[Rank] In Vigilia Assumptionis B.M.V.;;Simplex;;1.5;; [Oratio] Oh Dios, que te dignaste elegir por morada el seno virginal de la bienaventurada Virgen María, haz, te rogamos, que al amparo de su protección podamos asistir gozosos a su festividad. $Qui vivis [Lectio1] !Luc 11:27-28 En aquel tiempo: Hablando Jesús a las turbas, alzó una mujer la voz de la turba y le dijo: Feliz el seno que te ha llevado y los pechos que te han amamantado. Pero Jesús respondió: Felices más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen _ Homilía de San Juan Crisóstomo. !Sobre San Juan c.2, homilía 20, cerca del final. Cuando escuchamos a una mujer decir: “Bienaventurado el seno que te llevó, bienaventurados los pechos que te amamantaron”; y a Jesús responder: “Bienaventurados más bien los que hacen la voluntad de mi Padre”, debemos atribuir estas sentencias al mismo sentimiento. No trata Jesús con desconsideración a su Madre, sino recalca que de nada le aprovecharía su maternidad sin la fe y la virtud. Pero si de nada habría servido a María, sin la virtud, haber dado a luz a Cristo, tampoco nos servirá de nada el tener un padre, una madre, un hijo virtuosos, si no les imitamos. [Lectio2] Después de la gracia de Dios, sólo debemos poner la confianza en nuestras buenas obras. Si la maternidad de María hubiese sido para ella un título suficiente de salvación, también los consanguíneos según la carne habrían tenido un privilegio parecido; y también los habitantes de la población natal de Jesús; y sus parientes. Pues bien: mientras éstos vivieron en el mal, ningún provecho les reportó su parentesco; estaban comprendidos como los demás en la condenación que pesaba sobre el mundo. [Lectio3] Empezaron a ser admirados cuando resplandecieron por su propia virtud. En cuanto a la patria del Salvador, este título no bastó para salvarla; cayó vencida y fue pasto de las llamas; perecieron los conciudadanos de Jesús; no se salvaron ni sus parientes, no estando, como no estaban, protegidos por la propia virtud. Los que más resplandecieron fueron los Apóstoles, por estar unidos a Cristo con los lazos que más podían ligarles con Él: los lazos de la obediencia. Esto demuestra cuán indispensables son la fe, las virtudes y las buenas obras: he aquí la única senda que puede conducirnos a la salvación.