7 de septiembre _ Santa Regina, Virgen y Mártir En la antigua Alesia, territorio de Autun, santa Regina, Virgen y Mártir, que en tiempo del Procónsul Olibrio, atormentada con el potro, prisión y teas encendidas, por último, condenada a pena capital, pasó al Esposo. n. degollada hacia el año 286 en Alisia, Borgoña. Patrona de los pastores y las víctimas de tortura. Protectora contra el empobrecimiento. Esta joven virgen, leyendo la vida de los mártires, concibió el ardiente deseo de dar, como ellos, su vida por Jesucristo. El prefecto Olibrio, a quien fue entregada como cristiana, trató de ganarla mediante promesas; pero no pudiendo lograrlo de esta manera, recurrió a los más crueles tormentos. Regina, consolada con la vista de una cruz luminosa que subía de la tierra al cielo, soportó valientemente el martirio en Alisia, de Borgoña, en el siglo III. En Troyes de Francia, san Nemorio, Diácono, y Compañeros Mártires, muertos por Atila, Rey de los Hunnos. En Nicomedia, el triunfo de san Juan, Mártir, el cual, viendo los crueles edictos fijados en la plaza contra los Cristianos, encendido en celo de la fe, los arrancó y rompió con sus manos. Llegada la noticia del hecho a los Emperadores Diocleciano y Maximiano, que se hallaban en aquella ciudad, mandaron descargar en él todo género de suplicios, que el nobilísimo varón llevó con tanta alegría de rostro y ánimo, que ni siquiera se le advirtió señal de tristeza. En Cesárea de Capadocia, san Eusiquio, Mártir, que, en tiempo del Emperador Adriano, acusado de ser Cristiano, fue encarcelado; y puesto poco después en libertad, inmediatamente vendió su patrimonio y repartió parte del precio a los pobres y parte a sus acusadores como a bienhechores. Mas preso de nuevo, y no queriendo sacrificar a los ídolos, de orden del Juez Sapricio, fue cruelísimamente despedazado, y atravesado por una espada, consumó el martirio. En Pompeyópoli de Cilicia, san Sozonte, Mártir, el cual, en tiempo del Emperador Maximiano, arrojado al fuego, entregó su espíritu. En Aquilea, san Anastasio, Mártir. En Orleans de Francia, el tránsito de san Evorcio, Obispo, que fue primeramente Subdiácono de la Iglesia Romana y después, por disposición divina y por la señal de una paloma, fue designado Obispo de la dicha ciudad. En la Galia, san Augustal, Obispo y Confesor. En Capua, san Pánfilo, Obispo. En territorio de París, san Clodoaldo, Presbítero y Confesor.