18 de diciembre _ Expectación del Parto de la Bienaventurada Virgen María, Dm. - Blanco Nuestra Señora de la Esperanza, La Expectación del Parto de la Bienaventurada Virgen María, Santa María de la «O», son títulos de una fiesta de la Virgen María que no figura en el calendario litúrgico de la Iglesia, pero que tiene larga tradición en España, pues viene del Concilio X de Toledo, celebrado el año 656, que quiso dar mayor relieve a la fiesta de la Anunciación y Encarnación, sacándola del tiempo cuaresmal o pascual, y acercándola, en plena celebración del Adviento, al momento decisivo del parto de la Virgen Madre, acontecimiento esperado por la humanidad y muy especialmente por María. Esperanza, pues presenta a María en estado avanzado del embarazo obrado por el Espíritu Santo. Expectación, por el ansia e intensidad con que ella esperaba tener pronto en sus brazos al que llevaba en su seno. El título de María de la «O» hace referencia a las solemnes antífonas del Cántico de la Virgen, el Magníficat, que en las Vísperas de los siete días anteriores a Navidad empiezan por esa letra. En relación con estas advocaciones de la Virgen, el arte suele representar a María en avanzado estado de gestación, con su vientre abultado y la mano sobre el mismo, apuntando que allí está el Hijo de Dios, que pronto nacerá. Oración: Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen María has querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria, asístenos con tu gracia, para que proclamemos con fe íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio admirable de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. O Sapientia - Oh Sabiduria. O Adonai - Oh Señor. O Radix Jesse - Oh Raiz de Jese. O Clavis - Oh llave de David / liberación de Israel. O Oriens Splendor - Oh Esplendor de Oriente /de donde procede la Luz. O Rex Gentium - Oh Rey de las naciones. O Emmanuel - Oh Jesús Rey y legislador nuestro. En Filipos de Macedonia, el triunfo de los santos Mártires Rufo y Zósimo, que fueron del número de aquellos discípulos que fundaron la primitiva Iglesia en Judea y Grecia, de cuyo dichoso combate escribe san Policarpo en su carta a los Filipenses. En Laodicea de Siria, el martirio de los santos Teótimo y Basiliano. En África, los santos Mártires Quinto, Simplicio y otros, que padecieron en la persecución de Decio y Valeriano. Allí mismo, san Moisetes, Mártir. También en África, los santos Mártires Victuro, Víctor, Victorino, Adyutor, Cuarto y otros treinta. En Mopsuestia de Cilicia, san Auxencio, Obispo, el cual, habiendo sido en otro tiempo soldado a las órdenes del Emperador Licinio, quiso más dejar el cinto militar que ofrecer uvas a Baco; y hecho Obispo y excelente en méritos, descansó en paz. En Tours de Francia, san Gaciano, Obispo, que fue ordenado por el Papa san Fabián primer Obispo de la misma ciudad, y esclarecido con muchos, milagros durmió en el Señor.