[Officium] S. Andreæ Corsini Episcopi et Confessoris [Name] Andrés [Oratio] Oh Dios, que sin cesar nos muestras en tu Iglesia nuevos ejemplos de virtud: concede a tu pueblo la gracia de seguir de tal suerte las huellas del bienaventurado Andrés, tu Confesor y Pontífice, que merezca conseguir el mismo premio. $Per Dominum [Lectio4] Andrés nació en Florencia de la noble familia de los Corsinos; sus padres lo obtuvieron del Señor por medio de oraciones, y lo ofrecieron a la bienaventurada Virgen María. Lo que había de ser, se les mostró por medio de una señal divina: estando encinta su madre, le pareció en un sueño que daba a luz un lobo, el cual dirigiéndose al convento de los Carmelitas, en el mismo vestíbulo del templo se transformaba en cordero. Fue educado piadosamente; mas como se inclinaba al vicio, fue muchas veces reprendido por su madre. Mas, luego de saber de su consagración a la Santísima Virgen María, se inflamó el amor de Dios en su corazón, y enterado de la visión de su madre, abrazó la Orden Carmelitana; allí sufrió diversas tentaciones del demonio, sin que nada consiguiera apartarle de su vocación. Enviado luego a París, al terminar los estudios, consiguió el grado de doctor; volvió a su patria, y le destinaron al gobierno de su Orden en la Toscana. [Lectio5] Estando sin pastor la iglesia y diócesis de Fiésole, fue elegido como su obispo; mas teniéndose por indigno, se mantuvo oculto, hasta que, descubierto por un niño que habló milagrosamente, le encontraron, y recibió la consagración episcopal, por temor a oponerse a la voluntad divina. Revestido de la nueva dignidad, se ejercitó aún más en la humildad que siempre le había distinguido; y unió a la solicitud pastoral, la misericordia en favor de los pobres, la generosidad, la asiduidad en la oración, las vigilias y las demás virtudes; se distinguió también por su espíritu profético: de manera que todos alababan a Dios por la santidad de Andrés. [Lectio6] El Papa Urbano V le envió a Bolonia como legado a fin de apaciguar las turbas exaltadas. Allí tuvo que sufrir mucho, pero consiguió pacificar a los ciudadanos que se odiaban de muerte. Restablecida la tranquilidad, volvió a su sede. Poco más tarde, fatigado por asiduos trabajos y por sus maceraciones, después de haberle anunciado la bienaventurada Virgen María el día de su muerte, subió al cielo, en el año del Señor 1373, a los 71 años de edad. El papa Urbano VIII, atendiendo a los admirables milagros que se realizaban por su mediación, le inscribió en el catálogo de los santos. Su cuerpo descansa en Florencia en la iglesia de su Orden, y es venerado por sus ciudadanos, a los que más de una vez ha protegido en medio de las pruebas de esta vida. [Lectio94] Andrés, de la familia noble de los Corsini de Florencia, nació en respuesta a la oración de sus padres a Dios y fue ofrecido a la Madre de Dios. Criado devotamente en su juventud, pero inclinado hacia el vicio, fue reprendido por su madre. Pero cuando supo que había sido consagrado a la Virgen por el voto de sus padres, se encendió con el amor de Dios y entró en la Orden Carmelita, siendo su superior en Etruria. Como la Iglesia de Fiesole carecía de pastor, eligió a Andrés como su obispo. Asumió este cargo, para cumplir la voluntad de Dios, y la llevó a cabo con gran celo por las almas y con solicitud pastoral. Urbano V lo envió como su legado a Bolonia para restablecer el orden entre la población, logrando con prudencia apagar las disputas mortales habidas. Agotado con sus incesantes esfuerzos y sufrimientos, durmió en paz en el año 1377, a la edad de 71 años, y Urbano VIII lo inscribió entre los santos. &teDeum