca aflojó en su celo por la oración, a pesar de que fue atormentado de varias maneras por el diablo que, incluso, le golpeaba. Cada noche durante seis meses antes de su muerte, escuchaba melodías angelicales; y al fin, habiendo predicho el día de su muerte, se durmió en el Señor. Famoso por sus milagros antes y después de su muerte, fue inscrito entre los Santos por Eugenio IV. &teDeum