[Officium] S. Pii X Papæ Confessoris [Oratio] Oh Dios, que para defender la fe católica e instaurar todas las cosas en Cristo, colmaste al Papa San Pío X de sabiduría divina y de fortaleza apostólica; concédenos que, dóciles a sus instrucciones y ejemplos, consigamos la recompensa eterna. $Per eumdem [Lectio4] El Papa Pío X, cuyo nombre antes era José Sarto, nació en el pueblo de Riese, en la provincia de Venecia, de padres humildes que destacaban por su piedad. Se inscribió entre los estudiantes en el seminario de Padua, donde destacó por su piedad, siendo un ejemplo para sus compañeros, despertando la admiración de sus maestros. Después de su ordenación al sacerdocio, trabajó durante varios años primero como cura en la ciudad de Tombolo, luego como pastor en Salzano. Se dedicó a sus deberes con tan constante caridad y y celo sacerdotal, que destacando por la santidad de su vida, el obispo de Treviso lo nombró canónigo de la iglesia catedral, canciller de la curia episcopal, y director espiritual del seminario diocesano. Su desempeño en estos deberes fue tan sobresaliente que, muy impresionado el Papa León XIII, lo nombró obispo de la Iglesia de Mantua. [Lectio5] Como un buen pastor, sin descuidar nada, trabajó especialmente para enseñar a los jóvenes llamados al sacerdocio, así como para fomentar el crecimiento de las asociaciones devotas y la belleza y la dignidad de la adoración divina. Siempre afirmó y promovió las leyes de las que depende la civilización cristiana y, mientras él mismo llevaba una vida austera, nunca perdió la oportunidad de aliviar la carga de la pobreza en los demás. Por sus méritos, fue nombrado cardenal y creado Patriarca de Venecia. Tras la muerte de León XIII, cuando los votos del Colegio de Cardenales comenzaron a aumentar a su favor, intentó con súplicas y lágrimas que se le liberara de tan pesada carga. Cedió, al fin, diciendo que aceptaba como cruz la corona del pontificado supremo, ofreciéndose a Dios, con espíritu resignado pero firme. [Lectio6] En la silla de Pedro no renunció a su antigua forma de vida. Brillaba en la humildad, sencillez y pobreza, por lo que escribió en su último testamento: nací en la pobreza, viví en la pobreza y deseo morir en la pobreza. Aunque humilde, estaba lleno de fuerza en lo concerniente a la gloria de Dios, la libertad de la Santa Iglesia y la salvación de las almas. Hombre apasionado y de propósito firme, gobernó firmemente a la Iglesia al entrar en el siglo XX y la adornó con brillantes enseñanzas. Restauró la música sagrada a su prístina gloria y dignidad; estableció Roma como el centro principal para el estudio de la Santa Biblia; ordenó la reforma de la Curia Romana con gran sabiduría; restauró las leyes concernientes a los fieles para la instrucción del catecismo; introdujo la costumbre de una recepción frecuente e incluso diaria de la sagrada Eucaristía, y permitió que los niños la recibieran tan pronto alcanzaran el uso de razón; promovió el crecimiento de la acción católica; proporcionó una sólida educación a los clérigos y aumentó el número de seminarios en muchas regiones; alentó a cada sacerdote en la práctica de la vida interior; juntó las leyes de la Iglesia en un solo cuerpo; condenó y reprimió los errores más perniciosos conocidos como Modernismo; suprimió el veto civil en la elección del Papa. Agotado por sus trabajos y abrumado por la guerra europea que acababa de comenzar, acudió a recibir la recompensa celestial el 20 de agosto de 1914. Reconocido en todo el mundo por la fama de su santidad y sus milagros, Pío XII, con la aprobación de todos, lo nombró entre los Santos. [Lectio94] El Papa Pío X, de nombre José Sarto, nació en el pueblo de Riese, Venecia. Se matriculó entre los estudiantes en el seminario de Padua y, siendo ya sacerdote, fue el primer cura en la ciudad de Tombolo, luego pastor en Salzano, entonces canónigo y canciller de la curia del obispo en Treviso. Fue tan sobresaliente en santidad que León XIII lo nombró obispo de la Iglesia de Mantua. Como un buen pastor, trabajó especialmente para enseñar a los jóvenes llamados al sacerdocio; fomentó la belleza de la adoración divina y el crecimiento de las asociaciones devotas; atendió las necesidades de los pobres con generosa caridad. Debido a sus grandes méritos, fue nombrado cardenal y creado Patriarca de Venecia. Después de la muerte del Papa León XIII tomó el pontificado supremo como una cruz, después de haberlo rechazado en vano. Colocado sobre la silla de Pedro, no renunció a nada de su antigua forma de vida. Brilló especialmente en la humildad, la sencillez y la pobreza. Gobernó la Iglesia firmemente y la alumbró con brillantes enseñanzas. Como el guardián más vigilante de la Fe, condenó y reprimió el Modernismo, la suma de todas las herejías; como un defensor muy celoso de la libertad de la Iglesia, se resistió audazmente a aquellos que se esforzaron por provocar su caída; proporcionó una sólida educación a los clérigos, reunió las leyes de la Iglesia en un solo cuerpo; y fomentó en gran medida el culto y la recepción más frecuente de la Eucaristía. Agotado por sus trabajos y abrumado por la guerra europea que acababa de comenzar, fue a su casa celestial el 20 de agosto del año 1914. El Papa Pío XII lo nombró e introdujo en el catálogo de los Santos. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Juan !Jn 21:15-17 En aquel tiempo: dijo Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Y lo que sigue. _ Homilía de San Agustín, Obispo. !Tratado 123 sobre San Juan, en el medio. Ante su triple negativa, Pedro hizo una confesión triple, de modo que su lengua no obedeciera menos al amor que el miedo, y la muerte vista desde lejos no parece haberle dado más voz que la presencia de la Vida. Negar al Pastor fue el efecto del miedo: el oficio del amor es alimentar al rebaño del Señor. Aquellos que se proponen regir a la grey de Cristo, para tenerla como suya y no como la de Cristo, son condenados por amarse a sí mismos y no a Cristo, pues codician honores, poder, riquezas, y no tienen el amor de servir a Dios. [Lectio8] Contra tales se queja el Apóstol de que buscan lo suyo y no las cosas que son de Cristo, quien inculca: permanece como un centinela desvelado ¿Qué más?: ¿Me amas? Apacienta mis ovejas, es decir: Si me amas, no pienses en apacentarte a ti mismo, sino apacienta mis ovejas como mías, y no como tuyas; busca mi gloria en ellos, y no en los tuya; mi dominio, y no el tuyo; mi ganancia, no tuya; para que no te encuentren en tiempos peligrosos con los que son amantes de sí mismos, y todo lo demás que se une a este comienzo de los males. [Lectio9] El Señor dice a Pedro: ¿Me amas? y éste responde: te amo; y le da una orden: Alimenta mis corderos, y así por segunda y tercera vez. Aquí se demuestra que el amor y el amar bien son una y la misma cosa; porque el Señor en la última pregunta no dijo: ¿me amas?, sino ¿Me quieres? Entonces, no nos amemos a nosotros mismos sino a Él; y al dar de comer a sus ovejas, busquemos lo que es suyo, no lo que es nuestro. No sé de qué manera inexplicable sucede que el que se ama a sí mismo y no a Dios, no se ama a sí mismo; pero el que ama a Dios y no a sí mismo, se ama a sí mismo. Porque aquellos que no viven para sí mismos no pueden dejar de amarse a sí mismos: no se aman a sí mismos, los que se aman para no vivir. &teDeum