[Rank] Septima die infra Octavam Assumptionis;;Semiduplex;;2;;ex Sancti/08-15 [Lectio1] Del Cantar de los Cantares !Cant 7:1-5 1 ¿Qué podréis ver en la Sulamita sino coros de escuadrones armados? (Coro) ¡Con qué gracia andan esos tus pies en calzado, hija de príncipe! Las junturas de tus muslos son como goznes labrados de mando maestra. 2 En ese tu seno cual taza hecha a torno, que nunca está exhausta de licores. Tu vientre como montoncito de trigo, cercado de azucenas. 3 Como dos cervatillos mellizos son tus dos pechos. 4 Es tu cuello como torre de marfil. Tus ojos son como los estanques de Hesebon, a la puerta más concurrida de las gentes. La nariz tuya como la torre del Líbano, que mira frente por frente de Damasco. 5 Es tu cabeza como el Carmelo, y tus cabellos como púrpura del rey puesta en flecos. [Lectio2] !Cant 7:6-13 6 ¡Cuán bella y agraciada eres, oh amabilísima y deliciosa! 7 Parecido es tu talle a la palma, y tus pechos a los racimos. 8 (Amiga) Digo: Subiré a este palmero y cogeré sus frutos, y serán tus pechos como racimos de uvas,; y el olor de tu boca como de manzanas. 9 Tu garganta así como el más generoso vino. (Esposa) Debido a mi amado para que le beba y se saboree en él sus dientes y labios. 10 Soy de mi amado, y está siempre inclinado a mí. 11 Ven, querido mío, salgamos al campo, moremos en las granjas. 12 Levantémonos de mañana para ir a las viñas, miremos si están en cierne las vides, si las flores brotan ya los frutos, si florecen los granados: allí te abriré mi corazón. 13 Las mandrágoras están despidiendo su fragancia. Tenemos a nuestras puertas toda suerte de frutas. Las nuevas y las añejas, todas he guardado para ti, oh amado mío. [Lectio3] !Cant 8:1-4 1 (Esposa) ¡Oh quién me diera, hermano mío, que tú fueses como un niño que está mamando á los pechos de mi madre, para poder besarte, aunque te halle fuera en la calle, con lo que nadie me desdeñaría! 2 Yo te tomaría, y te llevaría á la casa de mi madre: allí me enseñarías y harías ver tus gracias; y yo te daría á beber del vino compuesto, y del licor nuevo de mis granadas. 3 Mas he aquí a mi Esposo, que pondrá su izquierda bajo mi cabeza, y con la derecha me abrazará. 4 (Esposo) Os conjuro, oh hijas de Jerusalén, que no despertéis ni quitéis el sueño á mi amada hasta que ella misma quiera. [Lectio4] Sermón de San Bernardo, Abad. !Sermón 1º sobre la Asunción de la B. M. V. Al ascender tal día como hoy la gloriosa Virgen, sin lugar a dudas acreció la alegría de los ciudadanos del cielo. Ésta es aquella que, con su voz de salvación, hace exultar de alegría a los que callan en el vientre de sus madres. Si el alma de los niños no nacidos vino a hacerse líquida a la voz de María, cuál sería la alegría en los cielos -hemos de pensar- al escuchar su voz, ver su rostro y gozar de su bendita presencia. [Lectio5] Pero aquél que pueda representarse lo gloriosa que ascendió la Reina del mundo el día de hoy, y lo devotamente que salió a su encuentro la muchedumbre de los ejércitos celestiales, los cánticos con que fue conducida al trono de gloria, la placidez del rostro, la serenidad del semblante, los abrazos divinos con que la recibió su Hijo, y el honor de que se hizo merecedora la Madre que fue puesta sobre toda criatura, en fin, quien pueda representarse todo esto, ¿cómo se representará la gloria que cupo a su Hijo? [Lectio6] Dichosos fueron los besos que daban al mamar aquellos labios aquel a quien su madre alababa cuando aún permanecía en su seno. ¿Y no habremos de creer que eran aún más dichosos los que recibió de aquel que se sienta a la derecha del Padre durante la bienaventurada bienvenida al dirigirse al trono de gloria? Se escuchaban cantos de boda que decían: «Que me bese con besos de su boca» (Cant 1, 2). ¿Quién tiene palabras para contar la generación de Cristo y la asunción de María? Cuanta gracia halló en la tierra por sobre las demás mujeres, tanta gloria tiene en el cielo.