8 de agosto _ San Juan María Vianney, Presbítero y Confesor de la Fe D. - Blanco San Juan Bautista María Vianney, Presbítero y Confesor, celestial Patrono de todos los Párrocos, de cuyo tránsito se hace mención el día 4 de Agosto. n. 8 de mayo de 1786 en Dardilly (Lyón), Francia; † 4 de agosto de 1859 en Ars, Francia. Patrono de los párrocos y de los confesores. El que habría de ser cura de Ars nació en 1786; tales dificultades encontró en el estudio que, humanamente, no se hubiera esperado que llegara a la ordenación sacerdotal. En 1818, fue encargado de una humilde parroquia de aldea. Habría de hacerla célebre en todo el mundo por las maravillas que en ella obró su celo, tanto en las almas de sus ovejas cuanto en la de numerosos extranjeros que acudían, de todas partes, a confesarse con él para recibir sus consejos y gozar del espectáculo de sus virtudes. El cura de Ars recibió de Dios la gracia de los milagros y el don de leer en los corazones, pero nunca dejó de vivir en la humildad, en la pobreza y en la penitencia. Murió en 1859. Los santos Mártires Ciríaco, Diácono, Largo y Esmaragdo, los cuales, con otros veinte Compañeros, fueron martirizados el 16 de Marzo. Sus cuerpos, sepultados por el Presbítero Juan en la vía Salaria, fueron por san Marcelo Papa trasladados, tal día como hoy, a una heredad de Lucina, en la vía Ostiense, y más tarde llevados a Roma y sepultados en la Diaconía de santa María, en la vía Lata. † decapitados hacia el año 304 en Roma. Se lo invoca contra las posesiones diabólicas y las tentaciones (en especial en el momento de la muerte). San Ciriaco era diácono de la Iglesia romana durante el pontificado de San Marcelo. Recibió la corona del martirio en Roma, en la persecución de Diocleciano, el 16 de marzo del año 304. Largo, Esmeragdo y otros veinte cristianos padecieron juntos. Sus cuerpos fueron inhumados, primero cerca del lugar de su ejecución, sobre la vía Salaria, por el presbítero Juan. Poco después fueron trasladados junto a una granja perteneciente a la piadosa Lucina, en la vía Ostiense, el 8 de agosto. Oración: Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la fiesta de vuestros mártires Santos Ciriaco, Largo y Esmeragdo, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, imitemos el valor de que dieron prueba en sus sufrimientos. Por J. C. N. S. Amén. En Anazarbo de Cilicia, san Marino el Viejo, el cual, en tiempo del Emperador Diocleciano y del Presidente Lisias, fue cruelmente azotado, colgado de un madero y descarnado; y echado finalmente a las fieras, acabó la vida. Igualmente los santos Mártires Eleuterio y Leónidas, que consumaron el martirio en el fuego. En Persia, san Hormisdas, Mártir, en tiempo del Rey Sapor. En Cícico del Helesponto, san Emiliano, Obispo, que, por el culto de las sagradas imágenes, padeció mucho de parte del Emperador León, y al fin acabó sus días en el destierro. En Creta, san Mirón, Obispo, esclarecido en milagros. En Viena de Francia, san Severo, Presbítero y Confesor, el cual desde la India emprendió una trabajosa peregrinación para predicar el Evangelio, y llegado a dicha ciudad, convirtió, por medio de su predicación y milagros, gran muchedumbre de paganos a la fe de Cristo.