29 de julio _ Santa Marta, Virgen Sd. - Blanco En Tarascón de la Galia Narbonense, santa Marta, Virgen, hospedadora de nuestro Salvador, y hermana de los santos María Magdalena y Lázaro. † hacia el año 80. Patrona de las amas de casa; mayordomos; empleados domésticos; mucamas; criados; sirvientes; cocineros; dietistas; hosteleros; lavanderas; mujeres solteras; viajeros. Santa Marta, hermana de María Magdalena, tuvo la dicha de recibir a menudo en su casa a Jesucristo. Después de la Ascensión, los judíos la dejaron, con su hermano Lázaro y Santa Magdalena, en una barca sin remos ni timón en el mar; pero Dios les hizo de piloto y los hizo arribar a Provenza. Santa Marta construyó un convento en el que varias jóvenes, movidas por su ejemplo, consagraron a Dios su virginidad. En Roma, en la vía Portuense, los santos Mártires Félix, Simplicio, Faustino y Beatriz, en los tiempos del Emperador Diocléciano; los dos primeros, al cabo de muchos y diversos suplicios, fueron condenados a la pena capital; Beatriz, su hermana, por confesar a Cristo, fue ahorcada en la cárcel. Allí mismo, los santos Mártires Lucila y Flora, Vírgenes, Eugenio, Antonino y Teodoro y dieciocho Compañeros; los cuales, en el imperio de Galieno, consumaron el martirio. Asimismo en Roma, santa Serapia, Virgen, la cual, en tiempo del Emperador Adriano, fue entregada a dos jóvenes lascivos, y no pudiendo ser de ellos burlada, ni después abrasada con teas encendidas, por orden del Juez Dérilo fue apaleada y después degollada. Su cuerpo fue depositado por santa Sabina en el sepulcro que ésta tenía junto a un terreno de Vindiciano; pero la memoria de su martirio se celebra el 3 de Septiembre, en que el sarcófago de ambas fue allí mismo compuesto, y adornado, y aquel lugar consagrado a la oración. En Gangres de Paflagonia, san Calinico, Mártir, el cual, azotado con varas de hierro y atormentado con otros suplicios, finalmente echado en un horno, entregó su alma a Dios. En Noruega, san Olavo, Rey y Mártir. En Troves de Francia, san Lupo, Obispo y Confesor, que, en compañía de san Germán, fue a Inglaterra a combatir la herejía de los Pelagianos, y con su continua oración defendió la ciudad de Troyes del furor de Atila, que devastaba las Galias; por fin, habiendo dignamente desempeñado cincuenta y dos años el cargo sacerdotal, descansó en paz. En la ciudad de Brieuc, en Francia, san Guillermo, Obispo y Confesor. También la dichosa muerte de san Próspero, Obispo de Orleáns. En Todi de Umbría, san Faustino, Confesor. En la ciudad de Mamia, santa Serafina. En Roma, san Urbano II, Papa, el cual, siguiendo las pisadas de san Gregorio VII, resplandeció por el celo de la doctrina y de la religión, y excitó a los fieles cruzados a rescatar del poder de los infieles los Santos Lugares de Palestina. El culto que desde tiempo inmemorial se le tributaba fue ratificado y confirmado por el Sumo Pontífice León XIII.