6 de agosto _ Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo D. 2ª. cl. - Blanco En el monte Tabor, la Transfiguración de nuestro Señor Jesucristo. Jesús, habiendo subido al monte Tabor con tres de sus apóstoles, se transfiguró en su presencia. Su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras blancas como la nieve. Entonces aparecieron a su lado Moisés y Elías y conversaban con Él. San Pedro, extasiado por el esplendor insólito de su Maestro, le dijo: “Señor, bueno es estarnos aquí; si os parece, formemos aquí tres pabellones, uno para Vos, otro para Moisés y otro para Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube resplandeciente vino a cubrirlos, y oyose una voz que dijo: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien he puesto todas mis complacencias: ¡escuchadle!”. En Roma, en la vía Apia y cementerio de Calixto, el triunfo de san Sixto II, Papa y Mártir, el cual, en la persecución de Valeriano, muerto con la espada, recibió la corona del martirio. Igualmente en Roma, los santos Mártires Felicísimo y Agapito, Diáconos del mismo san Sixto; Jenaro, Magno, Vicente y Esteban, Subdiáconos. Todos ellos, juntamente con el mismo Pontífice, fueron degollados y sepultados en el cementerio de Pretextato. Padeció también con ellos san Cuarto, según escribe san Cipriano. En Bolonia, el tránsito de santo Domingo, Confesor, que fue Fundador de la Orden de Frailes Predicadores. Este varón, muy esclarecido en santidad y doctrina, conservó sin mancilla perpetua virginidad, y por la singular gracia de sus méritos resucitó tres muertos; y habiendo con su predicación reprimido las herejías e instruido a muchísimos para la vida religiosa y piadosa, descansó en paz. Su fiesta se celebra el día 4 de Agosto por una constitución del Papa Paulo IV. En el monasterio de san Pedro de Cardeña, de la Orden de san Benito, cerca de Burgos, en España, el martirio de doscientos monjes con Esteban su Abad, que por la fe de Cristo fueron muertos a manos de los Sarracenos, y enterrados por los cristianos en aquel claustro. En Alcalá de Henares en España, los santos Mártires Justo y Pastor, hermanos, los cuales, siendo aún niños y aprendiendo a leer, arrojadas en la escuela las cartillas, corrieron espontáneamente al martirio, y al punto mandados prender y azotar con varas por el Presidente Dáciano, exhortándose el uno al otro y animándose a permanecer constantes, fueron llevados a las afueras de la ciudad y degollados por el verdugo. En Roma, San Hormisdas, Papa y Confesor. En Amida de Mesopotamia, Santiago, Ermitaño, esclarecido en milagros.