[Officium] S. Agathæ Virginis et Martyris [Name] Águeda [Ant Vespera] ¿Quién eres tú, * que vienes a curarme las heridas? Soy el apóstol de Cristo. Hija, ten confianza. Nunca he usado medicinas * para mi cuerpo, porque poseo a Jesucristo, que con su palabra lo renueva todo. Te doy gracias, * Señor Jesús, porque te acordaste de mí, y me enviaste a tu apóstol para curar mis heridas. Te bendigo, * Padre de mi Señor Jesucristo, que por tu apóstol sanaste mi pecho. Invoco al Dios vivo, * que se dignó curar las heridas de mi pecho. [Ant 1] Santa Águeda, * de pie en la prisión, oraba al Señor con las manos extendidas: Señor Jesucristo, maestro bueno, te doy gracias porque me ayudaste a vencer los tormentos de los verdugos; haz que yo llegue felizmente a la gloria imperecedera. [Ant Matutinum] Yo soy de condición libre * y de ilustre linaje, como lo prueba toda mi parentela.;;1 La más noble libertad * consiste en servir a Cristo.;;2 Soy sierva de Cristo , * por esto quiero mostrarme de servil condición.;;3 Santa Águeda * dijo: Si me expones a las fieras, se amansarán al oír el nombre de Cristo.;;4 Si intentas atormentarme con el fuego, * los Ángeles me enviarán desde el cielo un rocío saludable.;;5 Águeda * iba a la cárcel llena de gozo y gloriándose por ello, como si fuese invitada a un convite, y recomendaba a Dios con preces su combate.;;8 Si Tú no dispones * que sea atormentado mi cuerpo por los verdugos, mi alma no podrá entrar en el paraíso del Señor con la palma del martirio.;;10 Viste, oh Señor, mi combate, * y contemplaste de qué modo peleé en el estadio; mas porque no quise obedecer los mandatos de los príncipes, me he visto atormentada en mis pechos.;;14 Por mi fidelidad a la castidad * he sido extendida en el caballete; ayudadme, Señor, Dios mío, en el tormento de mis pechos.;;15 [Responsory1] R. Mientras la bienaventurada Águeda era cruelmente atormentada en uno de sus pechos, dijo al juez: * Impío, cruel y bárbaro tirano, ¿no te avergüenzas de cortar a una mujer lo mismo con que tu madre te alimentó? V. Por lo que hace a mí, tengo en el fondo de mi alma íntegros mis pechos, los cuales desde mi infancia consagré al Señor. R. Impío, cruel y bárbaro tirano, ¿no te avergüenzas de cortar a una mujer lo mismo con que tu madre te alimentó? [Responsory2] R. Águeda iba a la cárcel llena de gozo y gloriándose por ello, * Como si fuese invitada a un convite; y recomendaba a Dios con preces su combate. V. Siendo de nobilísima prosapia, gozábase en ser llevada a la cárcel por un hombre despreciable. R. Como si fuese invitada a un convite; y recomendaba a Dios con preces su combate. [Responsory3] R. ¿Quién eres tú, que viniste a mí para curar mis heridas? Yo soy el Apóstol de Cristo; no tengas acerca de mí ningún temor, hija mía: Él mismo me ha enviado a ti, * Aquel a quien tú amas con pureza de alma y de corazón. V. Pues yo soy su Apóstol, y sabe que en su nombre vas a ser curada. R. Aquel a quien tú amas con pureza de alma y de corazón. &Gloria R. Aquel a quien tú amas con pureza de alma y de corazón. [Lectio4] Águeda, Virgen siciliana de padres nobles, Palermo y Catania se disputan su cuna. Consiguió la corona del martirio en Catania, durante la persecución de Decio. Distinguiéndose la virgen Águeda por su hermosura y por su castidad, Quinciano, pretor, se enamoró de ella. Intentando que accediera a sus deseos, no pudiendo quebrantar la resolución de Agueda, la detuvo por profesar la fe cristiana, y la entregó a Afrodisia, para corromperla. Pero no pudiendo Afrodisia disuadirla de la fe cristiana, ni vencer su voluntad de ser virgen, manifestó a Quinciano su fracaso cerca de Águeda. Mandó entonces el pretor que la virgen le fuese presentada. Así que la vio, le dijo: “¿Acaso no te avergüenzas, siendo tú de noble linaje, de llevar la vida humilde y servil de los cristianos?” A lo cual respondió Águeda: “Es mucho más excelente la humildad y la servidumbre de los cristianos que las riquezas y soberbia de los