12 de septiembre _ Santísimo Nombre de María Dm. - Blanco La festividad del santísimo Nombre de la bienaventurada Virgen María, que Inocencio XI, Pontífice Máximo, mandó celebrar por la insigne victoria contra los turcos, conseguida con el amparo de la misma Virgen en Viena de Austria. El nombre de María deriva de Mariam, que posteriormente fue Miriam, el nombre de Nuestra Señora en hebreo, y lo lleva, como precedente del Antiguo Testamento, la hermana de Moisés y de Aarón; pero los investigadores más conscientes no han llegado, por cierto, a un acuerdo respecto a las raíces, derivaciones y significado de ese apelativo. Por regla general, se cree que tiene que ver con la palabra «rebelión», aunque en el Antiguo Testamento no se hace ningún uso de la etimología de este nombre. Existe la certeza de que el nombre de María no tiene nada que ver con «amargura», «mar» o «estrella» como han propuesto algunos autores. Una comisión convocada por el papa Benedicto XIV (1740-1758) recomendó que se eliminara esta fiesta del calendario general, sin embargo ha subsistido a pesar de las varias reformas del calendario desde ese papa hasta la actualidad. En Bitinia, san Autónomo, Obispo y Mártir, que, habiendo ido allá desde Italia por evitar la persecución de Diocleciano, y convertido muchísimos a la fe, fue, por los Gentiles enfurecidos, mientras celebraba los divinos Misterios, sacrificado ante el altar y hecho hostia de Cristo. En Iconio de Licaonia, san Curónoto, Obispo, el cual, de orden del Presidente Perennio, decapitado, recibió la palma del martirio. En Alejandría, el triunfo de los santos Mártires Hierónides, Leoncio, Serapión, Selesio, Valeriano y Estratón, que, en tiempo del Emperador Maximino, por la confesión del nombre de Cristo, fueron sumergidos en el mar. En Meri de Frigia, el suplicio de los santos Mártires Macedonio, Teodulo y Taciano, los cuales, en el imperio de Juliano Apóstata, por orden del Presidente Almaquio, después de otros tormentos, puestos sobre parrillas de hierro candente, consumaron gozosos el martirio. En Pavía, san Juvencio, Obispo, de quien se hace mención a 8 de Febrero. Fue enviado por san Hermágoras, discípulo de san Marcos Evangelista, a aquella ciudad, juntamente con san Siro, de quien se hace mención a 9 de Diciembre, y allí predicando ambos el Evangelio de Cristo, y resplandeciendo con grandes virtudes y milagros, ilustraron con celestiales obras aun las vecinas ciudades; y así en la dignidad del Pontificado, con glorioso fin descansaron en paz. En Lyon de Francia, el tránsito de san Sacerdote, Obispo. En Verona, san Silvino, Obispo. En Anderlecht, cerca de Bruselas, en Brabante, san Guidón, Confesor.