[Officium] In Octavam S. Joannis Baptistæ [Lectio4] Sermón de San Máximo, Obispo. !Homilía 3 en la Natividad de S. Juan Bautista La festividad del día de hoy, queridos hermanos, está consagrada por el verdadero nacimiento del venerando Juan Bautista, que por disposición divina fue enviado a este mundo, no sólo para desempeñarse en al gloria de ser profeta, sino también para que las palabras de los demás profetas fueran por él confirmadas. Y ahora le rendimos el honor como aquel profeta que, por una especial gracia, además de ser el último en anunciar al Redentor del mundo, fue el primero en señalarlo. Éste es el único profeta que mereció ver a Jesucristo Nuestro Señor, aquel que los demás profetas vislumbraron en la lejanía de los siglos, con sus propios ojos y anunciarlo estando sobre la tierra. [Lectio5] Éste es el que, por inspiración de Dios, anunció en visión Isaías diciendo: «Yo soy la voz del que clama en el desierto, enderezad el camino del Señor». Cuán adecuado es, queridos hermanos, llamar a San Juan voz del que predica, pues fue enviado como heraldo de la palabra del Cielo y también testigo. Este es aquel cuyo nacimiento, nombre y trabajos fueron anunciados por el Ángel Gabriel. Este es aquel que, de acuerdo a la sabiduría celestial, descuella sobre el resto de los mortales, por cuanto dice el Señor: «No ha salido a luz entre los hijos de mujeres alguno mayor que Juan Bautista». ¡Qué bien dicho está esto! De entre los nacidos de mujeres no lo hay mayor, pues el que es sobre toda medida mayor que Juan nació de una Virgen. [Lectio6] A la vista de esto, amados míos, observad cuánta reverencia y cuánta devoción le debemos, aquél tan honorable que fue profetizado por el Espíritu Santo, prometido por el Ángel, alabado por el Señor y consagrado por la gloria perpetua de una muerte santa. Era conveniente que a un nacimiento místico fuera seguido de una vida milagrosa, y que una muerte ofrendada a Dios pusiese fin a una vida santa y perfecta. Por lo cual, hermanos, con mucha justicia celebra hoy la Iglesia de Cristo esta festividad tan gozosa de su natividad por todo el mundo, de aquél que anunció la dicha eterna a los mortales, testigo fidelísimo ante el mundo agonizante. [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 1:57-65 Entre tanto le llegó a Isabel el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. Supieron sus amigos y parientes la gran misericordia que Dios le había hecho, y se congratulaban con ella. Y lo que sigue. _ Homilía de San Ambrosio, Obispo. !Lib. 2 sobre S. Lucas, cap. L, hacia el final. Juan, dice, es su nombre. Isabel no podía desconocer el anuncio del Señor, ya que había profetizado a Cristo. Y mejor sigue: Pues nadie era nombrado con tal nombre, para que entiendas que el nombre no es el del hijo de Zacarías, sino el de un profeta. Así se anunció a Zacarías, pero como por falta de fe se le había privado de voz y oído, dijo con su puño y letra lo que no podía decir con la voz. [Lectio8] Y puso por escrito: «Juan es su nombre». No es que le pusiera tal nombre, sino que dio fe de serlo ya. Y tal mérito le liberó la lengua. Lo que la falta de fe había atado, la fe lo liberó. Creamos nosotros, pues, para poder hablar; a fin de que nuestra lengua, encadenada por la falta de fe, sea liberada para decir sabiduría. [Lectio9] Escribamos los misterios en el espíritu, si queremos hablar; escribamos la anunciación de Cristo, pero no en tablas de piedra, sino en las tablas carnales de nuestro corazón. El que habla de Juan, profetiza a Cristo. Hablemos de Juan, y hablaremos de Cristo; para que pueda abrirse nuestra boca como la del sacerdote Zacarías. &teDeum