[Rank] Septima die infra Octavam Epiphaniæ;;Semiduplex;;2;;ex Sancti/01-06 [Rank] (rubrica 196 aut rubrica 1955) Die Duodecima Januarii;;Feria;;1.8;;vide Sancti/01-06 [Lectio4] Sermón de San León, Papa. !Sermón 4 de la Epifanía, cap. 1. Es justo y razonable alegrarnos con todo el corazón durante los días que nos recuerdan las obras de la divina misericordia, celebrando honoríficamente lo que ha sido realizado para nuestra salvación. A esto nos invita la disposición del ciclo litúrgico; después de habernos hecho celebrar el día en que el hijo de Dios, coeterno del Padre, nació de la Virgen, pone pocos días más tarde la festividad de la Epifanía, consagrada por la manifestación del Señor. [Lectio5] La divina Providencia ha constituido un poderoso argumento de nuestra fe; al celebrar las adoraciones tributadas al Salvador en su infancia, nos da, en los mismos documentos que tratan de su origen, la prueba de que Cristo al nacer tenía realmente naturaleza humana. Esto justifica a los impíos: creer que en un mismo Señor nuestro, Jesucristo, existen verdaderamente la divinidad y la humanidad: la divinidad por la que antes de todos los siglos es igual al Padre en la divina naturaleza; y la humanidad, mediante la cual se ha unido al hombre tomando la forma de esclavo. [Lectio6] Para fortalecer esta fe, proclamada contra todos los errores, fue decretado, por un designio de la inmensa bondad divina, que unos pueblos, moradores de lejanas regiones del Oriente, ocupados en el estudio de las estrellas, recibieran una señal del nacimiento del Niño que había de reinar sobre todo Israel. Una estrella singularmente bella apareció a los Magos, y su luz radiante llenó de admiración los ánimos de los que la contemplaban, que no podían dejar de buscar lo que les anunciaba una señal tan extraordinaria. [Lectio7] Lectura del santo Evangelio según San Mateo !Mt 2:1-12 Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Y lo que sigue. _ De la Homilía de San Juan Crisóstomo !Homilía 8 sobre San Mateo, n. 1. Los Magos, entrando en la casa vieron al Niño con María, su madre. Y postrándose le adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. ¿Por qué fueron a adorar al Niño? Nada había extraordinario en el aspecto de la Virgen ni la casa era magnífica, ni en ella había algo que pudiese admirarles o halagarles. Ellos, no sólo adoran, sino que abriendo sus tesoros ofrecen presentes, reconociéndole no como hombre sino como Dios, ya que el incienso y la mirra son un símbolo que en gran manera es propio de Dios. ¿Quién les persuadió esto? La misma razón que les movió a dejar sus moradas y a emprender el camino: la estrella, junto con la iluminación interior que recibieron de Dios y que les condujo gradualmente al pleno conocimiento. [Lectio8] Pues si así no hubiese sucedido, siendo humilde cuanto veían, no le habrían tributado tan grande honor. Nada de cuanto veían era grande: el pesebre, el tugurio y la madre faltada de todo; así podemos comprender mejor la pura filosofía de los Magos, aquella fe sublime, que les hizo ver en aquel Niño, no un simple hombre sino a Dios, el bienhechor por excelencia. Por lo mismo, nada de lo que veían externamente les causó extrañeza, sino que adoraron y ofrecieron dones, los cuales difieren mucho de las formas religiosas de la tosquedad judaica. No inmolaron ovejas ni carneros, se acercaban más a la filosofía de la Iglesia, ya que ofrecieron la ciencia, la obediencia y la caridad. [Lectio9] Avisados en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su patria por otro camino. Así manifiestan su fe, pues se conformaron obedeciendo; no se perturbaron, ni se decían: Si este Niño es realmente grande y si tiene algún poder, ¿por qué tiene necesidad de la huida y de ocultarse? Y ¿por qué a nosotros, que hemos venido manifiesta y confiadamente a semejante pueblo, arrostrando el furor de este rey, el Ángel nos ordena salir de la ciu dad casi como fugitivos? Mas ellos nada de esto dijeron ni pensaron. A la verdad, nada demuestra tanto la fe, como el no demandar explicaciones, obedeciendo sencillamente a lo ordenado. &teDeum [Ant 2] Verdaderamente es grande * este misterio de piedad que, manifestado en la carne y justificado en el espíritu, apareció a los ángeles, fue predicado a las naciones, creído por el mundo y glorificado en el cielo. Aleluya.