[Officium] Ss. Nerei, Achillei et Domitillæ Virg. atque Pancratii Martyrum [Oratio] Te suplicamos, Señor, que la gloriosa solemnidad de tus santos Mártires Nereo, Aquileo, Domitila y Pancracio nos sea siempre provechosa, y nos haga dignos de tu santo servicio. $Per Dominum [Lectio4] Nereo y Aquileo, hermanos, siervos de Flavia Domitila, fueron bautizados por San Pedro junto con su madre Plautilla. Habiendo persuadido a Domitila que consagrara a Dios su virginidad, fueron acusados por su novio Aureliano como cristianos, y desterrados a la isla Ponda. Allí fueron sometidos a la tortura y azotados; luego se les condujo a Tarracina, donde, por orden de Minucio Rufo, fueron atormentados en el caballete y con antorchas encendidas; y como continuasen afirmando que, habiendo sido bautizados por San Pedro Apóstol, con ningún tormento se les podría obligar a que inmolasen a los ídolos, fueron decapitados. Sus cuerpos, llevados a Roma por Auspicio, su discípulo y educador de Domitila, fueron sepultados en la vía Ardeatina. [Lectio5] Domitila, virgen romana, sobrina de Tito y Domiciano, emperadores, habiendo recibido el velo sagrado de la virginidad de manos del bienaventurado papa Clemente, fue delatada como cristiana por su novio Aureliano, hijo del cónsul Tito Aurelio; y por este motivo fue deportada por orden del emperador Domiciano a la isla Poncia; allí sufrió martirio en la cárcel. Al fin, conducida a Tarracina, confesó nuevamente a Cristo, y como se mantuvo constante, en el imperio de Trajano, el juez ordenó incendiar su habitación, en la que, junto con sus hermanas de leche, las vírgenes Teodora y Eufrosina, terminó su glorioso martirio el día 7 de mayo. Hallados íntegros sus cuerpos, el diácono Cesáreo los sepultó. En el día de hoy los cuerpos de los dos hermanos y Domitila fueron llevados juntos de la diaconía de San Adriano a la basílica de los mismos Mártires, con el título de Fasciola. [Lectio6] Pancracio, de Frigia, de noble linaje, siendo niño de 14 años vino a Roma, en tiempo de los emperadores Diocleciano y Maximiano. Bautizado e instruido en la fe cristiana por el Pontífice romano, fue poco después hecho prisionero por causa de esta fe. Negándose a sacrificar a los ídolos, ofreció su cerviz al verdugo con fortaleza, consiguiendo así la corona del martirio. Octavila, sustrajo el cuerpo por la noche, le ungió con perfumes, y le sepultó en la vía Aurelia. [Lectio94] Los hermanos Nereo y Aquilea, siervos de Flavia Domitila, fueron bautizados por San Pedro junto a su madre Plautilla. Siendo persuadida Domitila de consagrar su virginidad a Dios, fueron acusados de ser cristianos por Aureliano, quien se había comprometido con ella, y enviados a la isla de Ponza. Allí fueron azotados para forzarlos a sacrificar a los ídolos, y luego llevados a Terracina, donde, tras ser torturados en el caballete y con antorchas, fueron decapitados. Sus cuerpos fueron llevados a Roma por su discípulo Auspicio y enterrados en el Camino Ardeatino. En cuanto a Flavia Domitilla, que había recibido el velo sagrado de la virginidad del Papa San Clemente, fue deportada a la isla de Ponza, y tras un largo encarcelamiento fue llevado a Terracina. Allí, por orden del juez, su vivienda fue incendiada, ganando una muerte gloriosa, junto con las vírgenes Theodora y Euphrosyna, sus hermanas adoptivas, el 7 de mayo, bajo el emperador Trajano. Sus cuerpos fueron enterrados por el Diácono Cesáreo. Pancracio, de familia frigia, fue bautizado en Roma a la edad de 14 años. Siendo emperadores Diocleciano y Maximiano, fue arrestado; y como se negó a sacrificar a los dioses, fue decapitado, ganando la corona del martirio. Su cuerpo fue enterrado en secreto en la Vía Aurelia por la matrona Octavilla. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Juan !Jn 4:46-53 En aquel tiempo: Había en Cafarnaún un señor de la corte que tenía un hijo enfermo. Y lo que sigue. _ Homilía de San Gregorio, Papa. !Hom. 28 pronunciada en la basílica de estos ss. Mártires en el día de su fiesta ¿Cómo entender que el Señor, rogado por un señor de la corte para que acudiera a curar a su hijo, niégase a ir en persona, y en cambio, promete ir a ver a la criada del centurión sin ser invitado para ello? No concede el honor de su presencia corporal al hijo de un señor, y no se desdeña llegar junto al esclavo de un centurión. ¿Qué se propone con esto sino abatir el orgullo que nos mueve a honrar en los hombres, no su naturaleza hecha a imagen de Dios, sino su categoría y sus riquezas? Nuestro Redentor nos enseña a despreciar lo que los hombres estiman como grandeza, y a no despreciar lo que desprecian los hombres. No quiso presentarse ante el hijo del señor, y se muestra dispuesto a visitar al esclavo del centurión. [Lectio8] Condena nuestro orgullo, que no sabe apreciar los hombres en cuanto hombres. Este orgullo no aprecia en los hombres más que lo exterior, sin consideración a la naturaleza misma; no sabe reconocer en ellos la obra de Dios y su honor. He ahí, pues, que el Hijo de Dios no quiere presentarse ante el hijo de un señor, y se muestra dispuesto a visitar un esclavo y a curarlo. Si un esclavo nos rogara que fuésemos a verle, no hay duda de que en nuestro interior la voz del orgullo respondería así: No vayas; te rebajarías, humillarías tu nobleza, envilecerías tu condición. Mientras el Señor no desdeña visitar a un esclavo, nosotros, que somos de la tierra, nos queremos humillarnos en la tierra. [Lectio9] No consideréis lo que poseéis, sino lo que sois. El mundo se desvanece. Esos santos, ante cuya tumba nos congregamos, despreciaron ese mundo en su floración. En su tiempo, les ofrecía larga vida, salud sin fin, ricas posesiones, numerosa posteridad, seguridad, larga paz, y ello no obstante, este mundo, que parecía en flor, estaba ya como mustio para su corazón. Mas ahora el mundo está ajado en sí mismo, y para nuestros corazones está como en flor. Por todas partes la muerte, el duelo, la desolación. Por todas partes nos vemos acosados, nos vienen amarguras, y a pesar de ello, cegados por la codicia de la carne amamos esas amarguras, perseguimos ese mundo que se desvanece, abrazamos a ese mundo que se hunde. &teDeum