[Officium] S. Basilii Magni Confessoris et Ecclesiæ Doctoris [Name] Basilio [Oratio] Te rogamos, Señor, atiendas las preces que te presentamos en la solemnidad del bienaventurado Confesor y Pontífice Basilio, y ya que él mereció servirte fielmente, por la intercesión de sus méritos líbranos de todos nuestros pecados. $Per Dominum [Lectio4] Basilio, noble de Capadocia, estudió en Atenas las letras profanas, junto a su amigo Gregorio de Nazianzo, y adquirió en un monasterio un saber admirable de las sagradas ciencias. En poco tiempo, su doctrina y su santidad fueron tales, que se le dio el dictado de Grande. Predicó el Evangelio de Jesucristo en el Ponto, y atrajo de nuevo al camino de la salvación a esta provincia. Eusebio, Obispo de Cesárea, le llamó para que instruyera a esta ciudad, y Basilio le sucedió en su sede. Se mostró ardiente defensor de la consustancialidad del Padre y del Hijo. El emprerador Valente, que estaba irritado contra él, fue vencido por milagros tales, que habiendo decidido enviarle al destierro, se vio obligado a cejar en su empeño. [Lectio5] Estando a punto de decretar el destierro contra Basilio, el asiento en que iba a sentarse, se rompió; tres plumas tomó para escribir este decreto, y de ninguna consiguió que fluyera la tinta, y como se empeñara en la resolución de redactar el impío decreto, su mano temblorosa se negó a obedecerle. Valente, espantado, rasgó con sus manos el fatal papel; durante la noche que se concedió a Basilio para deliberar, la emperatriz fue atormentada de dolores de entrañas, y su único hijo cayó gravemente enfermo. Aterrado el Emperador, reconoció su injusticia, y llamó a Basilio; y aunque el niño, en su presencia, empezó a mejorar, habiendo Valente invitado a los herejes para que visitaran al enfermo, éste murió poco después. [Lectio6] La abstinencia y la continencia de Basilio eran admirables; contentábase con una sola túnica, y guardaba ayuno riguroso. Asiduo a la oración, con frecuencia pasaba en ella toda la noche. Guardó virginidad perpetua, y en los monasterios que fundó, la vida de los monjes fue regulada de tal suerte, que reunió en su máximo grado las ventajas de la soledad y de la acción. Sus numerosos escritos rebosan de ciencia, y nadie, según Gregorio Nacianceno, explicó los libros santos con más verdad. Murió el 1 de enero; sólo vivió para el espíritu, parecía que su cuerpo no conservaba más que la piel y los huesos. [Lectio94] Basilio, noble de Capadocia, estudió letras profanas en Atenas junto con su amigo Gregorio Nazianceno, y sus estudios sagrados en un monasterio. Muy hábil en ambos, por su excelencia doctrinal y su santidad, pronto se le llamó El Grande. Convocado a predicar el Evangelio de Cristo en el Ponto, instó allí el regreso al camino de la salvación. Eusebio, obispo de Cesarea, le pidió ayuda para enseñar, y luego le sucedió en el episcopado. Fue uno de los primeros en defender la consustancialidad del Hijo con el Padre; y por sus milagros hizo que Valente, enojado con él y que lo amenazaba con el exilio, renunciara a tales intenciones. Brillaba por la abstinencia, la continencia y constancia en la oración, pasando frecuentemente la noche en ella. Construyó monasterios, y ordenó la vida monástica para reunir las ventajas de la vida solitaria con la acción. Escribió muchos libros; según Gregorio Nacianceno, nadie ha explicado las Sagradas Escrituras de manera más verdadera. Murió el 1 de enero. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Lucas !Lc 14:26-35 En aquel tiempo: Dijo Jesús a la multitud: Si alguno de los que me siguen no aborrece a su padre y madre, y a la mujer, y a los hijos, y a los hermanos y hermanas, y aun a su vida misma, no puede ser mi discípulo. Y lo que sigue. _ Homilía de San Basilio, Obispo. !Libro de las Reglas, cuest. 8. La perfecta renuncia consiste en llegar hasta despojarnos de todo apego a la vida y en tener presentes las enseñanzas de la muerte, que nos llevan a desconfiar de nosotros mismos. Esta renuncia empieza por el despego de las cosas externas, como bienes, vanagloria, hábitos de la vida, amor de las cosas inútiles. Así nos lo mostraron, a imitación de nuestro Señor, sus santos discípulos Santiago y Juan, cuando, por ejemplo, dejaron a su padre Zebedeo, y aun su barca, de la que dependía su subsistencia. También la practicó Mateo, cuando dejó su oficina y siguió al divino Maestro. [Lectio8] ¿Hay necesidad de nuestras razones o de los ejemplos de los santos para apoyar nuestras palabras, cuando podemos aducir las propias enseñanzas del Señor, enseñanzas bien capaces de conmover un alma religiosa y temerosa de Dios? He aquí lo que el Señor afirma, sin dejar lugar a la duda: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”. Y en otra parte, después de haber dicho: “Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto posees, y dalo a los pobres”, añade: “Ven después, y sígueme”. [Lectio9] La renuncia es, pues, como ya lo hemos dicho, el desprendimiento de los lazos que nos atan a esta vida temporal; es la liberación de los negocios humanos, mediante la cual nos disponemos a seguir con docilidad y prontitud el camino que lleva a Dios; es el medio que nos facilita la adquisición y el uso de unos bienes mil veces preferibles al oro y a las piedras preciosas. Gracias a ella, se eleva el corazón humano tanto, que puede habitar en el cielo y decir: “Vivimos ya como ciudadanos del cielo”. Y, aún más, gracias a ella, empezamos a asemejarnos a Jesucristo, “el cual, siendo rico, se hizo pobre por nosotros”. &teDeum