reyes”. [Responsory4] R. Ayudada por el Señor, perseveraré en confesar a Aquel que me ha salvado, * Y me ha consolado. V. Gracias te doy, Señor Jesucristo, que me has enviado tu Apóstol para curar mis heridas. R. Y me ha consolado. [Lectio5] Airado el pretor, le dio a escoger entre adorar a los dioses o sufrir tormentos. Mas, por ser constante en la fe, la mandó abofetear, y la envió a la cárcel. Al día siguiente la sacaron, pero como fue firme en el propósito, la atormentaron con planchas candentes en el caballete. Luego le cortaron el pecho. Durante este suplicio, la virgen, decía a Quinciano: “Cruel tirano: ¿no te avergüenzas de cortar a una mujer el miembro de donde tomaste el alimento materno?”. Otra vez encarcelada, por la noche la curó un anciano, que dijo ser Apóstol de Cristo. Fue otra vez llamada por el pretor, y por perseverar en la confesión de Cristo, fue revolcada sobre tiestos quebrados y carbones encendidos. [Responsory5] R. Me ha curado aquel mismo que me ha alentado en la cárcel por medio del apóstol Pedro, porque habían mandado extenderme en el caballete. * Por mi fidelidad en permanecer casta, ayúdame, Señor Dios mío, en el tormento de mis pechos, V. Él mismo se ha dignado curarme de toda herida, y restituir mi pecho a su lugar. R. Por mi fidelidad en permanecer casta, ayúdame, Señor Dios mío, en el tormento de mis pechos. [Lectio6] Mientras atormentaban a la invencible virgen, hubo en la ciudad un terremoto, y al desplomarse dos paredes, fueron aplastados Silvino y Falconio, familiares del pretor. Por ello, se conmovió el pueblo, y temeroso Quinciano de que se alborotara, ordenó que Águeda, medio muerta, fuera llevada a la cárcel. Allí la Santa rogó a Dios: “Oh, Señor, Vos que desde mi infancia me habéis guardado; que arrancasteis de mi corazón el amor del mundo; que me hicisteis superior a los tormentos de los verdugos, recibid mi alma”. Mientras oraba, voló al cielo, el día 5 de febrero. Fue sepultada por los cristianos. [Responsory6] R. Viste, oh Señor, mi combate y contemplaste de qué modo peleé en el estadio. Mas porque no quise obedecer a los mandatos de los príncipes, * He sido atormentada en uno de mis pechos. V. Por la verdad, la mansedumbre y la justicia. R. He sido atormentada en uno de mis pechos. &Gloria R. He sido atormentada en uno de mis pechos. [Lectio94] Águeda, nacida en Sicilia de padres nobles, fue martirizada en Catania en la persecución del emperador Decio. Porque cuando Quinciano, pretor de Sicilia, había intentado, en vano, por todos los medios, que accediera a sus deseos, la detuvo por profesar la superstición cristiana. La golpearon y luego la torturaron en el estante con planchas candentes en el caballete; le cortaron uno de sus pechos y la metieron en la cárcel, donde San Pedro Apóstol se le apareció por la noche y la curó. Llamada ante el pretor, como perseveró en confesar a Cristo, fue revocada sobre tiestos quebrados y carbones encendidos. Más como un terremoto sacudió toda la ciudad, Quinciano, temeroso de una sublevación, dio órdenes para que Águeda, medio muerta, fuera llevada secretamente a prisión. &teDeum [Responsory7] R. Santa Águeda, * de pie en la prisión, oraba al Señor con las manos extendidas: Señor Jesucristo, maestro bueno, te doy gracias porque me ayudaste a vencer los tormentos de los verdugos; * Haz que yo llegue felizmente a la gloria imperecedera. V. Señor, tú que me creaste, que arrancasteis de mi corazón el amor del mundo. R. Haz que yo llegue felizmente a la gloria imperecedera. [Responsory8] R. Nunca he usado medicinas para mi cuerpo, porque poseo a Jesucristo, * Que con su palabra lo renueva todo. V. Él mismo se ha dignado curarme de toda herida, y restituir mi pecho a su lugar. R. Que con su palabra lo renueva todo. &Gloria R. Que con su palabra lo renueva todo. [Ant 2] Una multitud de paganos * acudió al sepulcro de la virgen, y puso su velo contra el fuego. Así demostró el Señor que los libraría de los incendios por los méritos de la mártir Santa Águeda.