7 de agosto _ San Cayetano, Presbítero y confesor de la Fe D. - Blanco En Nápoles de Campania, san Cayetano de Tiëne, Confesor, Fundador de los Clérigos Regulares; el cual, por su extraordinaria confianza en Dios, dio a sus hijos por regla la primitiva forma de vida apostólica, y, esclarecido en milagros, fue puesto por el Papa Clemente X en el número de los Santos. n. octubre de 1480 en Vicenza, Italia; † 7 de agosto de 1547 en Nápoles, Italia. Patrono de los desempleados y de quienes buscan empleo. San Cayetano, nacido en Vicenza, llamó la atención desde su infancia por una inocencia tan grande de costumbres, que se le llamaba el Santo. Como supiera que el Papa Julio II quería elevarlo a las dignidades eclesiásticas, dejó la corte de Roma y fundó una Orden de Clérigos Regulares, llamados Teatinos, a los cuales estableció como regla que nada poseyesen, ni pidiesen y que viviesen únicamente de las limosnas espontáneamente ofrecidas por los fieles. Se consagró a Dios con Pedro Caraffa, mediante votos solemnes. Pedro Caraffa, obispo de Teati, fue después elegido Papa con el nombre de Pablo IV. San Cayetano murió siendo superior de su Orden, en Nápoles, el 7 de agosto de 1547. En Arezo de Toscana, el triunfo de san Donato, Obispo y Mártir, que, según escribe san Gregorio Papa, entre otros milagros, con la oración compuso un sagrado cáliz que habían roto los Gentiles. En la persecución de Juliano Apóstata, fue preso por Cuadraciano Augustal, y rehusando sacrificar a los ídolos, consumó el martirio por la espada. Con él fue también martirizado san Hilarino Monje, cuya festividad se celebra el 16 de julio, cuando fue trasladado su cuerpo a Ostia Tiberina. En Roma, los santos Mártires Pedro y Julián, con otros dieciocho. En Milán, san Fausto, soldado, que en tiempo de Aurelio Cómodo, al cabo de muchos suplicios alcanzó la palma del martirio. En Como, el suplicio de los santos Mártires Carpóforo, Exanto, Casio, Severino, Segundo y Licinio, que por la confesión de Cristo fueron decapitados. En Nísibe de Mesopotamia, san Domecio, Monje Persa, el cual, con dos discípulos suyos, en tiempo de Juliano Apóstata, murió apedreado. En Ruan, san Victricio, Obispo, el cual, siendo soldado en tiempo del mismo Juliano, arrojando, por confesar a Cristo, el cinto militar, fue atormentado por el Tribuno con muchos suplicios y condenado a muerte; pero herido repentinamente de ceguera el verdugo que iba a ejecutar la sentencia, el Santo, sueltas las prisiones, se fue libre. Más tarde, creado Obispo, convirtió con su predicación a la fe de Cristo las indómitas gentes de Morinia y de Henao, y, por último, Confesor descansó en paz. En Chalons de Francia, san Donaciano, Obispo. En Mesina de Sicilia, san Alberto, Confesor, de la Orden de Carmelitas, esclarecido en milagros.