[Officium] S. Ephræm Syri Confessoris et Ecclesiæ Doctoris [Name] Efrén [Oratio] Oh Dios, que quisiste ilustrar a tu Iglesia con la admirable erudición y excelentes méritos de la vida del bienaventurado Efrén, tu Confesor y Doctor: te suplicamos rendidamente que por su intercesión la defiendas con tu continua virtud de todas las asechanzas del error y de la perversidad. $Per Dominum [Lectio4] Efrén nació en Siria, siendo su padre de Nísibe. Joven aún, se dirigió al obispo Santiago, de quien recibió el bautismo. Hizo en poco tiempo tales progresos en santidad y ciencia, que no tardó en ser nombrado profesor de la floreciente escuela de Nísibe. Tras la muerte del obispo Santiago, los persas tomaron Nísibe, y Efrén partió para Edesa. Permaneció allí algún tiempo con los monjes de la montaña, y luego, para sustraerse a las visitas, abrazó la vida eremítica. Diácono de la iglesia de Edesa, rechazó por humildad el sacerdocio; brilló en todas las virtudes, y se aplicó en conseguir, por la verdadera práctica de la sabiduría, la piedad y la religión. Poniendo únicamente en Dios su esperanza, desdeñaba todo lo humano y efímero y aspiraba, en cambio, a lo divino y eterno. [Lectio5] Una inspiración divina le condujo a Cesárea, en Capadocia. Se encontró allí con Basilio, portavoz de la Iglesia, y ambos se unieron en dichosa amistad. En aquella época, innumerables errores asaltaban la Iglesia de Dios. Para refutarlos y explicar cuidadosamente los misterios de Nuestro Señor Jesucristo, publicó Efrén numerosos trabajos escritos en lengua siria, de casi todos los cuales se hicieron traducciones al griego. Afirma San Jerónimo que llegó a conquistarse con ello tal celebridad, que no faltaron iglesias en que se hacía la lectura pública de sus escritos después de la de las Sagradas Escrituras. [Lectio6] Estas publicaciones, llenas de tan luminosa doctrina, merecieron a este gran Santo que, ya durante su vida, se le honrara como un Doctor de la Iglesia. Compuso también himnos poéticos en honor de la Santísima Virgen María y de los Santos, lo que le valió ser llamado con toda justicia por los sirios la Cítara del Espíritu Santo, y sobre todo se hizo notar por su extraordinaria y tierna devoción a la Virgen Inmaculada. Murió lleno de méritos en Edesa de Mesopotamia, el día 18 de junio, durante el reinado de Valente. Cediendo a las instancias que le habían dirigido numerosos Cardenales, Patriarcas, Arzobispos, Abades y familias religiosas, el papa Benedicto XV, por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, le declaró Doctor de la Iglesia universal. [Lectio94] Efrén era de origen sirio, siendo su padre ciudadano de Nísibe. Siendo joven fue al santo obispo Santiago para ser bautizado. Avanzó tanto en santidad y ciencia que fue nombrado maestro de una floreciente escuela en Nísibe. Ordenado diácono de la Iglesia de Edesa, y rechazando el sacerdocio por humildad, brilló con esplendor en todas las virtudes, y buscó adquirir devoción y religión mediante la práctica de la verdadera sabiduría. Todas sus obras, iluminadas con la brillante luz de la enseñanza, causaron que este Santo fuera tratado con gran honor como Doctor de la Iglesia incluso durante su vida. Destacó sobre todo por una maravillosa y amorosa devoción a la Virgen Inmaculada. Rico en méritos, murió el 18 de junio en Edessa, Mesopotamia, bajo el emperador Valente. El Papa Benedicto XV, después de consultar a la Congregación de los Sagrados Ritos, lo declaró Doctor de la Iglesia universal. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Mateo !Mt 5:13-19 En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Y si la sal se hace insípida, ¿con qué se le volverá el sabor? Y lo que sigue. _ Homilía de San Efrén, Diácono. !Sermón sobre la vida y los ejercicios monásticos. Cosa grande es emprender una buena obra y darle acabamiento, ser agradable a Dios y útil al prójimo, complacer, en fin, a nuestro soberano y suavísimo Maestro Cristo Jesús, que dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra y las columnas del cielo”. El trabajo que prosigues en la aflicción pasa como un sueño, pero el descanso que seguirá a tu trabajo es indescriptible e inestimable. Vela, pues, sobre ti mismo; no sea que al no buscar ninguna de las dos cosas, a saber, la felicidad presente y la futura, las pierdas ambas. Esfuérzate en adquirir la virtud perfecta, adornada por las disposiciones que Dios ama. Si logras llegar a ella, jamás provocarás la cólera de Dios, ni causarás perjuicio a tu prójimo. [Lectio8] Esta virtud de la caridad se llama la única virtud; y se dice también de ella que es de una belleza única, porque reúne la hermosura de las diversas virtudes. Una diadema real es incompleta si carece de piedras preciosas y perlas refulgentes. Así, tampoco subsiste esta única virtud sin el esplendor de las demás. Es comparable a una diadema real, porque si a ésta le falta una piedra o una perla, no podrá brillar con su esplendor sobre la frente real; y así, si a esa única virtud no la acompañan las demás, no podrá ser perfecta. Se compara a unos manjares delicados, exquisitamente condimentados, pero faltos de sal, pues, aún siendo suculentos, es imposible comerlos sin ella, así también sería vil y despreciable esta única virtud, aunque reuniera en sí la gloria y el honor de todas las demás virtudes, si le faltara el amor de Dios y del prójimo.